Si hay un movimiento que ha calado en la sociedad, en la inmensa mayoría de la sociedad, ese es el feminista. Ayer, 8 de marzo, un 8 de marzo más, las calles se llenaron de alegría (a pesar de la dureza de lo que se reivindica), de rebeldía, de lucha. Se llenaron de morado, de mujeres, pero también de hombres. De mucha juventud, muchísima. Pero también de gentes de todas las edades. Lo que sí parece que está cada día más claro es quienes son la minoría, por mucho que tengan grandes altavoces mediáticos e incluso votos. Salvo el partido que puede cambiar entre la extrema derecha y la derecha moderada en función de lo que más le convenga en según qué momento, el resto de la derecha, ultraderecha y el nacionalcatolicismo se ha decantado ya claramente por las posiciones negacionistas. Igual que lo hacen con otras lacras de la humanidad: el cambio climático, la pobreza, la guerra, las injusticias, la falta de derechos básicos, en fín.
Ayer, un año más, las calles de toda España, de todo el mundo, de nuestra ciudad, se llenaron de gente contra la violencia machista, contra el terrorismo que cada año acaba con la vida de más de cien mujeres (sí, sólo de mujeres). Contra la desigualdad, contra un patriarcado instalado en la médula de un sistema social y económico, aunque es evidente que, a base de tesón, lucha, firmeza y rebeldía, hay avances con toda la pinta de que no tendrán vuelta atrás, a pesar de que la gama cromática política que va desde el naranja al verde pasando por el azul recorten ayudas, dediquen miserias a políticas de igualdad, o quieran implantar un veto parental que no busca sino eso, frenar los avances que años de lucha han conseguido.
Esta semana la comunidad educativa y el movimiento feminista han mostrado el camino. Son épocas de luchas sectoriales, de reivindicaciones diversas. Tendremos que asumirlo así para, sin quitar ni el más mínimo ápice de protagonismo, se vayan uniendo luchas con un mismo enemigo. De momento, el movimiento feminista está fuerte. No parece tener ningún enemigo temible (por más que los haya y ¡vaya que si los hay!) que él mismo. Ha demostrado durante años que la búsqueda de lo que une es la mejor manera de avanzar en cantidad de apoyos y, también, en conseguir cosas que no unen tanto. Necesitamos que sigan así. Necesitamos que sean el ejemplo, el espejo donde mirarnos toda la sociedad. Y seguro que lo seguirán siendo.
Os dejamos aquí una pequeña galería de fotos y vídeos del recorrido de la manifestación de ayer en Córdoba, buscando sobre todo, expresar la fiesta de la reivindicación que se vivió, y algunas de las pancartas llamativas y ocurrentes que portaban las manifestantes.
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