Pepe Larios
Presidente de la Fundación EQUO
Fuente: https://contrainformacion.es/la-contraccion-tierra-habitable/
“La Tierra Inhabitable” era el título que el periodista David Wallace-Wells daba a su artículo el 9 de julio de 2017 en la New York Magazine, que llegó a ser el artículo más leído desde siempre de la revista.
En el mencionado articulo, posteriormente actualizado para reforzar argumentos e información, recogía los peores escenarios posibles de los efectos del Calentamiento Global a corto plazo recogidos de las publicaciones científicas.
Uno de los aspectos recogidos era la subida del nivel del mar. Basta con mirar un mapamundi para ver que buena parte de la humanidad vive en la costa y parte de ella se alimenta de la producción de los deltas. La subida del nivel del mar actual es de unos 20 cm sobre el nivel preindustrial y se está acelerando en los últimos años alcanzando los 3,4 milímetros anuales.
Los estudios hechos públicos el pasado día 30 y pendientes de publicación, de un equipo de investigación de varias universidades realizados sobre los sedimentos de la cueva de Artá en la isla de Mallorca, nos avisan de que en el Plioceno, cuando la concentración de CO2 en la atmósfera eran similares a los actuales, 400 ppm, la temperatura media era de unos 2º-3ºC superiores a los actuales y el mar tendría un nivel superior en 16 metros al actual.
No solo desaparecerían todas las playas y el grueso de las ciudades costeras del mundo y algunas más. Como ejemplo Sevilla capital se encuentra a solo 6 metros, es decir solo sobresaldrían los edificios de más de cuatro plantas de altura. Así tendremos las Nuevas Atlantidas, con la diferencia de que ahora sí sabremos con certeza donde estarán.
El delta del Ebro, marismas del Guadalquivir, delta del Nilo, Ganges, … no existirán en unos decenios. Los destinos de veraneo de sol y playa desaparecerían y con ellos los hoteles, resorts y apartamentos. No parece que esto vaya a quedarse ahí si no se actúa, actuamos con profundidad y celeridad.
Otra amenaza para la vida humana en otras zonas del planeta es la temperatura. Nuestro cuerpo tiene una temperatura media de unos 37ºC que se estabilizan cuando soportamos altas temperaturas mediante la transpiración a través de la piel, sudando. Para que el sudor se evapore necesitamos que la humedad ambiente no sea tan alta que lo impida. En 2010 Sherwood publicó las condiciones de temperatura y humedad que permitirían la habitabilidad de determinadas zonas de la Tierra y más recientemente Priscilla Nowajewski ha publicado otro en sentido parecido y disponible en castellano. Con temperaturas cercanas a 30ºC la hipertermia, subida de la temperatura corporal, se puede dar con el 100% de humedad en el ambiente y en lugares como el Valle de la Muerte, donde se han registrado cerca de 57ºC, la hipertermia se produce con solo que la humedad sea superior al 20%.
A ello podemos sumar el avance de la aridez del territorio que supondrán una importante merma del suelo de cultivo y su producción, que se recoge en el informe de Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU y publicado en agosto, y que en España amenaza de manera singular, pero no en exclusiva al sur de la península.
Está claro que la habitabilidad de un territorio que no puede producir alimentos es muy poca o inexistente.
No quiero agotar a las personas que se asoman a esta página, pero solo por último, aunque no único, y de pasada, nombrar que durante muchos años determinadas zonas de la tierra han sido inhabitables por su insalubridad, por la presencia de artrópodos transmisores de enfermedades como la malaria y otras, y el cambio climático está ampliando el territorio en el que estos insectos pueden vivir y el periodo anual de superveniencia.
El próximo día 27 estamos llamando a la movilización de la sociedad, espoleada por jóvenes, para forzar a nuestras autoridades y gobiernos a poner por delante el derecho a una tierra habitable para nosotras y las futuras generaciones frente al interés de las corporaciones y una sociedad hedonista que estimula la dopamina con el consumismo.
La tarea de lograrlo es hercúlea y va más allá del día 27, las incertidumbres son muchas, pero al menos hagamos nuestra parte.
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