La asociación ARBA Almedinilla (asociación para la recuperación del bosque autóctono) organizó el pasado jueves 17 de junio las I Jornadas Del Olivar en el contexto de incertidumbre en el que se encuentra actualmente el sector en la comarca de la Subbética.
Esta asociación, si bien tiene como uno de sus propósitos recuperar, poner en valor e integrar la flora autóctona de zonas degradadas y con serio riesgo de erosión, decidió poner en marcha esta iniciativa debido a la amenaza que sufre nuestro olivar tradicional. Iniciativa que esperan continuar en los próximos años.
Estás jornadas han contado con el apoyo del Ayuntamiento de Almedinilla, quien según Jaime Castillo, alcalde del consistorio y representante público que inauguro el evento, está sensibilizado con esta causa ya que “nuestro sector del olivar es el más importante de nuestra economía”.
Seguidamente, Rafael Gámiz, joven agricultor miembro de ARBA y de la comisión encargada de materializar esta actividad, tomó la palabra para agradecer dicho apoyo y manifestar que las instituciones locales tienen mucho que decir en la búsqueda de posibles soluciones.
Ya sea creando infraestructuras para el aprovechamiento de agua de lluvia, evitando así la sobreexplotación de los acuíferos, plantas públicas de compostaje a partir del residuo orgánico que ofrezcan al agricultor el acceso a abonos más naturales a bajo coste, facilitando espacios para la reintroducción de ganado que ayude en el manejo de las cubiertas vegetales,…
La primera ponencia corrió a cargo de Francisca García, secretaria y jefa de panel de la DOP Priego de Córdoba, quien habló del valor diferencial de nuestras variedades autóctonas, destacando el picudo por su adaptación al medio, las condiciones climáticas y sus potentes propiedades organolépticas. Aspecto este último que los asistentes pudieron comprobar al finalizar la ponencia con una cata dirigida de un AOVE picudo de la comarca.
Además, alarmó de la pérdida de patrimonio natural y diferenciador que supone los arranques y sustituciones de olivos centenarios, en su mayoría picudos, a los que asistimos a diario por variedades que aún no sabemos cómo se van a adaptar a nuestro entorno. Máxime cuando este paisaje está propuesto para Patrimonio de la Humanidad, con la repercusión en términos económicos que ello conlleva.
Siguió Miguel Ángel Gómez, responsable de agricultura regenerativa de la asociación AlVelAl, quién dio a conocer los estudios llevados a cabo en los que se demuestran los beneficios de las cubiertas vegetales bien manejadas, con casos prácticos de explotaciones donde llevan años desarrollando este tipo de agricultura regenerativa en contraposición al “desierto de olivos”. Además de continuar redundando en los factores diferenciadores puestos de relieve en la ponencia anterior, añadiendo en su caso aspectos morales.
Francisco Ruíz, de Finca El Valle Del Conde, fue el encargado de cerrar las jornadas. Ejemplo local y real de que otra agricultura es posible. Transmitiendo su experiencia en la gestión del olivar con manejo ecológico, regenerativo, con integración de ganado para el control de las cubiertas vegetales, abonando, mejorando la composición de los suelos y la fauna auxiliar encargada de combatir las enfermedades y las plagas.
Todos factores que ayudan a que la rentabilidad del agricultor sea mayor al buscar la alianza con la naturaleza. Ya que un ecosistema sano y en plenitud de sus funcionalidades es capaz de proveernos de multitud de servicios de manera gratuita.
Al finalizar, Rafael Gámiz manifestó que “desde ARBA Almedinilla pensamos que si bien llevamos años siendo conocidos por la calidad de nuestros aceites, vienen tiempos en los que hablar de calidad solo y exclusivamente no nos va a garantizar mucho. Hay que apostar por la excelencia. Y esto no solo tiene que ver con la calidad de nuestros aceites, sino cómo repercute el sector en nuestro medio y cómo vamos a transmitir esa repercusión al consumidor.”
Añadió que “es necesario ir más allá, añadir apellidos al producto vinculándolo con la sostenibilidad, no solo medioambiental, también económica y social. Aspectos que tienen que ver con el territorio, nuestra cultura, el paisaje, la joya que suponen los olivares centenarios, la recuperación de usos ganaderos en el manejo del olivar, el aprovechamiento del agua de lluvia, el entorno tan privilegiado que tenemos,…”
En ese sentido y por todo lo expuesto en las ponencias, afirmó que “ojalá seamos capaces de aportar algo de luz con estos encuentros. Teniendo siempre en cuenta nuestras peculiaridades e intentando transformarlas en aspectos que nos diferencien en el mercado”.
El resto de componentes se mostraron muy satisfechos por la gran aceptación de estas jornadas, las cuales superaron todas sus expectativas, y emplazaron a los asistentes para el año que viene. Indicando que hay mucho camino por andar y mucha inteligencia colectiva que poner a trabajar.
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