ACISGRU (Asociación cordobesa para la inserción social de gitanos rumanos).
Pepe Gines y otros “ignorados ocupantes” de una nave de Chinales serán “lanzados” de su casa “sin prórroga ni consideración” el próximo día 6 de mayo a las 9 y media de la mañana. Son las literales e implacables palabras de la ley, que como en el cuento de Kafka, no matiza, ni aclara, ni tiene en cuenta ruegos o preguntas.
En el antiguo derecho de la Ley de Enjuiciamiento Civil era preciso que los demandados fueran personas físicas, perfectamente identificadas con nombre y apellidos, con todos los datos que permitieran su reconocimiento. Se partía de la base de que hablábamos de “personas”, hombres y mujeres, adolescentes y niños… En la actual modificación de junio del 2018 la demanda puede ir dirigida a “ignorados ocupantes”, de viviendas en precario, gentes completamente anónimas, de los que lo ignoramos todo, de los que sólo sabemos que están ocupando un lugar que no les pertenece.
Mejor así. Si no sabemos sus nombres y apellidos, si ignoramos que allí viven al menos diez personas, que han hecho un pequeño huerto para cultivar tomates, lechugas y pimientos, que tienen un palomar y que recogen todos los días los huevos de sus gallinas, si se desconocen todos estos pormenores, si se elude que son “personas”, a su Señoría le va a resultar mucho más fácil ordenar el “lanzamiento”.
La ley no sabe ni quiere saber quiénes son los que ocupan ilegítimamente la nave de Chinales, pero en el preámbulo de la norma procesal se aventura que en estos casos suele tratarse de bandas organizadas para fines delictivos, capaces de realizar “actuaciones muy lucrativas y de carácter mafioso, que perturban y privan de la posesión de viviendas a las personas físicas a las que legítimamente corresponde”.
Pobre Pepe, pobre Daniela y Graciano y Cosmín, pobres familias de Corbu, que dejaron su país para venir a buscar cartón y chatarra por las calles de Córdoba, que ocuparon una nave abandonada, sin saber que estaban perturbando y privando de su legítima posesión a los fondos estadounidenses Lone Star. Pobres gentes de un pueblo pequeño de Rumanía, que en realidad no perturban ni privan de su posesión a honrados ciudadanos, sino a un gigante especulativo, a un comprador de fondos tóxicos, que en estas fechas se entretiene en lanzar ofertas no vinculantes para hacerse con nuevas propiedades inmobiliarias, la propiedad de Sdin, la antigua Solvia Desarrollos Inmobiliarios. Pero la justicia es ciega y no tiene por qué conocer estas menudencias.
Ignorados ocupantes pobres, ciudadanos europeos del exilio económico, enfrentados a los mega intereses de impersonales personas jurídicas, bien conocidas en los juzgados, en la Bolsa, en el gobierno y en los todos los centros de poder.
Ignorados ocupantes pobres, que serán lanzados de la nave que han convertido en su hogar, dejando morir a los palomos, a las gallinas y a todas sus verduras.
Olvidemos estos eufemismos irónicos, en realidad, son Daniela, Pepe, Graciano, Ineras, Cosmín y otras personas con nombre las que serán lanzados de Chinales el próximo seis de mayo. “Lanzadas de la nave”, término polisémico, cargado de variadas resonancias, que en el contexto procesal significa “vamos a mandar a la policía, con todos los signos de su autoridad y de su fuerza para que os arrojen como a perros del lugar”.
Anónimos e ignorados ocupantes, que cuando el día seis de mayo a las nueve y media de la mañana sean arrojados de lo que hasta ahora era su hogar, podremos identificarlos sin lugar a dudas y veremos sus caras desorientadas y llorosas, mientras dejan la vivienda, el huerto y las gallinas.
¡Suerte Lone Star, a ver si conseguís haceros con las nuevas propiedades inmobiliarias de Sdin para seguir promoviendo lanzamientos contra otros ignorados ocupantes! Mucha suerte.
Fotos: ACISGRU.
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