Luis Naranjo.
Trescientas mil personas huyendo del terror fascista que se abatía sobre Málaga, caminando inermes bajo la metralla, buscando con cada paso la salvación tras la línea del frente republicano, miles de víctimas caídas a lo largo de un camino sembrado de frio, de hambre, de dolor, de indefensión y muerte. No solo fueron malagueñas y malagueños. Desde todo el arco geográfico que circunda a Málaga, de tierras gaditanas, de la sierra sur de Sevilla, de las campiñas y subbéticas cordobesas, del suroeste de Granada, muchos hombres y mujeres que habían vivido ya en sus pueblos la extrema violencia de las tropas coloniales junto a los falangistas locales encontraron un precario refugio en la Malaga republicana y reemprendieron el forzado éxodo el 7 de febrero de 1937.
Muchas desbandás confluyeron en la tragedia humanitaria de la carretera de Málaga a Almería, que rememoramos a lo largo de 260 kilómetros como imprescriptible crimen de lesa humanidad, símbolo y muestra del planificado genocidio franquista pero también de la capacidad de resistencia del pueblo andaluz, más allá de la costa mediterránea que constituye su escenario físico. No olvidemos nunca que la columna vertebral de este inmenso acto de resistencia antifascista y de confianza en la patria republicana fueron las mujeres, las abuelas y las madres que hicieron posible la supervivencia de miles de familias, junto con anónimas milicianas y voluntarias del Socorro Rojo Internacional. Para ellas nuestra admiración y reconocimiento eterno.
Hoy, con cada paso que damos recordando este crimen, luchamos contra la impunidad del franquismo y de sus verdugos, y de su peor y más injusta expresión que se llama Negacionismo. El negacionismo que se nos va a intentar imponer por el poder reaccionario del actual gobierno andaluz es la última vuelta de tuerca del muro de silencio y de olvido que ha sepultado la memoria de los vencidos y de las víctimas. Frente a este miserable empeño, debemos enarbolar, explicar y difundir el genocidio de la carretera de Málaga a Almería como un hecho histórico innegable, como la mayor tragedia humanitaria de la guerra de España, preludio de la barbarie nazi en los campos de Europa.
Para luchar contra la impunidad y el negacionismo necesitamos compromiso social, movilización ciudadana y hechos concretos desde el poder político democrático. No basta con gestos, declaraciones y palabras. Decimos no a la impunidad exigiendo la Comisión de la Verdad prevista en la Ley de Memoria Democrática de Andalucía para que elabore un censo oficial y público de víctimas de la Desbandá e impulse un mapa de fosas actualizado. Decimos no a la impunidad pidiendo una declaración del parlamento andaluz reconociendo y condenando los crímenes de guerra y contra la Humanidad cometidos del 7 al 13 de Febrero de 1937 entre Málaga y Almeria. En fin, decimos no a la impunidad reclamando Lugares de Memoria y un centro de interpretación de la Desbandá que divulgue y fundamente el relato veraz y comprometido con los valores democráticos de lo que aquí ocurrió.
En momentos históricos como los que estamos viviendo, resistir es vencer. Por la dignidad de las víctimas y la condena de los verdugos, mantengamos y hagamos crecer el compromiso social y político con la Desbandá, como referente andaluz de resistencia antifascista.
*Delegado en Córdoba del Club Senderista de la Desbandá.
0 comentarios