En estos días en los que es fácil dejarse llevar por el consumismo y participar de manera inconsciente en actividades que suponen un gran impacto para el planeta, desde EQUO llamamos a practicar unas Navidades sostenibles en las que se disfrute de lo importante sin perjudicar al planeta o los animales.
En este sentido, es importante evitar la pirotecnia y los petardos, que causan ansiedad y estrés al bienestar de colectivos altamente sensibles como son personas con trastorno del espectro autista (TEA), síndrome de Asperger, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y personas altamente sensibles (PAS), personas enfermas y especialmente, a los animales, por ello proponemos a los ayuntamientos regular el uso de los petardos, y hacemos un llamamiento a la ciudadanía para que se apueste por otro tipo de diversión.
Igualmente importante en estos días es tomar conciencia sobre el consumo, evitando las compras compulsivas tanto en lo que se refiere a regalos –apostemos mejor por cosas originales, artesanía, comercio justo y comprar en el comercio de barrio y cercanía- como en lo referente a comida. El impacto en el planeta –además de en nuestra salud- de un alto consumo de carne está más que comprobado, por lo que desde EQUO te invitamos esta Navidad a apostar por recetas alternativas, evitar las sobras, y tener en cuenta la reutilización y adecuada gestión de los recursos generados.
Puede ser un buen momento para iniciarse en el compostaje doméstico, y se puede tirar de imaginación para que el intercambio de regalos no dé lugar a montañas de papel en la basura, apostando por otro tipo de envoltorios.
Para la clásica decoración navideña también podemos elegir también el reciclaje y la reutilización, evitando contribuir a la contaminación lumínica que se multiplica en estos días y aprovechando la tradición de decorar para fomentar nuestra creatividad y pasar un rato en familia o entre amistades creando nuestros propios adornos.
Y, para compensar la huella de carbono de estas fiestas, nada mejor que plantar un árbol en una zona cercana que contribuya a mitigar las emisiones que, irremediablemente, hayamos propiciado en estos días, sobre todo si el de Navidad que hemos usado era real. Podemos hacerlo nuevamente en familia o con nuestras amistades, aprovechando para pasar un día de convivencia y cerrar de la mejor manera unas fiestas que, al fin y al cabo, deberían ir de eso, de compartir y convivir, no de consumir.
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