La diversidad genética es la base que tiene un organismo para responder ante cualquier cambio en las condiciones ambientales. A mayor diversidad genética, mejor capacidad de supervivencia. Por ello, la Unidad de Investigación en Recursos Cinegéticos y Piscícolas (UIRCP) de la Universidad de Córdoba lleva muchos años estudiando los ciervos ibéricos y su genética para poder desarrollar políticas de conservación adecuadas.
Su último estudio, en colaboración con la Universidad de Extremadura, ha comprobado cómo los cambios poblacionales a lo largo del tiempo (la historia demográfica) y no la competencia entre machos por el acceso a las hembras, han provocado huellas en la genética de los ciervos, que pueden ser relevantes para su conservación. Dicho de otro modo, cómo el pasado de los ciervos determina su presente y puede afectar a su futuro.

En el estudio han trabajado con muestras de 167 ciervos de la Península Ibérica provenientes de dos poblaciones (una en Sierra Morena y el centro de España y otra localizada en la Sierra de San Pedro de Extremadura) y gestionados en fincas de diferentes formas (fincas abiertas y cercadas). Las dos poblaciones estudiadas presentan historias demográficas muy diferentes, con un tamaño efectivo poblacional mucho mayor en Sierra Morena que en la Sierra de San Pedro durante los últimos 2000 años. En cuanto a las formas de gestión, el manejo y explotación cinegética en las fincas abiertas tienen como consecuencia una menor cantidad de machos que genera una menor competencia para reproducirse. Por el contrario, las cercadas, presentan más machos maduros y por tanto mayor competencia por las hembras e intensidad de selección sexual.
De entre esas cuatro situaciones (dos historias demográficas diferentes y dos tipos de manejo de fincas), los ciervos provenientes de la Sierra de San Pedro son los que presentaron en su genoma más regiones de homocigosis, un rasgo genético que indica endogamia entre sus antecesores y, por tanto, menor diversidad genética en sus descendientes. Como explica el catedrático de la UCO Juan Carranza, ya se sabía que los ciervos extremeños eran los que menos diversidad genética tenían en la Península Ibérica, pero ahora se ha comprobado que la historia demográfica es la causa detrás de esa similitud genética ya que fue una población que ha presentado un tamaño efectivo poblacional mucho más pequeño que otras poblaciones como la estudiada en Sierra Morena. Así, los ciervos con una historia demográfica de poblaciones pequeñas presentaron mayor cantidad de esos segmentos genéticos, idénticos en sus versiones procedentes del padre y de la madre (o regiones de homocigosis), comparado con los ciervos procedentes de poblaciones más grandes, mientras que los procesos de selección no fueron determinantes para este rasgo genético.
Por ello, es importante considerar la historia demográfica de las poblaciones de ciervos a la hora de desarrollar políticas de conservación y manejo de las especies a largo plazo ya que la estructura genética puede afectar a su supervivencia y adaptación en el futuro. En este sentido, el resultado del estudio alerta sobre la situación de los ciervos de la Sierra de San Pedro (en Extremadura), que conforman un linaje muy antiguo y diferente del resto de Iberia y de todos los demás en Europa, y cuya conservación requiere de manejos que favorezcan el mantenimiento de la diversidad genética y cuiden su delicada situación.
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