Situada en un entorno muy alterado, donde los movimientos de tierras se han sucedido a lo largo de las décadas para evitar que la zona se encharcase, así como la construcción de una balsa de riego en sus proximidades, y rodeada de cultivos de olivar y cereal, la laguna de La Plata emerge en los años con una pluviometría normal acudiendo a ella especies de aves tan señeras como los flamencos o el característico pato malvasía.

Los mayores del lugar la recuerdan. En la década de los 60 podría ser hasta cuatro veces más grande. Se cuenta que, desde el mirador de la Escuchuela, al atardecer, al mirar hacia estos parajes, se veía un reflejo. El reflejo era la laguna y el nombre del paraje, La Plata, lo recibe por esta cuestión.
Ahora, Ecologistas en Acción solicita la inclusión de esta laguna histórica en el Inventario de Humedales de Andalucía, como ya sucediera con la laguna de Jarata en 2018. Reconocimiento que podría fomentar la ejecución de proyectos para su conservación. La laguna, que es de titularidad privada, con una superficie actual de 0,25 has., se nutre de agua de escorrentía del Cerro de las Barras y del Cerro de La Pollera, así como del agua caída directamente sobre ella. Cuando con su pequeña lámina de agua destaca sobre el paisaje de cereal y el olivar presente en sus inmediaciones, las poblaciones de aves acuáticas acuden a ella como el mencionado flamenco, la malvasía u otras como la espátula, la avoceta, la cigüeñuela y la garza real, entre otras muchas.
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