Imagine que una empresa que dice actuar por altruismo, pero lo hace únicamente con ánimo de lucro, patenta una «cadena genética» y que usted, casualmente, la tiene. Imagine que esa empresa, como usted lleva «su» cadena genética, le denuncia por llevar algo que no es suyo, le dice que está haciendo una ilegalidad y quiere obligarle a entregarles sus prometedores genes para salvar a la humanidad de horribles enfermedades, aunque solo quiere hacer negocio con ellos sin importarle que las pruebas de laboratorio a las que debe someterse terminen matándolo. Imagine que usted, lógicamente, se rebela y que acude a su Administración de Justicia confiado en que le protegerá de una organización mentirosa, sin humanidad, a la que no le importa atentar contra su derecho a la libertad de hacer con su cuerpo lo que quiera y a poner en peligro su vida para conseguir enriquecerse diciendo, siendo mentira, que solo busca mejorar la salud del prójimo. Y ahora imagine que no le protegen y un juez le da la razón a esa empresa. Imagínelo…
Antes de que le entre ansiedad le damos la buena noticia de que esto no ha sucedido nunca, al menos en la vida real, solo en la ficción, en una novela titulada Next escrita por Michael Crichton.
Y ahora imagine que una empresa que dice actuar por justicia social, pero lo hace únicamente con ánimo de lucro, patenta una «marca de organización política» y que, casualmente, esa organización política ya existe y lleva tiempo trabajando para mejorar su ciudad, tiene varios concejales con vocación y propuestas políticas para hacer, desde su visión e ideario, una ciudad mejor para quienes la habitan. Imagine que en las últimas elecciones les votaron más de 18.000 personas y que fruto de su trabajo la gente de su ciudad sabe muy bien quienes son y cómo se llaman. Imagine ahora que en las siguientes elecciones, esa empresa con ánimo de lucro (que dice que no lo tiene), que arrastra un historial de denuncias y juicios por extorsionar a organizaciones políticas con vocación similar, se presenta a las siguientes elecciones, con nocturnidad y alevosía, con el nombre patentado para que quienes votan crean que son quienes llevan cuatro años trabajando en su ciudad, aunque no lo sean, para que quienes están de acuerdo con las propuestas y contentos con el bagaje de quienes llevan cuatro años trabajando por su ciudad, les voten a ellos aunque esos logros y bagaje no sean suyos. Imagine que quienes llevan cuatro años dejándose la piel su ciudad, lógicamente, se rebelan, y que acuden a su Administración de Justicia con la confianza de que les protegerán de una organización «fake», sin militancia, organización, programa político, a la que no le importa atentar contra lo que significa el sistema democrático para conseguir confundir al electorado, llevarse unos votos que nunca le darían, y lucrarse diciendo que «no se trata de ganar la poltrona a toda costa. No se trata de que ganen los de siempre. Se trata de que Gane el Pueblo, la Ciudadanía» (sic). Y ahora imagine que el sistema judicial no les protege y un juez le da la razón a esa «empresa política» (sic), imagínelo…
Pues ahora tenemos que darle la mala noticia de que esto SÍ ha sucedido en muchas ciudades de nuestro país, y en la nuestra, donde el pasado 23 de abril nos encontramos con la sorpresa de que habían presentado una lista con el nombre de “Ganemos Córdoba” que no es, ni tiene nada que ver con la entonces agrupación electoral y hoy partido político Ganemos Córdoba que en 2015 logró convertirse en la 3ª fuerza política de nuestra ciudad en número de votos, que hoy tiene 4 concejales, y está integrado en la coalición Ganemos en Común junto a Equo, Iniciativa por el Pueblo Andaluz y muchas personas activistas procedentes de colectivos sociales.
La coalición instrumental Ganemos en Común recurrió ante la Junta Electoral la clara confusión que supondría para el electorado que hubiese una papeleta con el nombre «Ganemos Córdoba» sin ser quienes se presentaron con ese nombre en 2015 y ahora partido (también con ese nombre) integrado dentro de la coalición. La sensatez se impuso y la Junta Electoral dictaminó que el partido «fake» debía cambiar de nombre o decaería su candidatura. El falso Ganemos recurrió y el Juzgado de Instrucción nº4 aceptó su demanda, con el agravante de que dictaminó que Ganemos en Común NO podía presentarse a las elecciones. Solo quedaba recurrir al Tribunal Constitucional, así lo hicieron sin éxito, ni siquiera el recurso fue admitido a trámite por «no vulnerar ningún derecho fundamental» y Ganemos en Común fue definitivamente expulsado de las elecciones.
Es muy revelador de las intenciones de este partido «fake» que, a pesar de llevar días de campaña electoral, no ha desvelado su programa, no ha hecho ni quiere declaraciones, no ha hecho ni quiere hacer ningún acto público, y cuando le preguntan a la cabeza de esta lista si le han pagado para hacer este papel calla…
En Paradigma Media no somos partidistas, pero sí somos políticos y tenemos muy claro de qué lado posicionarnos, y en este caso lo hacemos para señalar la TREMENDA INJUSTICIA que supone, además de a Ganemos en Común, a la ciudadanía de esta ciudad no poder votar a una opción política que se ha ganado a pulso estar presente en estas elecciones.
Señalamos al Tribunal de Instrucción nº4 y al juez que ha impedido a Ganemos en Común presentarse a estas elecciones municipales por no atender al espíritu de las normas jurídicas y leyes adulterando así la democracia en nuestra ciudad.
Señalamos al Tribunal Constitucional por ni siquiera haber admitido a trámite un hecho tan grave como este que confundirá a parte del electorado y permitirá a una candidatura «fake» presentarse a unas elecciones con el nombre de otra.
Señalamos lo kafkiano y la indefensión que supone que las normas y leyes tengan una interpretación tan dispar según el juez que las aplique. Como muestra el hecho de que en Jerez la marca «fake» haya decaído por decisión judicial y de que en otros lugares, a pesar de permitir a la lista «fake» presentarse con el nombre de Ganemos, se ha permitido presentarse al verdadero Ganemos con otro nombre ¿por qué en Córdoba no?
Señalamos a Julián de Fabián, empresario oportunista y propietario formal (que no moral) de la marca «Ganemos» como responsable de adulterar intencionadamente nuestro sistema democrático con fines espúreos.
Señalamos a las fuerzas políticas que se presentan en la ciudad a estas elecciones que con su silencio, o con la boca pequeña, avalan que descomunal fraude democrático pueda permitirse.
Alabamos a Izquierda Unida, PSOE y Podemos que han denunciado este ataque a la democracia y han manifestado su apoyo a Ganemos en Común en esta triste situación. Un apoyo loable pero nos habría gustado mayor contundencia en el mismo, como la suspensión de sus campañas electorales durante algún o algunos días o haber promovido una declaración institucional en el Pleno del Ayuntamiento de condena a este partido «fake».
Nos solidarizamos con Ganemos en Común y compartimos su indignación ante esta flagrante adulteración de nuestras elecciones municipales, que las gane quien las gane, las ha perdido la democracia.
Y por último, no vamos a llamar para decir a quien hay que votar, pero en este caso SÍ vamos a decir a quien NO HAY QUE VOTAR, y no se debe votar, si crees en la democracia, al partido «fake» que ha suplantado al verdadero Ganemos Córdoba.
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