Manifiesto Plataforma por un Río Vivo
Miles de peces buscan oxígeno en los rápidos del río, muchos no aguantan la anoxia y mueren asfixiados. Son los efectos más visibles del vertido de alperujo (alpechín y orujo) originado en la empresa Oleíca El Tejar. A la mortandad de peces hay que sumarle algo aún más grave, la desaparición de otros organismos acuáticos que son la base de toda la cadena alimenticia del ecosistema fluvial.
Las aguas negras del Guadalquivir nos recuerdan otros tiempos, aquellos en los que el alpechín se vertía directamente, provocando continuas mortandades de peces y un olor insoportable. Afortunadamente en 1981 se prohibió su vertido. Sin embargo, bien por accidente, o bien de manera intencionada, las contaminaciones por alpechín han sido y son una constante en los ríos y arroyos andaluces, solo hay que recordar las sucedidas este año como las del arroyo Salado en Villa del Río y en el arroyo Manosalvas en Baena.
Ante esta situación, exigimos:
Que la empresa Oleíca El Tejar, explique las circunstancias en las que se produjo el vertido y las medidas que van a desarrollar para que no vuelva a suceder episodios similares.
A la Junta de Andalucía, que haga accesible a la opinión pública, las acciones emprendidas desde que tuvieron conocimiento del vertido, los medios de inspección y control que se ejercen en estas instalaciones. Que se desarrolle un procedimiento riguroso de sanción de la empresa, y la metodología para evaluar el impacto de los vertidos.
A la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir que explique el protocolo seguido para mitigar los efectos del vertido, el proceso sancionador puesto en marcha y los planes de restauración previstos del tramo afectado.
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