¿Hasta dónde estás dispuesta/o a llegar para alcanzar la felicidad?
En esta ocasión, cabe hacer una pequeña reseña sobre Little Joe, un filme que deambula entre los géneros del drama psicológico, el thriller y la fantasía distópica y que está plagado con toques de humor negro y dilemas morales y éticos que no dejarán al espectador o a la espectadora indiferentes tras su visionado. No vas a ser capaz de empatizar con los -vacíos- personajes pero la película va a calar en ti, en tu conciencia -a modo de semilla-, ya que formula preguntas que nunca responde.
El quinto largometraje -y primero en lengua inglesa- de la directora austriaca Jessica Hausner -recordemos Lovely Rita (2001), Hotel (2004), Lourdes (2009) y Amour Fou (2014)- fue presentado en el 72º Festival de Cannes, pasando también por festivales como el de Sevilla y Toronto. En él acudimos a la historia de Alice Woodard (Emily Beecham), una fitogenetista que trabaja en el laboratorio de biotecnología Planthouse y que junto a sus compañeros, especialmente junto a Chris (Ben Whisham), ha creado una nueva especie de flor transgénica capaz de tener un valor terapéutico. Little Joe -como Alice bautiza a la planta-, solo necesita que alguien la riegue con regularidad, que la proteja de temperaturas extremas y que le hablen -sí, que le hablen-, para soltar una fragancia -plagada de oxitocinas- que provoca en aquella persona que lo huela, la felicidad -puramente artificial-. Pero no todo es tan idílico y la planta no es tan inofensiva como parece, llegando a provocar poco a poco una mutación en aquellos que inhalan sus esporas, una especie de virus patógeno y silente que vuelve a los humanos casi automáticos, los cuales pierden sus sentimientos auténticos y actúan como marionetas que se representan a sí mismas cuya única función es ayudar a la supervivencia de esta infértil flor roja.
Little Joe se trata de una obra polisémica y plagada de crítica social que pone en la gran pantalla temas como el hecho de jugar a ser Dios y por tanto, de los límites éticos de la manipulación genética; pero también plantea la problemática de las madres solteras que tienen que elegir entre pasar más tiempo en casa con sus hijos o anteponer sus aspiraciones profesionales. Y es que, nuestra protagonista es adicta al trabajo pero se siente muy culpable, tiene miedo de perder la relación con su hijo Joe y, puede que en el fondo -tal y como le indica su extraña psicoanalista- tenga cierto deseo inconsciente de que este desaparezca de su vida -sobre todo el nuevo y distante Joe-. Tampoco cabe olvidar el hecho de que se trata Alice trabaja en laboratorio comercial que, pese a no haber realizado las pruebas de alérgenos pertinentes, quiere lanzar esta nueva flor en el mercado antes de tiempo, ya que cuenta con grandes perspectivas económicas, planteando así el dilema de la alineación y de cómo ciertas empresas miran hacia otro lado para ganar dinero -atención a la canción de los títulos de crédito finales Hapinessbusiness (Markus Binder), la cual resume la obra a la perfección-.
Un filme de estilo minimalista y de carácter independiente con un ritmo inquietante casi sarcástico en el que no solo destaca la configuración de unos personajes enigmáticos y plagados de sombras que jamás llegarás a conocer al completo, sino el uso de la paleta de colores muy llamativos -no olvidemos el vestuario extravagante de la protagonista-. De igual forma, destaca el uso de una provocativa -e incluso desagradable a veces- banda sonora y el movimiento que realiza la cámara en algunas secuencias. Unos planos casi poéticos -e hipnóticos- llenos de vacío y suspense -al igual que la psicología de los personajes- mediante el uso del fuera de campo, mostrándonos mediante estos travellings unos ambientes geométricos y fríos y en definitiva, unas escenas -y conversaciones- que nos van a generar dudas sobre la realidad de lo que vemos, aproximándose en cierta medida -sobre todo, por el uso del sonido-, al cine experimental-.
Por último, cabe recordar que la sutil fábula social y psicoanalítica de Hausner -a modo de cuento de terror- que trata la perturbadora desnaturalización a la que estamos sometidos en la sociedad actual nos recuerda a otras obras, ya sea por su temática o estética, como The innocents (Jack Clayton, 1961), Invasion of the body snatchers (Don Siegel, 1956 y Philip Kaufman, 1978), The little shop of horros (Roger Corman, 1960 y Frank Oz, 1986), Beverly Hills body snatchers (Jonathan Mostow, 1989), El protegido (M. Night Shyamalan, 2000), The lobster (Yorgos Lanthimos, 2015), Lamb (Valdimar Jóhannsson, 2021) o la serie Sweet Tooth (Jim Mickle y Beth Schwart, 2021).
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