César Pérez Navarro
En 1998, Jose María Aznar aprobó una Ley del Suelo que impulsó una burbuja inmobiliaria que estallaría hacia 2007-2008 multiplicando los catastróficos efectos de la crisis financiera internacional para España. Tres años antes, en 1995, Aznar había publicado un libro titulado «La Segunda Transición«, donde ofrecía su visión «transformadora» de España. El libro se tornó en un triste presagio de lo que se nos venía encima… Aún hoy, la economía no se recuperó de tantos años perdidos en un modelo productivo estéril, y la propaganda en torno al PP consiguió responsabilizar al Gobierno Zapatero de la catástrofe de la destrucción de empleo. Ahora vivimos un momento que quiere venderse como «boyante» para la economía, sin embargo, varios aspectos negativos deliberadamente escondidos en la prensa, la radio y la televisión vaticinan un futuro incierto. ¿Vivimos un momento de recuperación económica o se están demoliendo las bases que cimentan una economía saludable? A continuación, dejo algunos elementos para la reflexión;
[…] «España vive una etapa de intenso crecimiento y creación de empleo, a la cabeza de Europa. Nuestra economía se ha ganado la confianza, crece sin endeudarse, ha recuperado su competitividad y se ha reorientado a los mercados internacionales» […] [1]
Es un fragmento de uno de los discursos presuntamente magistrales de Mariano Rajoy fuera de España, en concreto, de ayer en Argentina, en los cuales alardea de una gestión económica de la que hoy sigue enorgulleciéndose sin apenas respuesta. Mientras tanto, los ataques desde la oposición siguen concentrados en un aspecto ya incuestionable, la corrupción estructural, además de en los recortes propios de cualquier ejecutivo que aplica sin reservas el dogma neoliberal imperante. La totalidad de los mass media envían al unísono el mensaje del omnipresente crecimiento económico y la reducción de las cifras de paro sin matices. Es la victoria de la comunicación de trazo grueso, sin doble lectura, sin apenas análisis, servida en un contexto de nuevas tecnologías que socavan nuestra capacidad de concentración y análisis. Propaganda directa desde el televisor hacia todos los hogares españoles. Algo más de 2 millones de espectadores en el telediario de TVE1 ingieren cada día una farsa económica que afianza mes tras mes un panorama casi idílico de recuperación de la crisis. Casi dos millones más lo ven en los telediarios de Antena 3, Telecinco y La Sexta. Poco más de un millón en Cuatro… Estas dos últimas cadenas algo más críticas, pero con el mismo sesgo neoliberal en todo lo referente a la construcción de la realidad económica. Un contenido directo que ofrece la televisión a tantos millones de hogares, y que repite hasta la saciedad antes que nada dos variables: crecimiento económico y reducción del paro / creación de empleo.
¿Cuándo se habla de -por ejempo- deuda externa? ¿Cuándo de desigualdad? ¿Cuándo de precariedad laboral? Es cierto que se incide más en este último aspecto por reacción de los agentes sociales y de ciertos partidos de la oposición, pero, a groso modo, la propaganda y la impresión general de «recuperación económica» sigue intacta. No menos cierto es que para muchos votantes del PP o de Ciudadanos casi nada importa si el Gobierno consigue que la economía «funcione». Puede venderse el tejido público y pueden llenarse los bolsillos. El presidente puede figurar con 373.940,81 euros en sobresueldos en efectivo procedentes de las comisiones en negro de su partido a cambio de obras públicas y parece que no ocurre nada. Los curricula de varios peperos pueden demostrarse como claramente falsificados, pero eso será considerado peccata minuta. España va bien, y eso es todo para buena parte de esos votantes. La pregunta fundamental que surge es ievitable: ¿es la gestión económica del PP algo de lo que se pueda alardear? ¿Qué hay más allá del trazo grueso del «crecimiento económico» y de la «reducción del paro»? ¿No habría que ir más allá de la crítica a la demostrada corrupción, los recortes sociales o la precariedad para apuntar más alto, allá donde se eleva una presunta gestión inmaculada de la economía?
Intentaremos resumirlo. Creo que hay datos claros para mostrar a la opinión pública y derribar antes de las próximas citas electorales varias falacias. E insistir en ellos;
La economía crece, pero el número de ricos se duplicó en España durante la crisis y aumentó la pobreza
Si bien, en casi todos los medios de comunicación se repite a través de numerosos altavoces que “el Producto Interior Bruto (PIB) de España creció un 3,1% en 2017 y suma cuatro años seguidos de crecimiento”, hay que insistir en que ese crecimiento se va al bolsillo de una minoría privilegiada. es decir, para la inmensa mayoría de la sociedad es como si no existiese. El 1% de los españoles posee el 21,1% de la riqueza de todo el país y el 10% más rico concentra más de la mitad de la riqueza nacional (53,8%). En 2016, España ya superó sus peores niveles de personas en situación de indefensión, con más de 10,2 millones de ciudadanos cuyas rentas se sitúan por debajo del umbral de pobreza. La tasa de pobreza alcanzó el 22,3% de la población, la mayor desde 1995 y la tercera más alta de la UE, igualando la de Lituania y solo por detrás de Rumanía y Bulgaria. Podemos explicarlo de otra forma para el conjunto de España: el número de ricos con patrimonios superiores a 30 millones de euros se duplicó durante los años de crisis. Las personas con ese patrimonio declarado han pasado de 233 a 508 en los siete últimos años. Es la prueba inequívoca de que las crisis sistémicas son utilizadas por las élites económicas para enriquecerse a un ritmo superior a otros momentos mientras el grueso de la población paga la factura de sus excesos. El negocio perfecto. ¿Para qué demonios nos sirve crecer si el beneficio se lo llevan unos pocos, los mismos, mientras el resto se estanca o empobrece? [2]
Reducción lenta del paro fragmentando el empleo y a costa de aumentar la precariedad laboral
No se ha sustituido el modelo económico. No se buscaron nuevos nichos productivos para sustituir el ladrillo. No se aumentó la investigación y desarrollo. En lugar de ello, se repartió y precarizó el empleo aprovechando las buenas cifras del turismo. Cuando se habla de reparto de horas de trabajo como forma de crear empleo no hay que hacerlo «a cualquier precio», como indica Eduardo Garzón: «no se trata de repartir las horas de trabajo a cualquier precio, que es precisamente lo que está ocurriendo actualmente en nuestro país: se desguaza el empleo que hay y se reparten trozos. Lo que hay que hacer es asegurar mediante todo tipo de actuaciones que esos nuevos puestos de trabajo disfruten de las condiciones laborales suficientes para asegurar un nivel de vida digno. Empleos de calidad y con salarios decentes». En nuestro país se reparten trozos y se crean empleos parciales, mal remunerados y con condiciones de trabajo que han empeorado sustancialmente tras las dos reformas laborales de PSOE y PP. El profesor Vicenç Navarro indicó recientemente que «el 70% de los jóvenes (entre 20 y 24 años) no trabaja y por tanto no cotiza, y de los que cotizan, el 73% tienen trabajo temporal, porcentaje que baja algo, a 56%, cuando incluimos todos aquellos jóvenes que trabajan y que tienen menos de treinta años», y nos ofrece una de las claves de lo que ocurre hoy día en nuestra economía: «los salarios bajos no son resultado de la baja productividad, sino al revés, la baja productividad es consecuencia de los bajos salarios». Esos bajos salarios y los altos niveles de desempleo son el problema fundamental para el sostenimiento de las pensiones públicas.
Crecimiento de la Deuda pública a niveles nunca alcanzados que encadena el futuro de España
Un excelente artículo de principios de febrero publicado en el blog El Disparate Económico de El Confidencial [3] por un grupo de profesores y economistas independientes resume la situación actual respecto a la deuda externa. Comienza confirmando algunos de los datos que indicamos más arriba; «lo más importante, no solo que el 80% de la población se haya empobrecido desde 2008 y destruido un 12% de la clase media, no solo que la tasa de paro se haya duplicado (desde el 8,6% en 2007 al 16,5% en 2017), no solo que el riesgo de pobreza esté en máximos históricos (más de 13 millones de personas) y seamos el país con mayor desigualdad de Europa —la renta de los hogares jóvenes, aquellos cuyo cabeza de familia tiene menos de 35 años, cayó en un 22,5% entre 2011 y 2014, y en términos de riqueza neta la situación es aún más dramática, cayó en un 46%, solo tienen deudas, algo que no ha sucedido en ningún otro país— o que el sistema de pensiones esté quebrado. Lo verdaderamente relevante que resume el desastre económico a que nos ha llevado el régimen del 78 —algo que todos los analistas y medios casi sin excepción están ocultando a los españoles— es que el país entero está quebrado, es decir, que lo peor está por llegar». Más adelante cifra la deuda pública total en el 138% del PIB oficial y 1,6 billones de euros, lo que significa que «por cada euro de crecimiento oficial» nos endeudamos en casi dos euros en 2017, y que esta situación no estalla porque es el BCE el que está comprando nuestra deuda y los tipos de interés se mantienen negativos. «En seis años, el Gobierno de Rajoy ha endeudado a los españoles en 646.378 millones de euros, la cifra más alta en términos de PIB de toda la historia. Solo en 2017, la deuda ha aumentado en 53.816 millones de euros», señalan más adelante. Si bien, en el artículo se hace hincapié en correcciones con una orientación económica bastante neoliberal, que busca reducir las «duplicidades» o habla del «despilfarro del Estado autonómico, también podría señalarse el enorme fraude fiscal estimado por GESTHA en unos 80 mil millones anuales -la mayor parte atribuido a las grandes empresas y fortunas- o el despilfarro fruto de la corrupción política en la gestión de las obras públicas.
Así pues, lejos de poder alardear de una gestión económica eficiente, el manejo económico del Gobierno Rajoy se sostiene solo gracias a la propaganda de trazo grueso bien amplificada en casi todos los medios de comunicación públicos y privados, que deja en el tintero varios puntos flacos a criticar ferozmente: la desigualdad, el aumento de los ricos y de la pobreza durante la crisis sistémica, el recuerdo de las causas olvidadas de esta crisis, el leve descenso del paro cimentado sobre la precariedad laboral, la pérdida de cotizaciones que pone el riesgo todo el sistema de pensiones y, todo ello, posible por un endeudamiento galopante que nos conduce a una probable quiebra de la economía.
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[1] rtve.es/v/4559452?t=23m23s
[2] paradigmamedia.org/el-negocio-de-la-crisis-el-numero-de-ricos-se-duplica-mientras-crece-la-pobreza/
[3] blogs.elconfidencial.com/economia/el-disparate-economico/2018-04-02/deficit-economia-espana-ine-presupuestos_1543367/
* Periodista en Tercera Información y Paradigma Media Andalucía.
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