El lince ibérico ha pasado de menos de 100 ejemplares a principios de siglo a superar los 2.000 este año. El éxito del programa de conservación de la especie es una buena noticia, fruto de la cooperación entre las administraciones públicas, centros de investigación y asociaciones ecologistas. La ciudadanía ha tomado conciencia de la importancia de la conservación de nuestra biodiversidad y el lince ha sido un símbolo.
Pero, para Ecologistas en Acción Andalucía, no todos son luces en la recuperación de las poblaciones de linces. Perviven sombras que no se deberían obviar si se quiere que el éxito sea mayor y que el lince vuelva a estar presente en toda Andalucía, cumpliendo su importante función ecológica: equilibrar los ecosistemas, manteniendo a raya a otros depredadores generalistas como el zorro, y controlando el número de conejos donde puedan suponer un problema por sobreabundancia.
Una de las debilidades del programa de recuperación del lince, a juicio del colectivo medioambientalista, es su excesiva dependencia de la cría en cautividad para compensar las muertes por causas no naturales, como los atropellos en pistas y carreteras, su principal causa de muerte, y las muertes por disparos.
Otra debilidad es la falta de conejos en los espacios en los que el hábitat es más propicio para la conservación de la especie, diezmados por las enfermedades introducidas de manera involuntaria, por lo que se precisa alimentación suplementaria para conservar las poblaciones de linces. Paradójicamente, la Junta de Andalucía sigue aprobando órdenes de emergencia cinegética por abundancia de conejos en muchas comarcas agrícolas, permitiendo la caza de conejos en periodo de veda por supuestos daños a la agricultura.
El futuro del lince no estará garantizado hasta que no se rompa su dependencia de estos artificios.
Para ello se precisa ampliar los hábitats en los que la especie puede prosperar, entre ellos los espacios agroforestales como son las riberas y las vías pecuarias en entornos agrícolas, en los que los linces tienen comida garantizada. Y eso implica renaturalizar estos espacios de dominio público en su integridad, y así facilitar zonas de refugio y reproducción a la especie.
Ecologistas en Acción se congratula de la recuperación de una especie que estuvo al borde de la extinción, pero considera que estas medidas y esfuerzos se deberían haber aplicado a otras especies, como el lobo, y no se hizo, por lo que hace tan sólo una década se extinguió en Andalucía. Por eso, entienden que la recuperación de los depredadores del bosque mediterráneo debe ser un objetivo prioritario en Andalucía, pues permitirá volver a equilibrar los ecosistemas, controlar las poblaciones de jabalíes y cerdos asilvestrados, reducir la expansión de epizootias e, incluso, realizar una selección positiva de sus presas en contra de la negativa que realiza la actividad cinegética.
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