Entre 1993 y 1994 la Editorial «Alianza Cien» se propuso sacar una colección grandes obras de la novela y el ensayo a precios populares para hacer la cultura accesible. Una época en la que internet todavía suponía quedarse sin teléfono un rato largo y pagar una factura bastante larga.
Libros con obras de Joyce, obras de grandes maestros de la música o Carmen Martín Gaite se comercializaban en un formato pequeño (tamaño A6, 10,5 cm x 14,8 cm) siendo uno de los precursores de los formatos «de bolsillo» y por el tamaño, casi del e-book (sí, suena un poco pretencioso). En esta ocasión, uno de esos libros que poblaban la estantería de la biblioteca de mis padres, me llamó la atención, se trataba de «Animales en General» de Gerald Durrell.
Para todas aquellas personas que les gusten las series, es el momento de enviaros rápidamente a Amazon Prime, a que disfrutéis de la maravillosa «Los Durrell», serie de la ITV Británica que adapta tres ensayos biográficos del propio Gerald Durrell que relatan su infancia y juventud en la isla griega de Corfú, donde de forma experiemental y lúdica, un niño Gerald empezó a fascinarse por la vida animal y todas sus expresiones, mientras su familia tenía que enfrentar estrecheces económicas y el choque cultural del mundo británico y mediterráneo.
En el caso que nos ocupa, esta edición de Alianza 100, nos trae el libro «Animales en General», una compilación de varias intervenciones en la BBC (1958) en las que el naturalista desgrana capítulos sobre el comportamiento sexual-reproductivo en especies de pájaros, la dominación de territorios y espacios como si un reportero de guerra se tratase, o incluso como el murciélago fue precursor del sónar, en uno de los mejores pasajes de «storytelling» que la obra reúne, al emplear el modelo de «le conté a un extraño una anécdota» para hacer una estupenda descripción de como estos mamíferos emplean los ultrasonidos para localizarse.
El libro concluye con uno de las primeras descripciones de los zoológicos como centros de conservación y recuperación de especies de los que se tenga constancia, haciendo ver que siempre hay un espacio a la esperanza y a la defensa de estos espacios de conservación, protección y estudio del resto de seres vivos que comparten el planeta con nosotros.
No es extraño que, conociendo la obra de nuestro personaje destacado de hoy se tracen líneas paralalelas entre ambos, entre un naturalista de fuste cuya fundación sigue hoy en día coordinando proyectos a nivel mundial para la defensa y protección de especies.
No dejen de leer a JK Rowling, pero también, acérquense a la figura de un naturalista cuyo trabajo se centró en mejorar el concepto del Zoológico hacia un espacio que, como reflejó en su libro «Stationary Ark»:
- Un zoológico debe ser una reserva para especies en peligro de extinción que necesiten cría en cautividad para su supervivencia como especie.
- Resuelta esa situación, la educación general y especializada deben ser sus objetivos secundarios.
- Una vez recuperado el individuo o su población, se debe de reintroducir la especie en su hábitat natural.
- La presencia de un animal en un zoológico debe ser un último recurso, siempre debe prevalecer el mantenerlos en su propio hábitat.
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