«La Vida Secreta de las Plantas» es una de las pocas incursiones conscientes de Stevie Wonder en el mundo de la BSO.
En los primeros versos de su tema principal, Steve nos resume el centro de este post:
I can’t conceive the nucleus of all
Begins inside a tiny seed
And what we see as insignificant
Provides the purest air we breathe
El gas que respiramos como «aire» es una mezcla (como ya nos dijo Mecano) de nitrógeno, oxígeno, diódo de carbono y vapor de agua fundamentalmente que nos permite realizar la función de ventilación y de respiración celular, por tanto, es algo positivo para muchos miembros de los cinco reinos de la vida que pueblan nuestro planeta. La función que vamos a describir, no es exclusiva de la plantas, es más, la primera vez que se vio en nuestro planeta fue hace millones de años y causó un cambio climático absoluto y de consecuencias planetarias como fue la eclosión de la vida en ambiente terrestre-aéreo que requería un mayor gasto energético para lo que la presencia de oxígeno es fundamental.
En resumidas cuentas, la fotosíntesis es un proceso por el que los fotones de la luz solar interaccionan con proteínas desencadenando una reacción en cadena que lleva como resultado la generación de compuestos quíimcos complejos, normalmente, azúcares. Sin embargo, procesos similares se pueden usar para la eliminación de compuestos tóxicos o generadores de estrés oxidativo. El mismo fenómeno fotoeléctrico que hace que las placas solares funcionen, lleva, millones de años entre nosotros en las plantas, las algas y las bacterias.
Concretamente en plantas, el cloroplasto, su orgánulo central atiborrado de clorofilas, xantofilas y otros pigmentos, es el receptor de los fotones y quien muestra respuesta a ese estímulo, iniciando la síntesis de azúcares a partir de CO2.
La fotosíntesis tiene dos fases: la fase luminosa en la que la luz solar interactúa con el cloroplasto y la fase oscura, en la que la energía almacenada químicamente impulsa la transformación del CO2 en azúcares.
La luz, en su longitud de onda del color rojo activa unas proteínas de la membrana del tilacoide que impulsa una reacción de ruptura del agua y la fomración de moléculas de energía (ATP), posteriormente, dentro del estroma, esas moléculas energéticas y electrones de alta capacidad (poder reductor) impulsan la transformación del CO2 en azúcares y algunos aminoácidos. Es sorpredente ver que estas proteínas funcionan de una forma muy parecida a las placas solares fotovoltaicas, en un fenómeno de altísima tecnología que hace que podamos respirar aire puro y que atraviesa seres vivos de muy diferente origen y características… pero eso ya lo veremos otro día…
Referencias
– Apuntes de «Fotobioquímica y Fotobiología». Grado de Bioquímica, Universidad de Córdoba, 2014.
– Biología (2º Bachillerato), Editorial SM.
– https://www.hidden-nature.com/dodociencia/1o-eso/biologia-y-geologia/la-biodiversidad-en-el-planeta-tierra/la-fotosintesis-fase-luminosa-y-oscura/
0 comentarios