Como ya anunciamos el pasado día 14, el velero Diosa Maat, la sede flotante de Ecologistas en Acción, llegó a Melilla el 15 de junio. La tripulación, acogida por las compañeras de Guelaya-Ecologistas en Acción Melilla, y acompañada por buceadoras y buceadores del Club de Buceo Ánfora, han pasado una semana “presenciando el deterioro de la biodiversidad marina de este enclave en el mar de Alborán, que tras décadas de lavado verde y nefasta gestión del Gobierno de la ciudad autónoma de Melilla, sobrevive a duras penas”, denuncia Ecologistas en Acción.
En 2013 la autoridad portuaria de Melilla, junto con varias entidades, anunció el proyecto Nereidas con el objetivo de reducir la huella de carbono del puerto. El proyecto consistió en plantar la fanerógama marina Cymodocea nodosa conocida como seba y el alga roja Ellisolandia elongata, para plantear la reducción de CO2 y otros contaminantes atmosféricos en un 60 %.
Sin embargo, tal y como denuncia la organización ecologista, esta pradera de Cymodocea está rodeada de veleros y yates fondeados, lo que supone una grave amenaza para su supervivencia. Además, a escasos 300 m de la misma, un emisario submarino vierte en medio de la bahía de Melilla aguas pluviales mezcladas con aguas fecales, presumiblemente por el mal funcionamiento de la de la estación de bombeo.
“No contentos con esto, ahora pretenden desde la misma autoridad portuaria que plantó con dinero público (casi dos millones de euros) la Cymodocea, ampliar el puerto con un muelle para cruceros. La construcción de este muelle supondrá la retirada del orden de 600.000 m3 de arena de fondo marino, aumentando la turbidez y poniendo en peligro la pradera de Cymodocea nodosa”, añade Rosa González, portavoz de Ecologistas en Acción.
Casi una década después, tan solo una de las manchas de Cymodocea sobrevive a unos 50 metros del puerto Noray (entre la desembocadura del río Oro y el puerto).
Otras especies en peligro de extinción
A pocos metros de la bahía de Melilla hacia el norte, entre la desaladora y la frontera con Marruecos, se encuentra el espacio protegido de los acantilados de Aguadú. Una ZEC marítimo-terrestre que concentra la mayor biodiversidad marina de la ciudad autónoma, incluyendo las joyas de la corona: la mayor población mediterránea de Patella ferrugínea, una lapa en peligro crítico de extinción, y el molusco Dendropoma lebeche.
El emisario de la desaladora vierte una cascada con altas concentraciones de sal (verdadera sal muera) y vertidos químicos (biocidas, floculantes, anti incrustantes, detergentes o ajustadores de pH) que llegan directamente a la zona protegida a los pies del acantilado marino con hábitats recogidos en el anexo I de la Directiva Hábitat: 1170 Arrecifes y 8330 Cuevas Sumergidas y Semisumergidas.
Además, la tripulación del Diosa Maat denuncia que, “por si esto fuera poco, las obras en la zona que, se han saltado el proceso de evaluación de impacto ambiental, han arrasado con la pequeña capa de suelo fértil que había en la parte terrestre de la ZEC, y la han convertido en suelo totalmente inerte que costará muchas décadas recuperar. Una situación que, además, está provocando la caída de cemento, mallas, y otros materiales, que aumentan la turbidez del agua, y ponen en peligro a este tesoro ecológico de la zona”.
Por todo ello, la organización ecologista denuncia el greenwashing o lavado verde que las autoridades están realizando en el mar de Alborán: “Mientras impulsan proyectos para restaurar ciertas especies, desarrollan proyectos urbanísticos y portuarios que deterioran los ecosistemas y dificultan que dichas especies sobrevivan”.
Próximas paradas: observar la orca ibérica y reivindicar un cambio de modelo agroindustrial
Tras su paso por la ciudad de Melilla, donde el velero Diosa Maat también ha denunciado el ecocidio de la Red Natura, la embarcación vuelve al Atlántico, concretamente a Barbate, para encontrarse con activistas del grupo local de Ecologistas en Acción de la provincia de Cádiz. En ese enclave, la embarcación participará en un estudio de observación de la orca Ibérica y analizar su comportamiento respecto a veleros y pequeñas embarcaciones, con las organizaciones WeWhale y Sea Shepherd, que también permanecerán en Barbate en el mes de julio.
El próximo agosto, el Diosa Maat vuelve a su puerto base del último año en Motril para proseguir con su campaña Por el Mar de Alborán, denunciando la urbanización del litoral y la estrategia de defensa de la costa de Granada. Y en septiembre avanzará rumbo al este, hacia Almería y Murcia, donde reivindicará un cambio en el modelo agroindustrial que, entre otras muchas consecuencias, tiene un impacto negativo en las costas mediterráneas y en los ecosistemas litorales.
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