José Manuel Matencio Ojeda.
En el 10 de Diciembre, se conmemora la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y, en este año 2018, celebramos su 70 aniversario.
Dice dicha proclamación en su preámbulo, que la aspiración más elevada del hombre, es el advenimiento de un mundo liberado del temor y la miseria, del disfrute de la libertad de palabras y de creencias. Y que el hombre no tenga que recurrir al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión porque sus derechos humanos sean protegidos por un estado de Derecho.
Sin embargo, el primer derecho del hombre y la mujer, es el derecho a la vida, el derecho al recuerdo, el derecho a la Memoria. Que es lo que en estos momentos queremos celebrar
Por eso estamos aquí, porque hubo un momento en nuestra historia que, todos estos derechos se conculcaron y, el más importante que antes hemos mencionado, el derecho a la vida,, dejó una hilera de muertos en toda España, que aún hoy, nos llena de ignominia.
En los cementerios de San Rafael y de la Salud, se supone que son más de 4.000 cordobeses y cordobesas los que allí yacen, esperando que, de una vez, se exhumen sus cadáveres, se dignifique su memoria con ello, y sus familiares respiren tranquilos sabiendo que, por fin, algo de justicia se ha hecho con los restos de sus seres queridos.
Han pasado 82 largos años del comienzo de la guerra civil; en este año se conmemora el 40 Aniversario de nuestra Constitución que, con sus aciertos y sus defectos, nos ha traído años de avances y prosperidad que han llegado, prácticamente, a todas las capas de nuestra sociedad. Con las últimas elecciones han aparecido grupos que ya tienen importante representación parlamentaria, que hablan de la eliminación de los parlamentos regionales, y, que las autonomías son chiringuitos que tienen que desaparecer. Pero tenemos que tener memoria para recordar que, en tiempos de la dictadura, a la que no les hacen ascos, ni tendríamos los servicios que tenemos (por ejemplo este Centro Cívico), ni podríamos estar aquí reunidos. No somos de los que pensamos que con Franco vivíamos mejor.
Dicho esto, tenemos que seguir insistiendo que los 40 años de vida democrática, ha sido demasiado tiempo para que los cadáveres de tantos hombres y mujeres, estén bajo tierra sin que nadie se haya acordado de dignificarlos, sabiendo que con ello, se dignifica a toda la sociedad.
Asociaciones de la Memoria, familiares y, una parte importante de la sociedad, hemos luchado contra una pared infranqueable. La pared de las Instituciones, donde siempre hemos obtenido buenas palabras (cuando se “dignan a hablarnos”) pero unos hechos nulos. Han demostrado en un tema tan delicado y, en ocasiones, dramático, su incapacidad o su desidia para ponerse al frente y resolverlo dentro de su ámbito.
Quisiéramos pensar que todo este tiempo no ha pasado en balde, no obstante, eso parece.
Ha habido en el Ayuntamiento, en la Diputación, en la Junta de Andalucía, en el gobierno Central, partidos de todos los colores, ninguno se ha dignado exhumar los cadáveres, cuyos restos, las familias esperan con ansiedad.
Desde la Delegación, que sí nos ha atendido, cualquier medida que se proponga, no saldrá adelante sin el visto bueno del Director General. Lo peor de esto es que actúan como meros subordinados. Nadie ha dado un puñetazo en la mesa exigiendo hechos y no palabras. Y es que las actitudes firmes, ponen en entredicho cualquier sillón.
Nos hemos dirigido a la Alcaldía, a la Diputación…para proponer diversas maneras de resolver temas de la Memoria que, a la vez, hemos planteado. Es decir, queremos que se nos tenga en cuenta como Asociaciones Memorialistas y como ciudadanos y ciudadanas responsables. ¿Sabéis lo que nos han contestado?: Nada. Nos han ignorado una y otra vez a Asociaciones y a esta Plataforma donde se agrupan todas ellas (o casi todas), de Córdoba y provincia. Las Instituciones se han descalificado con esta actitud ellas solas, y han arrastrado con ello a la sociedad, donde se ha implantado la apatía, la desgana y la desconfianza hacia los políticos, y, como consecuencia, las ideas homofóbicas, la antiinmigración y los planteamientos antidemocráticas, intransigentes y de odio, se han adueñado de ella, que es el mejor caldo de cultivo para los partidos de extrema derecha y los fundamentalismos.
Hacemos algo de historia de estos dos últimos años:
Entre Febrero-Marzo de 2017, se aprueba la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, y en Agosto de 2017, se aprueban las intervenciones en las fosas de Córdoba; en febrero de 2018 comienza el estudio historiográfico de los cementerios de Córdoba con financiación de la Junta. En Junio de este año 2018, la Dirección General, a propuesta del Equipo Técnico, aprueba unas exhumaciones selectivas en el cementerio de la Salud presupuestadas en 45.000.-€. Todas estas intervenciones estarían amparadas en la Ley de Memoria Histórica. ¿A que se espera? Tenemos una ley de Memoria de Andalucía desde 2017, que es avanzada si ésta se pone en práctica, si no, será papel mojado. Y así andamos.
Tanto el Ayuntamiento, como la Diputación, no han querido saber nada de las personas que activan a esta sociedad, y, en este caso, la Memoria Histórica y las exhumaciones. Ellos van por libre, tratando de no hacer nada que suponga para ellos/as un compromiso serio, real y efectivo. Un compromiso de progreso en el que ciudadanos y ciudadanas, nos sintiéramos satisfechos de lo conseguido. A estos ciudadanos y ciudadanas había que mirarlos, desde las Instituciones, como a la niña de sus ojos. De aquí salen personas libres, comprometidas, críticas y responsables, que sirven de sostén a una sociedad democrática, y quieren que sea también, participativa. Y ellos/as, nuestros representantes, son los responsables de liderar la mejor andadura para el progreso, el bienestar y la democracia, o así debería ser. Que no se les olvide, vaya a ser que el ogro de la intransigencia, se coma los beneficios alcanzados en nuestra sociedad.
Por ello, desde aquí exigimos que, catas y exhumaciones, empiecen sin dilación alguna, y este día de los Derechos Humanos sea el símbolo significativo de ello; que desde la Dirección General, se haga un anuncio-comunicado a nivel provincial, regional y nacional, utilizando los medios a su alcance, para que esta información llegue todas las personas que tengan familiares en las fosas de los cementerios de San Rafael y la Salud y se pongan en contacto con la oficina de la Memoria en Córdoba; que desde esta oficina (Oficina de la Memoria), se planifique un trabajo serio y riguroso para contactar con los familiares de las personas asesinadas que yacen en los cementerios de Córdoba; que se cree un banco de ADN en Córdoba, para que, una vez hecha la cata, se tengan suficientes pruebas para cotejar los restos; que, desde la Diputación, se pongan manos a la obra, para que los consejos de guerra estén a disposición de historiadores, familiares e interesados.
Si esto no se hace, será una responsabilidad que tendrán que asumir los políticos que nos representan, y, posiblemente, la sociedad en general, le pida cuentas de su trabajo.
*Portavoz Plataforma por la Comisión de la Verdad.
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