Como cada año y en el marco de la Semana La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en Andalucía (EAPN-A) presenta su informe anual, sin disponer de suficiente perspectiva a la hora de analizar el impacto social provocado por la actual crisis sanitaria, «si podemos valorar el punto de partida de Andalucía tras los datos del período de 2008-2019», siendo la comunidad que ha sufrido con mayor intensidad las consecuencias de la crisis y de la evolución del decenio, soportando tasas muy elevadas de riesgo de pobreza y/o exclusión social.
La vicepresidenta de EAPN-A, Kaoutar Boughlala, ha remarcado que ante la nueva realidad generada por la crisis del COVID-19, el impacto social en cuanto a cifras es aún incierto, pero sin duda nos estamos encontrando ante una nueva realidad de pobreza. La crisis del COVID está generando la acentuación de un Nuevo Perfil de Pobreza, conformado por personas que no viven en la miseria, pero son pobres (entre ellos nos encontramos personas con nivel educativo medio o alto, con trabajo, desempleados, y un elevado porcentaje de personas de nacionalidad española).
Ante esta realidad, Andalucía parte con una situación de absoluta desventaja, pues los datos a nivel nacional recalcan el aumento de las desigualdades entre las comunidades autónomas, y remarcando cada vez más la desigualdad estructural entre norte y sur en España. “La situación de la pobreza y la exclusión social en Andalucía sigue siendo crítica”.
Los datos de 2019 aportan como más de 3 millones de personas (3,17 millones de personas) se encuentran aún en riesgo de pobreza y/o exclusión, lo que supone un 37,7% del total de la población. La cifra está 5 décimas por debajo respecto al año anterior, debido a una mínima mejora de la situación de las mujeres, cuya tasa se ha visto reducida 7 décimas.
La Tasa de Pobreza sigue siendo la segunda más alta en todas las regiones, solo ligeramente inferior a la de Extremadura, a pesar de haberse visto reducida respecto al año anterior, alcanzando en 2019 el 31,3%, lo que supone 12,4 puntos porcentuales más que la media nacional.
Las situaciones más extremas son las que se han visto más afectadas. La Tasa de pobreza severa en Andalucía es del 14,7%, cifra que es 5,5 puntos más elevada que la media nacional y la más alta de todas las comunidades autónomas. En torno al 47%, es decir, prácticamente la mitad, de las personas pobres de Andalucía están en pobreza severa.
Unas 497.000 personas, 174.000 menos que el año pasado, viven en condiciones de Privación Material Severa en Andalucía. A pesar de esta mejora, estos datos representan que el 5,9% de la población no puede hacer frente a situaciones de consumo básicas, como no poder permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días. Aún así, esta cifra representa una importante reducción, ya que disminuye un 26% (2,1 puntos porcentuales).
“Un 44% de las personas que residen en Andalucía no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos y, el 47% no pueden permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año, según ha expuesto José Miguel Morales, miembro de EAPN-Andalucía. Respecto al empleo, en Andalucía el 18% de la población menor de 60 años vive en hogares con baja intensidad de empleo, siendo la región dónde se mantiene más alta esta cifra, manteniéndose respecto a los datos del año pasado.
La renta media se ha reducido en Andalucía este año en 222 € (-1,6 %) y es, en 2019, de 13.755 € por unidad de consumo (9.160 € por persona). Es una de las cinco comunidades autónomas en las cuales se ha reducido, siendo la tercera más baja de todas ellas, solo inferior a Extremadura y, muy levemente, Murcia. La población andaluza cuyos ingresos por unidad de consumo están en el tramo más bajo de renta se ha vuelto a incrementar por segundo año consecutivo, lo que es consistente con los datos que indican el aumento de la población en pobreza severa.
Sin duda, estos datos aportan cómo aquella parte de la población que ya sufre precariedad en sus necesidades más básicas es la que más crece en cifras. Algo más de 583.000 personas -unas 23.000 más que el año anterior- reciben una pensión cuyo importe es inferior al mínimo considerado para no ser pobre. Es decir, el 36,9 % de todas las pensiones y, si se consideran solo las de viudedad, casi todas de mujeres, el 41,2%
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