El Consejo del Movimiento Ciudadano se ha dirigido al gobierno local solicitando que se inicie en otoño el para ellos «necesario y reiteradamente anunciado debate sobre el Festival de la Guitarra«.
El CMC entiende que, más allá de que la asistencia sea mayor o menor, de su repercusión en la economía de la ciudad, debe entrarse a definir qué labor debe cumplir el Festival en la política de cultural local y la necesidad de que la ciudad disfrute de él, para lo cual opinan que «tiene que mantener su carácter abierto, con pluralidad de manifestaciones artísticas, y profundizar en su intención intergeneracional y de mixtura cultural«.
Para el CMC, lo fácil es pensar que el sector empresarial privado puede ser la solución. No dudamos que hay que contar con los profesionales de la gestión cultural del sector privado, pero también «que lo que primero necesita el festival es que el IMAE Gran Teatro cuente con personal suficiente para que se pueda dedicar de forma exclusiva a preparar el festival, a realizar los contactos necesarios con otros similares y en conciliar a los agentes culturales de la ciudad en torno a un proyecto común y consensuado. Hay que preguntarse por qué el apoyo privado económico es tan reducido«.
En opinión del CMC, al haber en la ciudad una oferta permanente de grandes conciertos de actualidad en distintos escenarios, con formatos diversos y para distintos públicos, el Festival tendría que centrarse en su relación con la guitarra en sus diversas formas, ampliar sus actividades paralelas y de formación, abrirse a novedades culturales y mezclar lo ya consolidado con la experimentación de nuevas realidades y producciones culturales.
Y para ello cree imprescindible intentar que el Festival impregne a toda la ciudad y que teja redes que se prolonguen durante todo el año. Que el esfuerzo económico que se realiza casi en soledad por el ayuntamiento sea lo más rentable posible desde la óptica cultural. Para el CMC, no es suficiente con un balance cuantitativo. Cree que hay que reflexionar sobre las fechas, teniendo en cuenta el incremento de olas de calor; la extensión del festival en días y en el territorio; la participación cultural que permite; el apoyo empresarial; la competencia de otros conciertos y de otros festivales de guitarra, … Y defiende que esa reflexión sea compartida, dirigida desde el IMAE Gran Teatro, «que incluya a las distintas fuerzas políticas y sectores culturales que deben llegar a ese debate sin apriorismos y buscando compartir y unificar ideas. Para nada el Festival debe ser diseñado como un evento cultural al servicio del turismo; muy al contrario, se debe preguntar al mundo turístico qué puede hacer por el Festival«.
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