El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 790 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas 100 situadas en Andalucía. Entre sus principales conclusiones, destacan que durante 2024 la calidad del aire en Andalucía ha mejorado respecto a 2023 y los años anteriores a la COVID-19, con una reducción significativa de los niveles de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico, en porcentajes que oscilan entre el 7 % y el 44 % respecto a los promedios del periodo 2012-2019.

Por otro lado, el informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los nuevos valores límite de la Directiva europea 2024/2881, de 23 de octubre de 2024, que deberán alcanzarse antes de 2030. De acuerdo a esos umbrales, el aire contaminado afectó en 2024 a casi dos terceras partes de la población andaluza, lo que expresa la magnitud del reto a asumir por las administraciones en los próximos años para alinearse con la nueva legislación.
Considerando la normativa todavía vigente, la población que respiró aire contaminado por encima de los obsoletos límites legales actuales se limitó a 22.000 personas en la zona de Villanueva del Arzobispo (Jaén). Y la superficie expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación se limitó a 2.100 kilómetros cuadrados, el 2 % del territorio andaluz. Si se tienen en cuenta los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mucho más estrictos que los límites legales vigentes y nuevos, y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la Unión Europea, el aire contaminado afectó en 2024 a la totalidad de la población y el territorio andaluces.
Los datos también informan que el año 2024 fue húmedo y el tercero más cálido en España desde al menos 1961. La estabilidad atmosférica invernal activó los episodios de contaminación por partículas, en parte procedentes del norte de África. El alto calor estival contribuyó al aumento del ozono, en especial durante las olas de calor de julio y agosto. El cambio climático se confirma como un factor determinante en el agravamiento de los episodios de mala calidad del aire.
“El factor esencial para explicar la caída de la contaminación atmosférica durante 2024 es la evolución reciente del sistema energético. Aunque la combustión de petróleo recuperó el año pasado los niveles previos a la pandemia, se redujo el consumo de gas y las fuentes renovables cubrieron el 57 % de la demanda eléctrica, limitando las emisiones de las centrales térmicas, desmanteladas la mayoría de las de carbón, las más contaminantes”, detallan los ecologistas.
El informe expone que las partículas (PM10 y PM2,5) y el dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire siguieron afectando a la totalidad de la población andaluza. Las partículas presentaron la peor situación en Bailén, la zona industrial de Huelva, las áreas metropolitanas de Granada y Sevilla y Villanueva del Arzobispo. Las áreas urbanas de Algeciras, Córdoba, Granada, Málaga y Sevilla incumplieron el nuevo límite legal anual para 2030 del dióxido de nitrógeno. El ozono afectó a las áreas suburbanas y rurales a sotavento de las grandes ciudades. Y el arsénico, volvió a superar por segundo año consecutivo el valor objetivo legal en la zona industrial de Huelva, con relación a las emisiones de la fundición de cobre Atlantic Cooper.
La contaminación del aire debería abordarse como un problema sanitario de primer orden. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, en 2022 fallecieron hasta 30.000 personas en el Estado español por la mala calidad del aire, 5.700 de ellas en Andalucía. Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica representan según el Banco Mundial 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español.
Ecologistas en Acción ha realizado en 2023 y 2024 tres campañas de medición de NO2 en los accesos a algunos de los centros escolares con más tráfico motorizado de Alcalá de Guadaira, El Viso y Mairena del Alcor, Granada y Sevilla, con el resultado de que la población infantil está expuesta a niveles muy elevados de contaminación, por encima de los registrados en las estaciones oficiales de control de la calidad del aire. Lo que además cuestiona su ubicación.
Los Planes de Mejora de la Calidad del Aire son obligatorios según la legislación vigente, pero media docena de Comunidades Autónomas siguen incumpliendo su obligación de elaborarlos para rebajar el ozono en las zonas donde se exceden los objetivos legales. La Junta de Andalucía sigue incumpliendo su obligación de aprobar planes de lucha contra la contaminación por ozono en todas las zonas de la Comunidad salvo la Bahía de Algeciras.
Vencido hace dos años y medio el plazo para que todos los municipios de más de 50.000 habitantes establezcan zonas de bajas emisiones, para mejorar la calidad del aire y mitigar el cambio climático, la mayoría de las ciudades no han cumplido siquiera formalmente esta obligación, siendo ineficaces las implantadas en Almería, Córdoba, Estepona, Fuengirola, La Línea, Linares, Málaga, Sevilla y Torremolinos, las de Fuengirola y Torremolinos sobre ámbitos territoriales ridículos y la de Sevilla en una zona despoblada (isla de la Cartuja). La Junta de Andalucía y los mayores ayuntamientos de la región tampoco han elaborado o actualizado sus protocolos de actuación frente a los episodios de mala calidad del aire.
Ecologistas en Acción saluda como un gran avance la aprobación de la nueva Directiva europea de calidad del aire, y confía en que obligue a gobierno y comunidades autónomas a aplicar sin prórrogas medidas eficaces para cumplir en 2030 los nuevos límites legales, en el marco de los preceptivos planes de calidad del aire, así como para mejorar la medición y la información, para lo que la organización pide al gobierno una rápida trasposición.
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