Hace 7 años, tal que un 13 de abril, te sembraron en Tierra, mi querido Galeano… y “descubrimos que al mundo, le habían nacido labios”, que tu ausencia es presencia constante y que la fuerza de la palabra pervive por siempre jamás.
Y hoy, desde ese “Re-Cordis” del Latín: volver a pasar por el corazón, brotas sin decidirlo, con fin referenciado a ese relato corto, Muros, que nació de tu visita a los Campos de Refugiados Saharauis en Tinduf en 2006, con el que arremetiste con ímpetu contra ese “muro de la vergüenza”.
Asististe a una invitación de FISÁHARA, sin dudarlo, a pesar del trayecto de largo recorrido, entre Montevideo y la jaima en el desierto de los desiertos. No permitiste abono de transporte, ni dieta alimentaria; cómo auténtico sentipensante.
Conversabas todo el tiempo, con las mujeres y hombres saharauis… y anotabas con precisión en una libretita. Insistieron en ponerte un traductor y dijiste que no existía mejor manera de entender las cosas, que con la traducción de los y las niñas. Aquellas pequeñas embajadoras y embajadores de su Pueblo, que son hispanohablantes tras años de acogida con familias españolas, a través del Programa Vacaciones en Paz, que desde el año 91 cada verano se ha desarrollado desde la ternura, como claro exponente de la solidaridad entre los Pueblos.
Agradeciste esa hospitalidad tan infinita como su horizonte, con tu altavoz incombustible, en ese libro “Espejos”: … “Los Hijos de las nubes… como se llaman a sí mismos los Saharauis, porque persiguen desde siempre la lluvia.. y desde hace 40 años, persiguen también la justicia; que, en los tiempos que corren, es como el agua en el desierto… y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que perpetúa el robo de la patria saharaui por el reino marroquí y mide sesenta veces más que el Muro de Berlín. ¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?”
Hoy, mi querido Galeano aún muy, pero que muy presente. Hoy, que ya la sequía de justicia alcanzó 47 vueltitas al sol, quiero hablarte de una nueva traición a nuestras Hermanas y Hermanos Saharauis, por quienes enarbolan rosas en su puño, llenas de espinas. Se llenan la boca con palabras como “legalidad internacional, resoluciones, ONU”, mientras con precisión desdibujan fronteras en los mapas y regalan apoyos incondicionales a la tiranía.
Y… hubo ruido, mucho ruido… en prensa, telediarios, parlamentos y despachos… sumamos fuerzas, salimos a las calles, exigimos pronta rectificación y reparación del daño, se rompieron en añicos irreparables, años de diplomática comunicación con el Polisario … y, aún con todo, resuena a inconsistente ruido…
Siento que el gigantismo de EE.UU. mueve los hilos de este entramado de relaciones que ha tejido entre Israel, Marruecos, Francia y España… y se ofrece como moneda de cambio la dignidad del Pueblo Saharaui, se oculta bajo una alfombra, la desaparición forzada y las violaciones sistemáticas de Derechos Humanos de miles de personas en el Sáhara Occidental, bajo la ilegal ocupación marroquí y condenamos al ostracismo a quienes viven en eterna espera, su situación de refugio en la Hamada argelina. Cerramos los ojos ante el expolio de sus recursos naturales, que nos trae el pulpo barato a la mesa, arena a nuestras playas y fosfatos a esa cementera que irónicamente envenena el aire de nuestra ciudad… y se cierra el círculo del plan orquestado con un posible desabastecimiento de gas procedente de Argelia; ante el cambio de dirección irreversible del gobierno de España, que da valor añadido, al obtenido con la destructiva técnica del fracking.
Y contemplamos con perplejidad, el doble rasero y trato diferencial, en este concreto momento, hacia la ocupación ilegal del Sáhara Occidental, a pesar de la observancia de todos los elementos que a diario referencian y hacen necesario nuestro apoyo e intervención política en Ucrania; con un matiz fundamental: del proceso de descolonización de nuestra provincia 53, somos responsables directos; la población Saharaui es española de nacimiento o descendencia y por tanto responsabilidad de este Estado; el abandono a su suerte por el ejército español con el avance de la Marcha Verde que supuso un genocidio, continua pendiente de justicia y reparación; el bombardeo con napalm y fósforo blanco por Marruecos sobre la Población Saharaui que emprendía la huida el 19 de febrero de 1976, requirió, como hasta el momento actual, la autorización de las autoridades españolas para sobrevolar el, espacio aéreo, el derecho a la autodeterminación recogido en la resolución 1514 de la ONU, hace del referéndum como herramienta decisiva en el Sáhara Occidental, una obligación ineludible.
Y, caminando, como nos anima la utopía, dime… ¿Cómo lograrlo, Eduardo? Ser mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas y poder cambiar el mundo.
¡¡¡Nos vemos en las calles por un Sáhara libre!!!
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