Como ya es tradicional, mañana martes 11 de marzo, a las 18 horas, la Asamblea Antinuclear de Córdoba conmemorará el aniversario de la catástrofe nuclear de Fukushima con la plantación de un ginkgo -árbol de los cuarenta escudos o nogal del Japón- para continuar formando “El Bosque de Fukushima”, que cuenta ya con trece ejemplares, uno por cada año transcurrido desde el accidente. El acto tendrá lugar en la zona conocida como Jardines del Rocío (calle José Luis Villegas Zea), frente al Centro de Arte Contemporáneo, en el Parque de Miraflores de Córdoba.
Un año más la Asamblea quiere recordar el accidente ocurrido el 11 de marzo de 2011 en la central nuclear de Fukushima a consecuencia de los daños provocados por el terremoto y violento tsunami posterior que asoló la costa este de Japón. Aunque la empresa propietaria de la central la exhibía como una de las más importantes y seguras del mundo, todos los sistemas fallaron y las elevadísimas temperaturas alcanzadas por los reactores hicieron estallar la central, expandiendo material radiactivo por la atmósfera, el suelo y las aguas. Las personas que vivían en un radio de 20 km alrededor de la central nuclear tuvieron que abandonar sus hogares huyendo de la contaminación. Más de 160.000 personas fueron evacuadas, de las que 40.000 aún no han regresado, porque un extenso territorio continúa devastado, desierto y con elevados niveles de radiactividad. El gobierno japonés está invirtiendo ingentes cantidades de dinero en las tareas de desmantelamiento de la central nuclear y descontaminación de su entorno, tareas que se prevé duren aún más de 40 años.

Este accidente nuclear, el mayor de la historia tras el de Chernóbyl en 1986, vino a demostrar una vez más que la energía nuclear no es limpia, ni segura, ni barata, ni sostenible, como quieren hacer creer las grandes corporaciones eléctricas que tantos beneficios obtienen de ella. El poderoso lobby nuclear está aprovechando la crisis energética y los acuerdos internacionales contra el cambio climático para tratar de presentarse como una alternativa de futuro frente a los combustibles fósiles, obviando los graves riesgos que comportan las centrales nucleares para la seguridad y la vida de las poblaciones.
Por ello la Asamblea Antinuclear de Córdoba considera tan importante mantener el recuerdo de las víctimas de Fukushima, de Chernóbyl y de tantos otros accidentes de centrales nucleares. “Nos reafirmamos -manifiesta la Asamblea- en que nunca puede ser considerada como alternativa para la soberanía energética de nuestro país ni del continente europeo una opción que comporta tantos riesgos para la salud y el medio ambiente y nos hace depender de materias primas importadas de otros países”.
La Asamblea Antinuclear exige al gobierno español que no ceda a las presiones que las empresas nucleares han intensificado para prolongar la vida de las cinco centrales que permanecen activas en nuestro país e, incluso, potenciar la generación de energía nuclear con el pretexto de reducir las emisiones de CO2. Y recuerdan que los propietarios mayoritarios de las centrales nucleares españolas son Endesa e Iberdrola y están contando con el apoyo del Partido Popular, Vox y otros grupos políticos para tratar de retrasar el cierre de estas centrales, previsto escalonadamente entre los años 2027 y 2035. Por el contrario, la Asamblea entiende que “debe mantenerse con firmeza el plan de cierre de todas las centrales nucleares, pues cuantos más años sigan abiertas, más prolongaremos el riesgo y aumentaremos la producción de residuos nucleares”.

Igualmente han declarado su rotunda oposición al plan de ampliación del cementerio nuclear de El Cabril, aprobado por el gobierno, que exigirá una inversión cercana a los 150 millones de euros para prácticamente duplicar las instalaciones de este almacenamiento con otras 27 nuevas celdas, multiplicando así la contaminación radiactiva en una extensa área colindante con el Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos, zona de frecuente sismicidad, como se ha comprobado con el terremoto recientemente registrado. La Asamblea Antinuclear ha anunciado que continuará movilizando a la ciudadanía y promoviendo las actuaciones políticas y legales oportunas para tratar de impedir este proyecto irracional y conseguir la cancelación de nuevas obras de ampliación de El Cabril. “El gobierno debe fijar un plazo para el cierre definitivo de este cementerio nuclear y abordar seriamente un plan de almacenamiento seguro de los residuos nucleares de media y alta actividad”, han manifestado.
Finalmente, la Asamblea Antinuclear agradece la colaboración del Área de Infraestructuras del Ayuntamiento de Córdoba que, como todos los años, facilita la logística necesaria para la plantación del árbol.
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