Los barrios de esta ciudad se mueren poco a poco, unos más que otros como siempre, y lo hacen de muchas formas, tantas como tipos de violencia hay.
Se mueren si se desmantelan sus centros cívicos donde ya no se atiende a la ciudadanía y hay que peregrinar hacia otros donde a lo mejor tampoco te pueden ayudar porque no hay recursos y es por esto que, entre otras cosas, nadie coge el teléfono y ¡que llegue el que pueda!. No parece muy cívico.
También se mueren los barrios sin espacios verdes donde respirar o pasear o estar. Donde las vecinas mayores, medianas y pequeñas puedan hablar a la sombra, jugar, leer y hacer vida en su barrio. No hay lugar para las relaciones intergeneracionales ni para otras … no parece psicosaludable.
Mueren los barrios cuando la visión cochecentrista se apodera de todo, cuando no se limpia, no se planta, cuando se cortan los árboles por la mitad y se abandona el cuerpo del delito por años sin posibilidad de plantar más. No es bioresponsable.
Las tiendas de barrio sobreviven como peces sin agua luchando por no ser tragadas por los grandotes que nadan a sus anchas imponiendo sus normas y costumbres … no parece democrático.
En los barrios más empobrecidos proliferan las casas de apuestas como las bacterias que van a un caldo de cultivo favorable. Esto es, zonas con mucho desempleo, poco futuro digno y tiempo libre lleno de desesperanza. No parece legal.
Sumadas estas y cientos de violencias más, podemos hablar de la violencia estructural y administrativa que los barrios, y por categorías ancestrales, sufren diariamente sin que hayamos encontrado la manera de acabar con ello.
En un laboratorio civil para imaginar nuevas formas de acción y protesta me imagino no pagando ni un impuesto más mientras no revierta en la dignidad de quien lo paga y del que no lo puede pagar también.
Soñar es gratis debajo de la morera superviviente del quiosco (supersuperviviente) de mi barrio … pero a lo mejor la acción llega soñando porque la realidad, a veces, además de increíble, es insoportable.
Por un barrio humano, verde y accesible.
Hola Keka… totalmente de acuerdo con tu reflexión, me ha gustado mucho como refieres en cada cierre de párrafo el aspecto en concreto que vulnera y si, definitivamente es una violencia estructural y administrativa. Y me sumo al 100% al laboratorio civil, que grande!!!!, lo siento una gran y necesaria idea. Gracias por tu reflexión y aporte. Un abrazo
Pd: ¿Como hacemos para el laboratorio????
Keka, tu análisis es indiscutible e impecable, solo nos queda movilizarnos para lograr cambios 😉
Muy buena descripción de cómo se van degradando los barrios!
Es tal como explicas Keka!
Lo que yo creo que puede ayudar a revertir esta triste situación es una asocian vecinal fuerte y movilizaciones! A la calle a reclamar un barrio con servicios y zonas verdes!
En primer lugar, gracias Keka, por ser voz de tanta gente que sufre una cotidianeidad cutre, en barrios que se están convirtiendo casi en guetos. Eso sí, todos tenemos algo que hacer al respecto, ya que las instituciones públicas nos abandonan, unirnos y dar luz como vosotros hacéis y que las propias asociaciones sean para todos los vecinos.
A veces cuando dices en qué barrio vives he notado que tendemos a catalogar. A mí me han dicho muchas veces «qué haces viviendo ahí con el trabajo que tienes?. tendrías que cambiarte de barrio para conocer gente interesante», etc etc. No sé a qué se referían con gente interesante, ¿sería interesada?. Me duele pensar que prime tanto lo material. La gente de mi barrio es auténtica, solidaria, amable y luchadora, gentes de bien, que no de bienes.
Cuando veo zonas con miles de farolas encendidas alumbrando escampados………Eso sí escampados donde cada metro cuadrado aún lleno de hierbas vale mucho más que mi casa y los buitres acechan esperando hipotecados vitalicios, y llego a mi barrio casi oscuro, me da una sensación terrible de injusticia, de abandono creo que intencionado. Parece que quieren apartarnos de una Córdoba pija y luminosa, con polideportivos, centros cívicos, centros médicos y sociales espectaculares pero insostenibles frente a barrios donde brillan pero por su ausencia.
Ya está bien!!! los recursos están para gestionarlos justamente, con eficacia pero sobre todo con humanidad. El barrio no es un nombre, es un lugar habitado por personas, con necesidades varias, con derechos propios, merecedora de justicia social.
Por favor!!! A ver si los que gestionáis los barrios os informáis un poco de los beneficios de crear espacios con mínimos de habitabilidad, que ya estáis obligados por directrices europeas a cuidar la calidad de vida de los barrios, a leeros un poco los estudios de cómo influye tu barrio en la salud física y emocional de cada vecino, de mirar con humanidad en esta Córdoba preciosa pero cada vez más calurosa necesitamos árboles y parques, necesitamos un río cuidado, ya es por salud. Si sabéis que los árboles son capaces de refrescar y limpiar el aire, qué menos, si no me pones un polideportivo al menos déjame respirar.
No puedo estar más de acuerdo.
Quitamos por aquí y por allí y al final nos quedan unos barrios y unas ciudades que expulsan a sus ciudadanos, que los aíslan en sus casas, que impiden el desarrollo de lo comunitario.
Por eso muchos sueñan con huir al campo, con dejar la ciudad… Pero no, ese no es el camino
Totalmente de acuerdo, Keka.
Y muy buen argumentado.
Dividir a la población en función del supuesto «status» de las personas, e ir abandonando a las que no están en «la cúspide», es una aberración que no deberíamos permitir.
En nuestra mano está evitarlo, porque las intenciones de los de arriba, están muy claras…
Hola, quisiera comenzar este comentario felicitando a Keka no solo por la brillantez de su articulo, sino también agradeciendo su espíritu de luchadora incansable que nos hace reflexionar y que remueve las conciencias de todos nosotros.
En mi caso, me ha hecho repensar en el libro «La ciudad de los niños» de Tonucci y ver otra vez los excelentes dibujos de Fratto. El barrio, como el bosque oscuro de los cuentos que nos amedrentaban de niños se ha vuelto hostil. Ahora , gracias a la visión principalmente, de lo ecologistas, el bosque es bello, pero está lejos y los niños no necesitan parques temáticos a los que tengan que ir acompañados necesitan un barrio seguro, una ciudad donde jueguen con el barro y el agua y sea el lugar de interacción con sus iguales y con todos los vecin@s que conviven.
Luchemos por los barrios para que estos niñ@s salgan de las casas sin temor y abandonen los móviles y la televisión.
Leámosles cuentos a la fresca sombra de un árbol y estaremos plantando la semilla para el futuro barrio que será el día de mañana.