Ángel B. Gómez Puerto.
En muy pocos meses, el 3 de abril de 2019, se cumplen 40 años de las primeras elecciones municipales de nuestro actual período democrático. Eran tiempos verdaderamente difíciles y arriesgados para participar en la actividad política. No obstante esa dificultad, hubo personas comprometidas y valientes que dieron un paso al frente y decidieron ser candidatas en sus pueblos y ciudades.
Hacía muy poco tiempo que había entrado en vigor la actual Constitución, que tras el largo y negro período de negación de derechos y libertades básicos, consagraba el principio de autonomía local, al establecer, en el marco del título referido a la organización territorial del Estado, que “la Constitución garantiza la autonomía de los municipios. Estos gozarán de personalidad jurídica plena. Su gobierno y administración corresponde a sus respectivos Ayuntamientos, integrados por los Alcaldes y los Concejales” (artículo 140), precedido de otro precepto fundamental, el 137, que expresaba una idea de Estado compuesta, no unitaria, en la gestión de los intereses, de cercanía a los administrados, y que literalmente decía, y dice: “El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses”.
Con ese respaldo constitucional tuvieron lugar las primeras elecciones municipales de nuestra actual Democracia. El 3 de abril de 1979 millones de españoles se lanzaron a las urnas para elegir democráticamente a sus concejales, que unos días después, una vez que se constituyeron las Corporaciones Municipales, elegirían a sus alcaldes y alcaldesas, primeras autoridades locales democráticas desde la II República.
Como decía al inicio, eran tiempos, esos de abril del 1979, complicados para la vida política. En el mundo rural aún quedaban muchos resquicios del franquismo, y la decisión personal de ser candidato a Alcalde no era nada pacífica, sobre todo en las fuerzas políticas que habían estado prohibidas hasta hacía muy poco tiempo, como fue el caso del Partido Comunista.
Las personas que decidieron dar ese paso y fueron elegidas concejales, y en su caso, alcaldes o alcaldesas, contribuyeron en esos años a experimentar la nueva Democracia que había sido conquistada para nuestro país. En sus municipios y ciudades empezaron a construir el futuro, nuestro presente, a trabajar desinteresadamente por el bien común, dedicando su tiempo, sus energías y su patrimonio, y la de sus familias, a los demás, al bienestar de sus pueblos y de sus gentes.
En nuestra provincia, Córdoba, fueron elegidos ese 3 de abril de 979 un total de 925 concejales. Unión de Centro Democrático consiguió 334 concejales (30%), el Partido Socialista Obrero Español un total de 258 concejales (26%), el Partido Comunista de España llegó a los 183 concejales (25%) y el Partido Socialista Andaluz (el andalucismo del momento) obtuvo 32 concejales (8%).
Cuarenta años después, quizá ha llegado el momento de reconocer el papel histórico de todas esas personas, sobre todo las del mundo rural, de esos pequeños municipios de la provincia de Córdoba que no suelen aparecer ni en los medios de comunicación, ni en los reconocimientos públicos. Una de esas personas fue mi padre, Bartolomé Gómez Moreno, candidato a la alcaldía por el Partido Comunista en nuestro pueblo, El Viso de los Pedroches, el 3 de abril de 1979 y que ejerció el cargo de concejal al servicio de sus paisanos durante esos primeros años de democracia municipal.
(*) Profesor de la Universidad de Córdoba (Departamento de Derecho Público y Económico). http://gomezpuerto.blogspot.com
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