No es de interés airear polémicas sino ayudan a conciliar.
La Velá de la Fuensanta, “de la Fuensanta” se ubica en un espacio singular de Córdoba. Podría haberlo hecho en otro barrio distinto de la ciudad, pero, hete aquí que el azar la ubicó en el emblemático Pocito. Y con ello, su vecindad la hizo suya y abrió sus brazos a la hermandad de todos los vecinos y vecinas de la ciudad. Y esa vecindad la engrandeció, humanizándola y festejándola en cada final del verano, comienzo de una nueva era anual. Y eso no era malo, ¿verdad?
Pues atendiendo a que “las obras son los amores”, más pareciera que sólo exista una única manera de festejar a la Fuensanta que sea la de favorecer la segregación de una parte de su vecindad alentando así una polémica que nunca ha existido.
Su cartel, “otro cartel más”. Que cada cual juzgue (y con ello abrimos y cerramos comentario). Si acaso una reseña: el solo protagonismo ejercido unívocamente por la presencia religiosa evitando cualquier atisbo de relación con la vecindad que cuida y acoge a la virgen de la Fuensanta, patrona de la ciudad y un pequeño caimán, casi diminuto, para el valor simbólico popular que contiene.
De programa ramplón, con escasos contenidos y ningún interés por hacer partícipe como lo hizo en un tiempo pasado, aun reciente en la memoria, esa vecindad de acogida que tanta brillo popular y participativo le otorgó cuando era bienvenida. Nula presencia de la infancia, ni de la juventud que organizara las celebradas “Velá Joven”, ni nuestros mayores han merecido ser protagonistas de nada.
Con este modo de programar y de llamar a las gentes a acudir, que no a participar, es como se muestra el modo de comprobar el estilo.
A los partidos de la derecha (incluido el P$o€) cuando después de una mayoría relativa, se le otorga una mayoría absoluta, es como a los perros rabiosos que siempre son peligrosos pero cuando se les abre la jaula muestran todo lo que llevan dentro y se comen a cualquiera.
No me queda más remedio que repetir que es la realidad y sólo queda aprender en éstos cuatro años que lo más importante es que la población haga suyos nuestros proyectos y, mientras tanto, disfrutar lo votado.