La situación de emergencia nacional nos afecta a todos, pero de modo especial a las personas desfavorecidas, que ni siquiera pueden cumplir las recomendaciones sanitarias y de aislamiento que a todos obligan, y cuya situación de vulnerabilidad les puede llevar a la desesperación más extrema.
A día de hoy, según datos aportados por la Unidad de Menores del Ayuntamiento de Córdoba, hay en la ciudad 19 asentamientos, formados por 107 unidades familiares, compuestos por 217 adultos y 102 menores. Un total de 319 personas, que viven en lugares insanos, sin agua corriente ni saneamientos, con ingresos irregulares procedentes del trabajo informal, la recogida de chatarra y los productos de desecho de los contenedores o la mendicidad. Con solo estos datos podemos imaginar cuál es su situación en la crisis del coronavirus. La resumimos someramente:
Trescientas nueve personas con enormes dificultades para seguir las recomendaciones higiénicas, pues el acceso al agua es difícil en algunos casos o imposible en otros. Hay asentamientos que ni siquiera pueden acceder a las fuentes que se instalaron en zonas próximas, pues los vecinos o la policía se lo impiden para que no se rompa el estado de alarma.
Ciento siete familias que no pueden pensar en la compra de productos de higiene, cuando la falta de ingresos les impide incluso comprar el pan.
Trescientos nueve personas que vivían fundamentalmente de la basura (incluyendo en este concepto también el trabajo efímero y escaso) y de nuestra compasión (incluyendo en este concepto la mendicidad o las ayudas asistenciales insuficientes), y que ahora se quedan sin estas dos fuentes de ingresos. No pueden recorrer las calles de la ciudad con sus carritos, no pueden colocarse en las puertas del supermercado o de la iglesia para apelar a nuestra compasión.
Hasta hoy, veinte de marzo del 2020, en el quinto día del estado de alarma, estas trescientas nueve personas no han recibido ninguna asistencia por parte de las administraciones, encargadas de velar por ellas. Desconocemos los pormenores de esta falta total de atención y no entramos en la valoración de la misma.
Es por ello que ACISGRU, asociación compuesta por voluntarios (ocho de ellos ya jubilados), ha tratado estos días de suplir el abandono de las administraciones con medidas de ayuda mínima, recabando recursos de la solidaridad individual. También de forma somera, esto sería lo realizado hasta este momento:
Desde el 15 de marzo hasta hoy 20 de marzo hemos recaudado la cantidad de 3218 euros, con las aportaciones de 35 personas. Estamos pendientes de recibir en torno a mil euros más de un colectivo parroquial, cantidad con la que podremos contar a partir de mañana.
Hemos entregado ayudas de 20 euros a 104 familias(2080 euros), en forma de bonos de compra en tiendas próximas a los asentamientos o en forma de dinero, transferido a la cuenta de una persona concreta, responsable de su distribución entre las familias cada asentamiento.
Otras cantidades hasta un total de 2508 euros en emergencias de medicinas o infantiles.
Esperamos poder continuar mañana ayudando de esta limitada manera a las familias que nos faltan y atender alguna emergencia más.
Consideramos que esta situación requiere actuaciones más contundentes que las aportadas por un pequeño grupo de ancianos, recluidos en sus casas y que realizan telemáticamente la asistencia, con recursos limitadísimos.
Urgen actuaciones inmediatas y efectivas por parte de las administraciones coordinadas.
Si un grupo de ancianos, desde sus casas, con la información suministrada por la Unidad de Calle, ha podido llegar a 104 familias con estos escasos recursos ¿por qué las administraciones aún debaten en enredos burocráticos lo que harán pasado mañana, dejando pasar hoy el tiempo del estado de alarma, sin una mínima acción social o sanitaria?
Desconocemos las causas de esta inacción y no perderemos ni un segundo en análisis interesados o ideológicos. Lo que sí señalamos es la urgencia de la acción social e higiénica ya, aunque sólo sea por atender cínicamente al bien de la sociedad mayoritaria.
Lo hicimos al principio de la crisis del coronavirus y los volvemos a hacer ahora, aquí hay nueve voluntarios (ocho de ellos en edades de riesgo) para trabajar por las familias romà. Naturalmente en el futuro nuestro trabajo tendría que ser de colaboración con la administración y no autónomo, espontáneo y tan limitado como hasta ahora. Pero, eso sí, que cuenten con nosotros para realizar tareas efectivas y con repercusión real en las personas. Las tareas burocráticas que las hagan los burócratas; nosotros no sabemos realizarlas y además creemos que en esta situación de crisis la burocracia enferma o mata por su inoperancia.
En Córdoba a 20 de marzo del 2020.
ACISGRU – ASOCIACIÓN CORDOBESA PARA LA INSERCIÓN SOCIAL DE GITANOS RUMANOS.
Gracias por vuestra solidaridad