Desmiente con datos que estemos viviendo una crisis descontrolada, invasiones imparables o supuestos efectos llamada.
En las últimas semanas han llegado a nuestra ciudad varios grupos de personas migrantes subsaharianas que, tras arribar a las costas andaluzas, no pudieron ser atendidas en centros de las provincias de Almería, Cádiz o Málaga. Dejando a un lado la dudosa legalidad de algunas de las circunstancias que se están dando en la “acogida” de estas personas (en ocasiones privadas de libertad en lugares no habilitados para ello o superando el periodo máximo de 72 horas legalmente establecido) que la APDHA ya ha denunciado, quisiéramos poner de relieve nuestra preocupación por el alarmismo social injustificado que están generando irresponsables declaraciones políticas y mediáticas sobre esta situación. Con este comunicado pretendemos hacer llegar a la ciudadanía cordobesa la verdadera realidad migratoria de nuestra ciudad, país y continente, desmintiendo de forma breve, concisa y con cifras los principales “bulos” que fomentan un peligroso caldo de cultivo para el racismo y la xenofobia:
-“Estamos viviendo este año una llegada a Europa de inmigrantes por vía irregular sin precedentes” FALSO. Todo lo contrario, el año 2018 sigue la tendencia de reducción drástica de llegadas a través del Mediterráneo de los últimos años. Según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), desde el punto de inflexión de llegadas del año 2015 (más de un millón de personas), en lo que llevamos de 2018 apenas rebasan las 70.000. Haciendo una proyección a final de año, alcanzaríamos unas 100.000 entradas, lo que representa un descenso del 90% respecto a 2015.
-“El número de llegadas en España durante 2018 no tienen comparación con otros años”. FALSO. Aunque efectivamente las entradas por vías irregulares por la frontera sur española en 2018 (23.000 personas) han supuesto un aumento reseñable respecto a los años inmediatamente anteriores, todavía están lejos de las más de 41.000 del año 2006.
-“Decenas de millones de personas subsaharianas están esperando la oportunidad de entrar e instalarse en España”. FALSO. España es un mero país de tránsito de las migraciones subsaharianas, así lo demuestra el Instituto Nacional de Estadística (INE), que refleja que entre las 15 primeras comunidades nacionales de residentes extranjeros en España no hay ningún país subsahariano.
-“Existe un grave efecto llamada tras las últimas decisiones del nuevo Gobierno español en materia migratoria, que se relaciona directamente con el aumento de entradas irregulares en España el presente año”. FALSO. En el año 2017 ya se vivió un aumento significativo, relacionado con múltiples factores (cierre de las vías del Mediterráneo oriental y central, deterioro de la situación en Libia, la utilización política de Marruecos de su papel de “gendarme” fronterizo de Europa…). Respecto a las políticas migratorias y de fronteras del nuevo Gobierno, desgraciadamente no se han producido grandes cambios respecto al anterior Ejecutivo del Partido Popular. A modo de ejemplo, indicar que se siguen produciendo devoluciones en caliente en las vallas de Ceuta y Melilla o que el Gobierno del PSOE ha decido mantener el recurso ante el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos contra la condena al Estado español por dichas prácticas, interpuesto por el Ejecutivo del PP.
-“En los últimos años se ha incrementado mucho la población extranjera en la provincia de Córdoba”. FALSO. A 1 de enero de 2018, de los/as 786.463 cordobeses/as, tan solo 22.828 eran extranjeros/as (apenas el 2,9% de la población, cuatro veces menos de la media nacional, que es el 9,8%)
Podríamos añadir varias informaciones más igualmente carentes de todo fundamento sobre la supuesta “crisis” que se está viviendo en las fronteras españolas. Con este comunicado hacemos un llamamiento a la ciudadanía cordobesa para que ante esta avalancha de manipulación y desinformación en materia migratoria agudicen más que nunca su sentido crítico, y también a responsables políticos y medios de comunicación para que vuelvan a la senda del sentido de Estado y el rigor profesional informativo, dejando con ello de fomentar el riesgo de indeseables conductas racistas y xenófobas.
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