
Miguel Ángel López Muñoz
Coordinador de Andalucía Laica y miembro de Colectivo Prometeo
Detrás del ruido apocalíptico de las derechas hiperventiladas y soliviantadas, el Parlamento español continúa su actividad legislativa… Una de sus líneas de acción más “progresista” (Lenin la llamaría “izquierdista”) es la búsqueda de la ilegalización y disolución de organizaciones, tanto Asociaciones, como Fundaciones, que hacen apología de la Dictadura de Franco.
Derivada de la Ley de Memoria Democrática, ley aprobada en la legislatura anterior, de lo que se trata ahora es de hacer imposible cualquier tipo de subvención pública y reconocimiento legal a organizaciones como la mediática Fundación Francisco Franco y las menos conocidas como la Serrano Suñer o la Queipo de Llano, mediante su disolución. Según la disposición adicional séptima de dicha ley, debe ilegalizarse “la realización pública de apología del franquismo que ensalce el golpe de Estado y la dictadura o enaltezcan a sus dirigentes, con menosprecio y humillación de la dignidad de las víctimas del golpe de Estado, de la guerra o del franquismo, o incitación directa o indirecta al odio o violencia contra las mismas por su condición de tales”. Más allá de su retraso histórico y las dudas sobre su cumplimiento efectivo, toda contribución al repudio de una dictadura que asesinó, robó a manos llenas, violó, torturó y rompió el proceso democrático de nuestro país, es bienvenida.
No obstante, las preguntas que caben plantearse son qué entendemos hoy por “exaltación del franquismo” y qué entendemos hoy por “menosprecio y humillación de la dignidad de las víctimas del golpe de Estado, de la guerra o del franquismo”. ¿De verdad pensamos que estas Asociaciones y Fundaciones apologetas del odio y la violencia agotan el conjunto de la exaltación de la dictadura y sus dirigentes? ¿Contribuyen estas iniciativas parlamentarias a extinguir otras formas de enaltecimiento del franquismo?
Mucho más normalizadas existen otras formas de exaltación de la dictadura. Y más integradas en las formas de hacer política de la actual democracia española. Pongamos algunos ejemplos.
¿Existe mayor acto de exaltación del franquismo que toda la pléyade de políticos españoles que nombran alcaldes y alcaldesas perpetuas a santos y vírgenes, además de la asistencia de cargos públicos, policiales y militares a actos religiosos? Según datos de Europa Laica, hoy en día, están vigentes en España 466 honores de diverso tipo a entidades o imágenes religiosas, de los cuales hay 298 alcaldesas perpetuas, 53 alcaldes perpetuos, 98 medallas, 23 títulos militares de general o capitán general. Respecto a su filiación partidista, entre estas concesiones al Partido Popular le corresponden 281, al Partido Socialista 258, a Izquierda Unida 38 y a Podemos 9. Aunque el dato más significativo no es esta distribución por partidos políticos, sino que de los 466 honores mencionados, solo 83 provienen de la época franquista, mientras que el resto se han otorgado en democracia. A esta exaltación del franquismo y del nacionalcatolicismo parece que no afecta la Ley de Memoria Democrática.
¿Existe mayor acto de exaltación del franquismo que toda la hiperfinanciación de cualquier tipo de actividad confesional, que en España es sinónimo de católica? Ya sea utilizando la administración del Estado mediante la recaudación de impuestos de la renta a las personas físicas de todos los contribuyentes, quieran o no, ya sea subvencionando todo tipo de actividad asociativa, como la participación de algunas cofradías en el año jubilar celebrado en mayo de 2025 en Roma que supera los tres millones de euros. En total, también según datos constatables de Europa Laica, la iglesia católica recibe del Estado una cantidad de más de 12.000 millones de euros, lo que supone casi el 1% del PIB español de 2024.
¿Existe mayor acto de exaltación del franquismo que conceder a la iglesia católica la capacidad notarial de identificar propiedades, entre 1946 y 2015, con un especial impulso en 1998? En un caso único en toda Europa, las inmatriculaciones de la iglesia católica suponen la mayor agresión al patrimonio histórico-cultural español con la complacencia de toda la clase dirigente política. Bueno, a este tipo de patrimonio, sin olvidar la inmatriculación de plazas, garajes, parques o terreno rústico.
¿Existe mayor acto de exaltación del franquismo que el adoctrinamiento que de forma cotidiana se realiza en los centros concertados, bajo el paraguas legal del “ideario propio”, en muchos casos contrario al ideario común constitucional? Además, en los Centros Educativos Públicos también se imparte religión confesional, en su 97% católica, financiando a un cuerpo parafuncionarial encargado de impartir unas materias sin control por parte de la administración y condicionando horarios y currículos del resto de materias.
En definitiva, la normalización del franquismo goza hoy en España de buena salud. Por ello, sin adoptar posiciones maximalistas, ilegalizar hoy fundaciones franquistas no deja de ser tirar migas a las palomas. Una vez más, volvemos a plantearnos el sentido de la llamada “transición a la democracia” en España y la naturaleza del llamado “régimen del 78”. ¿Y si nos hubiesen engañado y el régimen del 78 no existe, sino que ese periodo histórico no es más que una fase del auténtico régimen vigente, el “régimen del 39”?
La laicidad del Estado es la base de todo modelo democrático en sociedades de pluralismo ideológico donde todas las convicciones son tratadas en pie de igualdad. La laicidad del Estado en España solo es posible eliminando toda forma de “exaltación del franquismo”.
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