¡Hay que ver lo que cambian los significados con el añadido que le ponemos a una palabra! Pelotas de trapo, pelotas de tenis, pelotas de ping pong, pelotas de golf. Pelotas de goma.
Creo que todavía hoy en día se escucha como grito de acusación burlesca lo de “Pelotas y pitos de goma” dicho en un aula a quien consideramos que adula, hace la pelota a profesores y profesoras. Por desgracia, las pelotas de goma de las que voy a hablar no son de juguete.
El 5 de abril de 2012, Íñigo Cabacas, de 28 años, había acudido al estadio de San Mamés para ver el partido entre en el Athletic de Bilbao y el Schalke. Unas horas después, en una carga poco aclarada, una pelota de goma disparada por un agente aún desconocido le impactó en el cráneo. Cuatro días después, Cabacas falleció en el hospital. La policía vasca no ha vuelto disparar uno solo de estos proyectiles desde entonces. Cinco agentes se sentaron en el banquillo, pero solo uno, el mando de mayor rango presente en el operativo, fue condenado a dos años de cárcel por homicidio imprudente. Nunca entró en prisión.
Cabacas es la única víctima mortal registrada desde al año 2000 por el impacto directo de una pelota de goma, pero los investigadores no se olvidan de las 14 (otras fuentes hablan de 15) personas migrantes que perdieron la vida en la tragedia del Tarajal, en Ceuta, en 2014. Murieron ahogadas mientras intentaban cruzar a nado el famoso espigón fronterizo con Marruecos. La Guardia Civil también les disparó hasta 145 pelotas de goma, y tampoco ha habido ningún condenado por estos hechos tras un largo, tortuoso y estéril recorrido judicial. En los sucesos trágicos de Melilla, en junio de 2022, los agentes lanzaron 86 botes lacrimógenos, 28 botes de gas y 65 pelotas de goma, y utilizaron 41 aerosoles lacrimógenos grandes y 12 de otro tipo. La información la dio el máximo responsable del instituto armado en la ciudad a la delegación de diputados, que visitó la zona unos meses después.
Ester Quintana perdió un ojo a causa del impacto de una pelota de goma en la manifestación por la huelga general del 14 de noviembre de 2012. A raíz de este hecho las pelotas de goma se prohibieron en Cataluña en 2014, aunque esta norma afecta únicamente a los Mossos d’Esquadra y no a la Policía Nacional o a la Guardia Civil.
Estas balas fueron sustituidas por pelotas de foam. Tampoco inofensivas. En febrero de 2021 una joven perdió un ojo en Barcelona tras, al parecer, el impacto de uno de estos proyectiles, hecho que ya está siendo investigado por el cuerpo. Ocurrió en las manifestaciones en protesta contra la detención y encarcelamiento de Pablo Hasel. Andrés García, abogado y co-director del centro de defensa de derechos humanos Irídia, desde el que se investiga este caso, afirmó: «Las bolas de goma son un arma altamente lesiva y sin ninguna capacidad de control»
Las pelotas de goma, de foam, junto con otras medidas represivas, gas lacrimógeno…, se consideran armas menos letales. El propio nombre es irónico ¿Qué es algo menos letal o poco letal? Supongo que se refiere a la estadística. Evidentemente, morir siempre es peor. En las protestas de Chile, en 2019, hubo de todo. Muerte de gente joven, como Kevin Gómez, que murió de un disparo, de fuego real, a quemarropa, pero también muchas lesiones de armas “menos letales”. Miles de personas resultaron heridas y más de 440 sufrieron trauma ocular, producto de la munición utilizada por Carabineros para silenciar las protestas.
En todo el mundo, la utilización de este tipo de armas, cuyo único fin es el control, y la represión de las protestas, está causando lesiones graves. No solo en Chile. En Líbano las fuerzas de seguridad han hecho un uso indebido de una diversidad de armas de fabricación francesa para reprimir protestas y han disparado de forma temeraria gas lacrimógeno y balas de goma directamente contra multitudes. Entre las numerosas personas heridas se encontraban Jean George Prince, que necesitó cirugía de reconstrucción después de ser alcanzado en la cara por una bala de goma el 18 de enero de 2019, y Jad, a quien un bote de gas lacrimógeno le rompió la nariz al golpearle la cara el 8 de agosto de 2020. Un tratado que regule este material podría evitar que otras personas sufran unos daños similares. No hay intenciones de hacerlo. Como en casos similares, alguien se está enriqueciendo con la venta de estos productos.
Las balas de goma se unen al gas lacrimógeno, pulverizadores de pimienta y porras para reprimir protestas pacíficas. El material de control policial se utiliza contra personas que protestan pacíficamente por las subidas del coste de la vida, los malos servicios públicos, la corrupción, las elecciones amañadas, la destrucción medioambiental o la demolición de casas. Esas personas podrían ser nuestras amistades, nuestra familia, o incluso tú o yo. Aunque en algunos países ya existen controles al comercio de este tipo de materiales para hacer cumplir la ley, la mayoría de los Estados no cuentan con ningún control efectivo basado en los derechos humanos.
En España, el Ministerio del Interior compra cerca de 60.000 pelotas de goma en pleno debate parlamentario sobre su prohibición. Además va a adquirir 780.000 unidades de cartuchos, que se entregarán a los antidisturbios de las UIP entre 2023 y 2025. Sirven también para lanzar botes de humo y de gas lacrimógeno.
Bueno, yo hoy solo quería hablar de Pelotas
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