Laura Carmona
“La gordura como insulto supremo, como condición excluyente, como defecto ético, moral, científico. La gordura como instrumento del capitalismo consumista (dietas, gimnasios, píldoras, medicamentos. La gordura y su dimensión histórica. La gordura como instrumento de opresión social.” Masa Crónica
Gordofobia: odio hacia los cuerpos que no responden a patrones corporales normativos. Gordofobia internalizada deseando ser siempre más delgada, juzgando cuerpos gordos, deseando solo cuerpos normativos. Gordofobia cuando sin conocerte te acusan de descuidarte, te insultan bajo el pretexto de que es por tu salud. Asumir que un cuerpo gordo es un cuerpo enfermo, mientras que un cuerpo delgado es un cuerpo saludable. El cuerpo gordo no cuadra en una sociedad marcada por la obsesión por el cuerpo ideal, por cuerpos atractivos, eróticos, deseables. Desafía y por ello es marcado como un fracaso, parece llevar implícito no poder controlarte y un autoestima baja.
Pero podemos ser gordas sexi, ahora nos dicen dónde si pueden estar nuestras carnes para resultar atractivas, para no incomodar y formar parte de este mundo obsesionado con la imagen femenina. Tu carne donde luce sugerente, no donde la tengas. Basta de normas de qué es lo válido como si hubiera cuerpos inválidos que deben desaparecer. Que todo lo que haga se enfoque a perder peso, si cuido mi alimentación se presupone que lo hago para adelgazar. Si hago ejercicio oigo lo delgada que me pondré. Siempre a la espera de que bajes de peso para acceder a lo normativo. “Los cuerpos delgados son cuerpos legitimados y privilegiados en una sociedad <delgada>” sentencia La Cerda Punk. Defendamos los cuerpos que habitamos los márgenes como cuerpos igualmente válidos y hermosos.
Pati Tornado
Las gordas nunca fuimos plato de buen gusto y a menos que no pusieras cara de perra y tu personalidad fuera arrolladora a los ojos del mundo eras la gorda zampabollos. He aprendido a mirar de profundis cualquier punto más allá del infinito y dejar de escuchar las estupideces de mis amigas con respecto a barrigas, abdominales y alimentación extraordinaria, qué sabrán- me digo. La belleza es disonante. ¿Bailas moviendo la cabeza hasta marearte? ¿Caminas y cierras los ojos en líneas rectas sin obstáculos y con el sol en la cara? Entonces hablamos el mismo idioma. Todo lo demás me parece absurdo. Pisar el suelo sin fuerza es no saber hacia donde caminan tus pies. Es un desatino creerse diferente y no cuestionar cosas tan banales como la superficie, de qué sirve entonces la intensidad sí sólo miramos cuerpos desconocidos atribuyéndole belleza a un quizás hijo de puta, quizás no pero es a la larga un buen ejemplo
Alejandro Redondo
A mí no me afecta pero es subir una foto y mis colegas van directos a reflejar si estoy gordo. Entre los tíos tenemos confianza para decirnos esas cosas pero si te duele te hace polvo. En mi gremio dentro de las orquestas donde la imagen parece que va delante de la voz, si eres hombre puedes compensarlo con carisma y buena voz y aún así te contratan menos, pero si eres mujer directamente no consigues trabajo si no cumples los estándares de belleza. Yo siento que tengo que responder a lo que se espera de una persona que es la imagen de empresa y me resulta muy difícil camuflar la barriga dentro de ropa para que no se note, intento disimular mi cuerpo. En las épocas en las que estoy más canijo todo es más fácil, tengo mucho más trabajo, cuido más mi vestuario, me siento más cómodo cuando no parezco un “gordo total”.
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