Ya llegan los recuerdos de una tarde,
los cuatros rumbos y gritos de un fusil cobarde
Llegan camino de Sevilla a Carmona
en una madrugada cargada de angustias,
con un cansancio de polvo asfixiante,
un sol que arde en los caminos,
y que cuando se va ocultando tras el monte
parece que arde
y arden los ríos, los ríos de mi sangre
y que sabe nadie y que sabe nadie…
En la fragua, las chicharras machacan sobre el yunque su cante
y van rompiendo pedazos de la tarde
y salpican cantos puntiagudos de carne
y yo aquí quieto y exhausto en una madrugada
que tomó un rumbo cobarde,
quieto pero lleno de blanco
quieto con mi puño en verde
quieto sobre mi sombra y con las alas de quien sabe nadie,
con los brazos extendidos,
el puño de mazo, el pecho desnudo
y las venas abiertas al aire.
Llegan los recuerdos con los cuatro rumbos de la tarde,
salpicando lágrimas, sobre el mar,
el monte y el valle.
¡Viva Andalucía Libre!
y asesinaron a Blas Infante.
Antonio Llamas (Poeta, Priego de Córdoba)
En la mañana de este sábado, 10 de agosto, se ha vuelto a celebrar, un año más, un homenaje al padre de la patria (o la matria, como la ha renombrado Antonio Manuel Rodríguez) andaluza. En el kilómetro 4 de la antigua carretera de Sevilla a Carmona, la Fundación Blas Infante ha vuelto a convocar esta triste conmemoración del asesinato de un hombre de cultura y paz.
En el acto han intervenido el patrono de la Fundación, Antonio Manuel Rodríguez, el Catedrático de Antropología Social y Cultural de la Universidad de Sevilla y también patrono de la Fundación Blas Infante, Isidoro Moreno, así como el Vicepresidente de la Fundación, Javier Delmás Infante.
En el acto también se han recordado a los tristemente fallecidos Salvador Távora, dramaturgo andaluz y patrono de la Fundación Blas Infante, y del poeta y autor de carnaval gaditano, Juan Carlos Aragón, con la actuación de miembros de su agrupación.
Antonio Manuel Rodríguez ha conducido el acto, en el que también han intervenido personas representantes de colectivos sociales y formaciones políticas presentes en el acto. A continuación, transcribimos la intervención íntegra de Antonio Manuel en la mañana de hoy, en la que, como ha apuntado, no era el día de recordar a quienes quieren negar la figura de Blas Infante, pero si de advertir que no pueden pasar.
Asimismo, queremos agradecer públicamente las fotos que nos ha facilitado Joaquín Fernández, y que ilustran este documento.
Hermanas y hermanos andaluces:
Aquí asesinaron a Blas Infante. Justo debajo de vuestros pies, declarado lugar de la memoria democrática de Andalucía por acuerdo del Consejo de Gobierno de 30 de diciembre de 2011. Aquí asesinaron a Blas Infante. Reconocido por unanimidad como Presidente de Honor del Parlamento de Andalucía en el pleno celebrado el 12 de mayo de 2010. Aquí asesinaron a Blas Infante. A quien todos los grupos parlamentarios declararon Padre de la Patria Andaluza el 14 de abril de 1983, y así consta en el preámbulo de nuestro Estatuto de autonomía, aprobado por el Parlamento de Andalucía, las Cortes Generales y refrendado por el pueblo andaluz. Aquí asesinaron a Blas Infante. A quien debemos nuestro himno, nuestro escudo, nuestro lema, y nuestra bandera que ondea en todas las instituciones públicas de Andalucía. Aquí asesinaron a Blas Infante. Hace 83 años. Pero sus huesos no están aquí, ni enterrados con la dignidad que todo ser humano merece. Quizá se hallen en la fosa común de Pico Reja en Sevilla, junto con los de miles de víctimas de la represión franquista, cuya exhumación será posible gracias a una tardía, insuficiente pero necesaria ley de memoria democrática, aprobada sin oposición de ningún grupo político en el Parlamento de Andalucía. Mientras en el panteón de París descansan las personas más ilustres de Francia, Blas Infante, García Lorca y tantos otros hombres y mujeres de luz lo hacen en las cunetas más oscuras de Andalucía. Aquí asesinaron a Blas Infante. Y todavía seguimos esperando que se restituya su honor y se declare nula la sentencia infame que lo condenó a muerte el 4 de mayo de 1940, dictada por el Tribunal de Responsabilidades Políticas, cuatro años después de su asesinato.
Porque nos duele que cortaran las alas a un hombre bueno e inocente que abría las jaulas para liberar a los pájaros, desde la Fundación Blas Infante, exigimos que este acto en su memoria, ciudadano, plural, abierto y sobrio, no tenga más protocolo que la libertad y el respeto hacia sus familiares presentes y no presentes (en especial, su hija y presidenta de nuestra Fundación, María de los Ángeles Infante y a nuestro Vicepresidente de Honor, Pedro Ruiz-Berdejo), así como hacia los familiares de quienes fueron asesinados junto a él en este mismo sitio. No podemos pedir respeto intelectual hacia quienes, desde su fundamentalismo ignorante, desprecian a Blas Infante, al pueblo andaluz, a nuestras instituciones y a nuestras normas fundamentales. Pero sí que os rogamos silencio e indiferencia para no caer en su provocación insolente. No es el lugar ni el día. No es su lugar ni su día. Pero sí son los nuestros.
Porque hoy y aquí, como llevamos haciendo más de 30 años, reivindicaremos su legado y su actitud vital como el más luminoso y vanguardista de sus manifiestos. Volveremos a pedir paz y esperanza. Tierra y libertad. Todas ellas con nombre de mujer. Como Andalucía. Y lo firmaremos con flores al pie de la metáfora en bronce que mejor define a Blas Infante y su ideal: un hombre pájaro, con los pies arraigados en su tierra andaluza, y la mirada clavada en el cielo sin fronteras ni alambradas.
Quien deposite un ramo de flores también suscribe la conmemoración del centenario de tres hechos ocurridos en Córdoba, con Blas Infante como protagonista, determinantes en el devenir de nuestra historia social y política: el Manifiesto de la Nacionalidad que hoy forma parte de nuestro Estatuto y que nos reconoce como “realidad nacional”; la manifestación obrera que abarrotó las calles cordobesas presidida por primera vez con el lema “Viva Andalucía Libre”; y la Asamblea de Córdoba que dio carta de naturaleza a nuestra bandera y lema aprobados en Ronda, y marcó las directrices de los futuros proyectos estatutarios y reivindicaciones sociales y políticas para Andalucía: “ejército de maestros y profesores, de médicos e higienistas, la independencia civil y social de la mujer, el laicismo como garantía de la libertad de creencias y no creencias, una revolución agraria para acabar con el hambre, y todo ello desde la facultad de constituir Andalucía en Democracia Autónoma en aras de una República federal frente a la insolidaridad del centralismo”. Eso es lo que conmemoramos esta mañana: que su asesinato no fue capaz de asesinar su ideal para Andalucía. Y que se contiene en tres palabras: Viva Andalucía Libre.
En esta mañana de memoria y de reivindicación, no seríamos justos con ninguna de las dos si no recordásemos a Salvador Távora y Juan Carlos Aragón. Dos hombres de luz que no se apagarán nunca.
Salvador Távora era tan Andalucía que la llevaba tatuada en la garganta, en el corazón, en las manos, en los ojos, dentro. Donde quiera que pusiera los pies, donde quiera que respirase, allí dejó su huella indeleble. No hay un rincón del planeta que no huela al perfume de las Alhucemas, que no suene al Quejío, que no llore su pérdida. Su obra no se entiende sin Andalucía y Andalucía no se entiende sin Salvador. Eran cuerpo y alma. No podría existir la una sin el otro. Siempre que su salud se lo permitió, Salvador asistió como uno más a este acto y me besaba en la mejilla como a un chiquillo, como a un hermano. Bendita sea tu estrella.
Ay de Juan Carlos Aragón. Nuestro eterno capitán con el corazón por bandera y el cuchillo de sus versos en los labios. Su matria siempre fueron la vida y la libertad. El comienzo y el final de las últimas palabras de Blas Infante: Viva Andalucía Libre. Recordar a Juan Carlos Aragón precisamente hoy y aquí, es nuestra manera humilde de darle las gracias por tanto. Como decía nuestro admirado Carlos Cano, si la cultura estuviera en peligro, las barricadas estarían en Cádiz. Y permítanme que añada, que si la libertad estuviera en peligro, combatiríamos con los versos de Juan Carlos Aragón para defenderla.
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