Mi viaje a Palestina ha sido una de las experiencias más aleccionadoras de mi vida.
Volvía de los Territorios Ocupados Palestinos cuando el gobierno israelí asesinaba a nueve cooperantes y un periodista tras asaltar, en aguas internacionales, a la «Flotilla de la Libertad«, en la que viajan más de 600 activistas pro palestinos y unas 10.000 toneladas de ayuda humanitaria para Gaza.
Justo al bajar del avión tenía varias llamadas perdidas del periodista Ramón Medina. Por aquel entonces la Televisión Municipal emitía, bajo su dirección, el programa semanal “La Noche Solidaria”, y quería que yo le contase de primera mano lo acontecido.
Nada más lejos de la realidad. Yo estaba intentando encajar las muchas vivencias de mi corta estancia en Palestina, de unos escasos diez días, cuando, desconocedora de lo que Ramón me contaba, me quedé conmocionada. Quedamos en que me entrevistaría en cuanto llegase a Córdoba desde Madrid y en esa conversación vomité, de manera desordenada y muy visceral, los sentimientos aún por sentir, los pensamientos aún por pensar y las reflexiones aún por reflexionar….
En aquellos entonces, y antes de este viaje, cuando escuchaba la palabra Apartheid, la asociaba directa y exclusivamente con Sudáfrica….por eso la primera vez que la escuché en relación al pueblo palestino, me sorprendió. Perdonen mi ignorancia.
Por mi trabajo he conocido pueblos que viven situaciones complejas de pobreza extrema, vulnerabilidades múltiples, democracias fallidas,… pero me costaba entender lo que empezaba a conocer en los Territorios Palestinos Ocupados… hasta que le pude poner nombre… que importancia tiene el lenguaje
El termino Apartheid, literalmente «separación” en afrikáans, nace para denominar al sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia vigente hasta el año 1992. Pero, desgraciadamente, su utilización se amplia ahora para nombrar la segregación de un grupo humano por razones étnicas, culturales o sociales.
El primer día en Jerusalén nos llevaron a una zona alta, en las afueras, desde donde veíamos varias de las colonias o asentamientos judíos, algunos de ellos en plena construcción. Nos explicaron cuales eran los diferentes derechos de la población palestina que se vulneraban, sistemáticamente, para que esos asentamientos, muchos de ellos ilegales, se pudiesen materializar: confiscaciones masivas y obligatorias de bienes (terrenos, viviendas), traslados forzosos a otras zonas o territorios, construcción del famoso muro para circundar y proteger a estas colonias judías.
La construcción del muro vulnera otro de los derechos fundamentales de los y las palestinas, su libertad de movilización, y, con su existencia, se justifica el aumento de los controles del ejército israelí.
El control de la movilidad de la población genera efectos negativos en todos los sectores de la vida: familiar, social, económico, educativo, sanitario,…
Conocimos una asociación de mujeres en Nablus que solicitaban material didáctico para dar estabilidad a la educación formal de sus hijos e hijas, ya que el acceso diario a la escuela no estaba asegurado, y muchos días no podían trasladarse a ella.
Conocimos a comerciantes de Hebrón que sufrían la incertidumbre diaria de si podrían abrir sus negocios, algunos de productos perecederos
Conocimos a productores y productoras del campo y la ganadería que veían como no podían a atender sus huertos y animales, ya que estaban al capricho de lo en ese día el check point mandase.
Conocimos a hijos, hermanas, padres, sobrinas,… que no podían visitar a su familiares o que, de pronto, tenían que cubrir grandes distancias a través de rodeos para poder verlos un rato.
Conocimos a familiares de personas enfermas que no llegaron a ser atendidas por denegarles el paso al hospital.
Conocimos a judíos y judías de cualquier parte del mundo que emigraron a Israel y recibieron, al instante, la nacionalidad y todos los derechos asociados…(¡hay que llenar esos asentamientos!) Mientras que se deniega el regreso a la población palestina expulsada en 1948 o a sus descendientes.
En ese año ya estaba bastante avanzado ese otro muro de la vergüenza al que Israel llama, sin vergüenza alguna, valla de seguridad. Pero descubrimos que cualquier cosa era utilizada como muro, como separación, como instrumento de apartheid…
En ese año también se estaba terminando, después de muchos retrasos, la primera fase del tranvía de Jerusalén… ¡¡¡otro muro más!!! y que también supuso la incautación forzosa de tierras palestinas y, en su caso, la expulsión de sus residentes.
El derecho internacional prohíbe que se construyan infraestructuras permanentes en los Territorios Palestinos Ocupados que perpetúen los asentamientos ilegales. Es por ello, y por las múltiples campañas de boicot secundadas por muchas asociaciones y ciudadanía, que muchas empresas (la canadiense Bombardier, la australiana Macquarie, la alemana Siemens, o la francesa Alstom) se retiraron de su ejecución por miedo a incumplir la legalidad o, sobre todo, por el daño que podría sufrir su imagen corporativa.
…Pero ahí tenemos, ahora mismo, a la empresa guipuzcoana CAF trabajando en la construcción de la segunda línea del tranvía de Jerusalén, que pretende conectar las colonias ilegales en Jerusalén Este con el núcleo urbano, y que segregará de la ciudad los barrios palestinos.
Ya han pasado muchos años de mi visita a Palestina.
En el año 2018 la principal organización internacional de derechos humanos, Human Rights Watch, denunciaba internacionalmente el régimen israelí como un sistema de apartheid. Lo hacía como respuesta a la aprobación por parte del parlamento israelí de la Ley del Estado Nación Judío, mediante la cual se determinaba que, solo y exclusivamente, Israel es el Estado del pueblo judío, que solo el pueblo judío tiene derecho a la autodeterminación, y que la judaización de todo el territorio es un objetivo nacional.
La impunidad internacional de Israel sigue siendo manifiesta… hasta el punto de permitirse abiertamente a negar la vacuna contra el Covid 19 a la población palestina, mientras vacuna a la población judía de las colonias asentadas ilegalmente en ese mismo territorio, y alardea internacionalmente de sus éxitos de vacunación.
De todo esto me acordaba estos días al leer en las noticias que Amnistía Internacional ha publicado, en este mes de febrero, el informe “El apartheid israelí contra la población palestina: Cruel sistema de dominación y crimen de lesa humanidad”. En esta documentada investigación detalla cómo Israel impone un sistema de opresión y dominación a la población palestina en los lugares donde tiene el control de los derechos de ésta.
Y es entonces cuando me vuelven los sentimientos aún por sentir, los pensamientos aún por pensar y las reflexiones aún por reflexionar….
Un abrazo Amparo, amiga.
0 comentarios