Mediante convenio con el Ayuntamiento de Montemayor, y en el marco del Poyecto de I+D HAR2017-82806-P, «Ciudades y complejos aristocráticos ibéricos en la conquista romana de la Alta Andalucía» , que dirige un servidor (Fernando Quesada), se desarrolla, dirigida por el Dr. Javier Moralejo Ordax, miembro del Proyecto, la Actuación de «Prospección de superficie en el término de Montemayor» aprobada por la Junta de Andalucía… Estos trabajos acompañan a otros en Excavación Cerro De La Merced Cabra Córdoba , y en el Cerro de la Cruz de Almedinilla…
Y en este contexto…
El día 24 de Septiembre comenzaron los trabajos de campo de una ambiciosa investigación arqueológica en el entorno Montemayor (Córdoba), el antiguo Municipio romano de Vlia. En este lugar se libraron, según los textos clásicos, algunas de las más enconadas batallas y asedios de la Guerra Civil romana librada entre Julio César y Pompeyo el Grande, que en Hispania se prolongó en campañas contra sus hijos, todo ello a mediados del s. I a.C.
Sin embargo, desde muy pronto la orientación de los trabajos se ha visto complicada y enriquecida por el extraordinario hallazgo de lo que probablemente sea la tumba de una persona de muy alto rango de la Cultura Ibérica (ss. VI-I a.C.).
Hasta el momento, en el fondo de una gran fosa, se ha localizado un conjunto de cuatro grandes ruedas ibéricas de hierro depositadas casi enteras (llantas, forro de la pina y de los radios, bocines, todo en lámina de hierro forjado y remachado) en un estado de conservación excepcional. El tipo es similar al de las ruedas de la Cámara de Toya (Jaén) o de las necrópolis de Baza y del Mirador de Rolando (Granada), fechadas en torno al s. IV a.C., aunque las ruedas de Montemayor están mucho más completas y parecen de factura más compleja.
Bajo las cuatro ruedas están apareciendo importantes restos de bronce como anillas -pasarriendas del carro y las cubiertas del yugo. Igualmente se están consolidando elementos de hierro del timón, así como dos bocados de caballo en hierro de tipo ibérico.
El carro, desmontado, parece haber sido cuidadosamente colocado, capa por capa, junto con restos muy fragmentados de huesos calcinados y cenizas, y el conjunto fue cubierto con cantos rodados del propio nivel geológico del cerro.
Hasta el momento no se conoce un hallazgo comparable en toda la Península por la complejidad del conjunto y su estado de conservación.
Es probable que esta tumba o depósito de ofrenda forme parte de una de las necrópolis de la antigua ciudad ibérica, muchas de ellas saqueadas y destruidas por expolio durante años.
Y no. No es un carro de guerra…
Increíble descubrimiento. Impresiona ver cómo eran estas ruedas de siglos atrás. Un saludo!!