Un año más, la Asamblea Antinuclear de Córdoba ha convocado una concentración con motivo del 78 aniversario del lanzamiento por parte del ejército estadounidense de las bombas atómicas sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima y de Nagasaki (6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente), provocando la devastación de ambas ciudades y una cifra de víctimas inmediatas cercana a las 120.000 personas, a las que hay añadir otras 200.000 heridas o afectadas por la radiación.
Esta terrible masacre sobre la población civil se justificó en su momento como una acción necesaria para concluir la Segunda Guerra Mundial y evitar un mayor número de víctimas. Pero, con el paso del tiempo, hemos ido conociendo la falsedad de esos argumentos porque el imperio japonés ya tenía decidida su rendición y, pese a todo, Estados Unidos quiso probar los efectos reales de los dos tipos de bombas, de uranio y plutonio, lanzando al mismo tiempo una advertencia a su enemigo, la entonces Unión Soviética.
Para la Asamblea Antinuclear de Córdoba, «es la lógica del terrorismo: atemorizar al adversario creando el mayor daño posible. La misma que ha ido justificando durante muchos años ensayos nucleares que han provocado gravísimos efectos sobre la población y el medio ambiente en distintas zonas del planeta. La misma que justifica hoy día a los submarinos británicos surcando el estrecho y atracando en Gibraltar, a la flota americana que reposta en Rota o a los submarinos rusos patrullando el Mar del Norte, todos ellos cargados con misiles nucleares. La misma lógica de terror y muerte que explica la instalación de misiles americanos con cabezas nucleares instalados en bases militares de distintos países europeos, la que conduce a que países como India y Pakistán dediquen ingentes cantidades de recursos a desarrollar y mantener su arsenal nuclear en lugar de atender las acuciantes necesidades de su población. La lógica belicista de Israel o de Irán. La que inspira las bravuconerías de los dirigentes de Rusia, de Estados Unidos o de Corea y el férreo blindaje nuclear de China«.
Para este grupo de colectivos, «A todos les une un mismo interés y un propósito de dominación que nada tienen que ver con los intereses ni con la seguridad de sus poblaciones. Por el contrario, mantener el arsenal nuclear representa una de las más graves amenazas para todas las formas de vida sobre la superficie de nuestro planeta«.
Por eso entienden que solo una enérgica reacción de la ciudadanía puede hacer cambiar de rumbo a los poderosos y, desde los colectivos y organizaciones que integran la Asamblea Antinuclear de Córdoba, llaman a la denuncia de «la irracional carrera armamentística, sostenida con el presupuesto público de muchos estados, entre ellos el nuestro, que no resuelve los conflictos internacionales sino contribuye a mantenerlos y potenciarlos«. Y reiteran la exigencia al Gobierno español de que «deje de doblegarse a las imposiciones del imperio estadounidense y ratifique el Tratado Internacional sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, auspiciado por Naciones Unidas y que ya han suscrito 122 países».
También alertan de los riesgos del llamado “uso civil” de la energía nuclear, que «han ocasionado y ocasionan una contaminación radiactiva imposible de eliminar durante siglos, con sus efectos sobre la salud y la vida, a los que se añaden las gravísimas consecuencias de los innumerables accidentes de las centrales nucleares, como nos siguen recordando las secuelas de Chernobyl y de Fukushima«.
En esa línea, siguen exigiendo al Gobierno español firmeza en el plan de cierre de los siete reactores nucleares funcionantes en nuestro país, descartando la posibilidad de autorizar la prórroga de funcionamiento de las centrales de Vandellós y Almaraz que ahora están planteándose. Igualmente, exigen un plan de control y cierre del cementerio nuclear de El Cabril, que padecemos en la provincia de Córdoba.
Por todo ello, y en memoria de las víctimas de los terribles bombardeos atómicos, de las pruebas nucleares realizadas durante décadas en distintos territorios y de los accidentes de centrales nucleares, la Asamblea Antinuclear de Córdoba convoca a la ciudadanía cordobesa con los lemas en los que han venido insistiendo durante todas sus acciones estos años atrás:
“Hiroshima y Nagasaki nunca más”, “Fukushima y Chernóbil nunca más”, “Cierre del cementerio nuclear del Cabril”, “Energía nuclear, ni civil ni militar”.
La Asamblea Antinuclear de Córdoba está formada por Alianza Verde; ANIDA; Ecologistas en Acción Córdoba; HORNASOL, Asociación Ecologista de Hornachuelos; Ingeniería sin Fronteras, ISF; Izquierda Unida (IU-LV-CA); Partido Comunista de Andalucía, PCA Córdoba; Podemos; USTEA; Verdes EQUO.
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