Nos hacemos falta. Las personas que creemos en las personas, nos hacemos falta. Las personas que creemos en la justicia social, que luchamos contra todas las desigualdades, contra todas las discriminaciones, contra la pobreza, nos hacemos falta. Las personas que odiamos las guerras y amamos la vida, nos hacemos falta.
Me gustaría sentarme delante de un policía que regresa a casa después de una jornada disparando metralla contra huelguistas que defienden sus derechos laborales. Y le diría: nos hacemos falta. Tú también eres un trabajador como a los que persigues. ¿Qué harías si peligrase el pan y el techo de tu familia? ¿Crees que tendrías en frente a los de tu clase? Seguro que no. Sus derechos son los tuyos. Entiendo que obedeces órdenes, que estás haciendo tu trabajo, pero no contra los que luchan a diario por lo mismo que tú. Porque nos hacemos falta.
No sé quién te ha hecho creer que los tuyos son los que aprueban leyes para no pagar impuestos por sus herencias millonarias. No sé quién te ha hecho creer que los tuyos son los que se dan la paz cada domingo en misa y luego declaran la guerra a los más desfavorecidos. No sé quién te ha hecho creer que la libertad consiste en negarla. Tengo amigos y amigas policías que no han mordido el anzuelo de la extrema derecha. Que cumplen su jornada laboral, que tienen sus ideas y no se han creído el cuento que considera ciudadanos sólo a los que hablan castellano, tienen la piel blanca, rezan de rodillas y son heterosexuales. Porque no es verdad. Su único Dios es el dinero y al nuestro le repugna la riqueza. Su único Dios es el poder y nosotros no servimos para ser amos y menos para ser esclavos. No dispares metralla contra lo que consideran morralla porque de esa misma morralla soy yo, de esa misma morralla eres tú. Y nos hacemos falta.
Me duele Cádiz. Me duele Andalucía. Y me duele dos veces en las vísperas de otro cuatro de diciembre. Porque la metralla mató entonces a un inocente y ahora la metralla no puede volver a disparar contra el pueblo. Que dispare contra el hambre. Que dispare contra el sistema que la genera. Que maldiga a quienes no nos representan. Que de una maldita vez se levante contra los silencios de los políticos andaluces en el Congreso que acatan las órdenes de sus mandos en Madrid. ¡Ay si los presupuestos o la investidura dependieran de un solo diputado andalucista! ¡Qué jartura de poses e imposturas en redes sociales que sólo sirven para levantar cortinas de humo y esconder su responsabilidad! ¡Ojalá las barricadas de Linares o de Cádiz sirvan para que nos demos cuenta que debemos levantarnos para no ser cómplices de las desigualdades sociales que padecemos! Porque nos hacemos falta.
Escribía con cierta regularidad en medios de comunicación hasta que la derecha franquista entró en el Parlamento de Andalucía y un pacto de perdedores se alió con ella para alzarse con el poder. En una de mis últimas columnas sentencié que el 4 de diciembre había muerto y que necesitábamos un nuevo revulsivo para que el pueblo andaluz tome conciencia de su inmenso poder. Ahora empuño la palabra para reivindicar el mismo ímpetu que hace 40 años puso patas arriba las estructuras del Estado, y que hoy recorre Cádiz con la dignidad por bandera. Yo estoy con ellos y ellas porque nos hacemos falta. Y quienes quieran que Andalucía deje de ser el culo del Estado y de Europa, que se sume a esta marea porque nos hacemos falta. Y quienes están en frente del pueblo con la cara tapada, que se pongan en su lugar porque también son pueblo y nos hacemos falta. Porque estamos hechos de esa bendita morralla que ama la libertad y la vida por encima de todas las cosas, que en lugar del fusil empuña la garganta, que ha decidido levantarse contra el centralismo cansada de estar de rodillas, que se ha dado cuenta de que a la discriminación que padece por pobre, por mujer, por migrante, por joven o por vieja, se le suma la que padece por ser de Andalucía. Y porque, como dijo una vez Carlos Cano, si la cultura estuviera en peligro las barricadas estarían en Cádiz. Y la libertad. Y el pan. Y el techo. Y la identidad. Y la dignidad de esa morralla a la que pertenezco.
Que ABRAZADA me has hecho sentir, COMPAÑERO!!! Cuantas ganas de encuentro, APOYO MUTUO y SOLIDARIDAD OBRERA!
Sin duda, NOS HACEMOS FALTA!!!