La Junta de Andalucía se ha adherido a la solicitud de las comunidades del noroeste de España para rebajar el estatus de protección del lobo. Este paso, que ha dejado perplejos a colectivos como Ecologistas en Acción, se produjo durante el pleno del Comité Europeo de las Regiones celebrado el pasado miércoles 17 de abril.
La Junta ha reconocido que no existen indicios de su presencia en la región desde hace una década. Los censos de lobos que se realizan periódicamente a nivel estatal no detectan presencia de lobos en Andalucía desde hace una década. La última población existente en la Sierra de Andújar se extinguió por la falta de una protección eficaz por parte de la Junta de Andalucía.
Ecologistas en Acción recuerda que la Junta de Andalucía se negó pertinazmente, por presión de los propietarios de los grandes latifundios de Sierra Morena dedicados a la caza mayor, a catalogar al lobo como especie “en peligro de extinción”, lo que este colectivo entiende que «era una obligación legal dado lo exiguo de sus poblaciones y requisito indispensable para aprobar y ejecutar el preceptivo Plan de Recuperación. Nada se hizo, y el lobo se extinguió. La ejecución de un plan de recuperación del lince, que estaba en mejores condiciones que el lobo, ha conseguido la recuperación de esta especie emblemática. Pero con el lobo, los políticos siguen actuando como los mismos miedos atávicos medievales, sin ningún rigor científico ni teniendo en cuenta el papel fundamental que tiene en el control y saneamiento de las poblaciones de herbívoros«.
Hay que tener en cuenta que mientras se permite la extinción del lobo se aprueban planes cinegéticos de emergencia para reducir la superpoblación de jabalíes, o se tienen que cercar zonas de parques nacionales y naturales para impedir la deforestación por las crecientes poblaciones de ciervos. «Nada de esto sucedería si se restablecieran los equilibrios naturales con la presencia de los grandes depredadores en los ecosistemas«, aseguran en Ecologistas en Acción, que acusa al Partido Popular de lanzar bulos sobre el excesivo número de lobos o el daño a la ganadería, omitiendo los datos reales y los informes científicos, para intentar justificar esta reducción de la protección y se permita que se vuelvan a cazar bajo el subterfugio del “control poblacional”.
La “Estrategia para la conservación y gestión del lobo y su convivencia con las actividades del medio rural”, aprobada por la Conferencia Sectorial del Ministerio para la Transición Ecológica y las Comunidades Autónomas de 28 de julio de 2022, cuenta con financiación para implementar las medidas de conservación y recuperación de las poblaciones de lobos y compensar los daños causados en la ganadería, fondos que, según Ecologistas en Acción, no ha solicitado la Junta de Andalucía, pero de los que se han beneficiado las Comunidades con presencia de lobos.
«La Junta de Andalucía sigue actuando con un total desprecio a las evidencias científicas. Ha ignorado las conclusiones del Comité de Expertos impulsado por el propio gobierno andaluz que propuso la urgencia de catalogar el lobo en Andalucía “En Peligro Crítico de Extinción” y proceder a implementar su plan de recuperación«, lamentan.
Ecologistas en Acción solicitó el pasado mes de diciembre a la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul una convocatoria extraordinaria y monográfica sobre el lobo del Consejo Andaluz de Biodiversidad. «No hemos tenido contestación, y ahora piden reducir la protección de una especie extinguida por su inacción«, informan.
Por ello, creen que la Junta de Andalucía debe aprobar y ejecutar un plan de recuperación del lobo como paso imprescindible para favorecer que los ejemplares que llegarán desde norte, si no se reduce su estatus de protección, puedan instalarse en Sierra Morena y expandirse al resto de sierras andaluzas. «Este debería ser el objetivo de la Junta de Andalucía. Los lobos deben volver a los montes andaluces, acabando con el odio y rechazo del que han sido objeto históricamente«, afirman.
Ecologistas en Acción pide una conservación responsable de la biodiversidad, fundamentada en evidencias científicas robustas y una gestión basada en dichas evidencias. «La protección del lobo y su hábitat no solo responde a su valor intrínseco, sino que es crucial para salvaguardar la interacción armónica entre la naturaleza y las actividades humanas«, concluyen.
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