Cuando los gobiernos optan, de manera sistemática, por el armamentismo, la implicación directa en todos los frentes bélicos, la militarización del territorio y de las relaciones internacionales, etc., entonces puede decirse que estamos ante la peor de las dictaduras. La ciudadanía está en el polo opuesto a ese militarismo, pero el gobierno de turno da luz verde a fabricar una flota de guerra entera para Arabia Saudí, permite que un jefe de estado esté estrechamente vinculado al tráfico internacional de armas, no firma el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares, da rienda suelta al gasto militar, organiza en Madrid la próxima cumbre de la OTAN. Entonces, ¿qué duda cabe de que, frente a una ciudadanía pacifista, estamos ante un aparato de estado descaradamente belicista?.
En oposición permanente a esta gravísima locura gubernamental (que debemos asemejar, sin duda, a una dictadura), compartida por otros gobiernos adscritos a la OTAN en el contexto de la Uimión Europea, nos encontramos con la opinión mayoritaria y reiterada de la ciudadanía expresada claramente en inmensas manifestaciones en 2003, en todo el mundo, con motivo de la guerra del Golfo, cuando los gobiernos de turno trataron de engañar a la población con bulos y nos implicó el oscuro Aznar, aquí en España, en una carnicería sin límites contra Irak.
Ahora, una vez más, como resultado de las provocadoras estrategias estadounidenses de permanente acoso geoestratégico a Rusia -a lo que hay que añadir el propio militarismo ruso que hemos conocido en la Guerra Fría, con su poderoso arsenal atómico y su rearme continuo-, nos volvemos a encontrar en Europa en una situación bélica de extremo peligro. El gobierno español, con una sumisión peor que humillante, a las órdenes de la OTAN, viene enviando materiales de guerra y efectivos de todo tipo a la zona en conflicto y países limítrofes a la frontera con Rusia. Y ahora anuncia una fragata al Mar Negro y más cazabombarderos, esta vez a Rumanía. El entreguismo militarista español es absoluto. Al gobierno y al estado español no les importa nada el NO A LA GUERRA como opinión mayoritaria de la ciudadanía. Absolutamente nada.
Las organizaciones sociales seguimos proponiendo y exigiendo que Estados Unidos deje de manosear militarmente a Europa, que saque sus efectivos nucleares de la UE, que deje de acosar a tantos y tantos países, que respete la legislación internacional. A Rusia que deje de lanzarse, como única respuesta, desde hace años, a un militarismo tan atroz, tan costoso en vidas humanas y tan peligroso para toda la humanidad, como el estadounidense. Las relaciones entre estos dos países tienen que cambiar inmediatamente y solamente hay una vía: la del desarme y la desescalada militar. Es decir, la firma de acuerdos de paz (basados en el desarme y la retirada de efectivos) que desbloqueen la situación. No hay otra vía. Y es la que exigimos aquí y ahora los pueblos de Europa y las organizaciones sociales. Los parlamentos democráticos deben actuar para exigir a los gobiernos el cese inmediato de la militarización del conflicto que afecta a Ucrania y frontera Europa-Rusia.
La Guerra Fría y la OTAN son esquemas políticos a los que ya no podemos volver. La OTAN debe disolverse porque solo ha demostrado ser un actor favorecedor de las guerras. España no puede permanecer al lado de este militarismo que nos ha traído la consolidación de las bases extranjeras, el escudo antimisiles, el tráfico nuclear de submarinos por el Estrecho, etc.
Denunciamos enérgicamente el envío de material militar de las potencias de la OTAN a los países limítrofes con Ucrania y a la misma Ucrania, así como rechazamos firmemente las amenazas rusas sobre un país soberano. Ucrania no debe integrarse en una alianza agresiva y militarista como la OTAN. La OTAN está demostrando, muy claramente en este conflicto, que es la raíz de las guerras. Tiene que disolverse.
Muy especialmente, exigimos al gobierno español y a las instituciones europeas que no solamente se preocupen del precio del gas ruso, sino de que los Derechos Humanos de las poblaciones civiles de Ucrania sean respetados, defendidos, asegurados. Pues es sabido que son las poblaciones civiles las que sufren los impactos directos de este militarismo que Rusia y EEUU están sosteniendo desde hace décadas.
Pedimos que el parlamento español actúe urgentemente, con todos sus medios, para frenar la actitud sumisa ante la OTAN del actual gobierno ante esta crisis en Ucrania y mande retirar tropas y efectivos de la zona.
NO A LA GUERRA es NO A LA GUERRA.
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