La Asamblea Antinuclear de Córdoba convocó el pasado día 9 una concentración en conmemoración del 78 aniversario de los trágicos bombardeos atómicos sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, llevados a cabo por el ejército estadounidense el 6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente. Este acto devastador, que provocó la pérdida inmediata de aproximadamente 120.000 vidas y dejó a otras 200.000 personas heridas o afectadas por la radiación, sigue siendo un sombrío recordatorio de los horrores de la guerra y de los peligros de las armas nucleares.
A medida que el tiempo ha avanzado, ha quedado al descubierto la falsedad de los argumentos utilizados en aquel momento para justificar estos actos atroces. Aunque inicialmente se argumentó que estos bombardeos eran necesarios para poner fin a la Segunda Guerra Mundial y evitar mayores pérdidas de vidas, la comunidad internacional ha ido descubriendo la verdadera motivación detrás de esta devastadora masacre. Se ha demostrado que el imperio japonés ya estaba dispuesto a rendirse, y que los bombardeos tuvieron un propósito más oscuro: probar los efectos letales de las bombas atómicas y enviar una advertencia a la Unión Soviética.
La Asamblea Antinuclear de Córdoba «denuncia enérgicamente la lógica del terrorismo nuclear, que busca amedrentar a los adversarios mediante la creación de un daño irreparable. Esta misma lógica ha justificado ensayos nucleares en diversas partes del mundo, causando efectos perjudiciales para la población y el medio ambiente. Además, hoy en día, vemos flotas de submarinos cargados con misiles nucleares surcando mares y bases militares albergando armas de destrucción masiva«.
Para este grupo de colectivos, la carrera armamentística «insensata y peligrosa» no solo no resuelve los conflictos internacionales, sino que los perpetúa y agrava. Por ello, exige al Gobierno español que «se aleje de las imposiciones del imperio estadounidense y ratifique el Tratado Internacional sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, respaldado por 122 países miembros de las Naciones Unidas«.
Además de abundar en los riesgos asociados con el uso militar de la energía nuclear, también hacen hincapié en los peligros del llamado «uso civil» de esta tecnología. La contaminación radiactiva resultante de la energía nuclear tiene consecuencias perjudiciales para la salud y el medio ambiente durante siglos. Los desastres nucleares de Chernobil y Fukushima siguen siendo recordatorios impactantes de los peligros inherentes a esta tecnología.
En este contexto, «la Asamblea Antinuclear de Córdoba insta al Gobierno español a adoptar medidas concretas, como el cierre de los reactores nucleares en funcionamiento en el país y la implementación de un plan para cerrar de manera segura el cementerio nuclear de El Cabril en la provincia de Córdoba. Esta acción es esencial para garantizar la seguridad y el bienestar de la población y del medio ambiente«.
Bajo los lemas «Hiroshima y Nagasaki nunca más«, «Fukushima y Chernóbil nunca más«, «Cierre del cementerio nuclear del Cabril» y «Energía nuclear, ni civil ni militar«, la Asamblea reiteró su compromiso con la paz y la seguridad global.
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