El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 780 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas 106 situadas en Andalucía. Entre sus principales conclusiones, destaca que, durante 2022, la calidad del aire en Andalucía ha empeorado respecto a los años 2020 y 2021, con un aumento de los niveles de partículas respirables (PM10) y más matizado de partículas finas (PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico, aunque sin alcanzar las concentraciones habituales en años anteriores a la pandemia.
El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la Unión Europea. De acuerdo a esos umbrales, el aire contaminado afectó en 2022 a la totalidad de la población y del territorio andaluces.
Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales fue de 540.000 personas en las zonas de Bailén, área metropolitana de Granada y Villanueva del Arzobispo (Jaén), desbordando el objetivo legal para la protección de la vegetación en Córdoba, área metropolitana de Granada, núcleos intermedios y Villanueva del Arzobispo.
Nueve de cada diez andaluces respiraron en 2022 un aire que incumpliría los nuevos estándares legales propuestos por la Unión Europea para 2030, en el proceso de revisión en curso de la normativa de calidad del aire, lo que expresa la magnitud del reto a asumir por las administraciones en los próximos años para alinearse con la futura legislación.
El año 2022 fue muy seco y el más cálido en España desde al menos 1961. La estabilidad atmosférica activó los episodios de contaminación por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África. El extremado calor estival contribuyó al aumento del ozono, en especial durante las olas de calor de junio, julio y agosto. El cambio climático se confirma como un factor determinante en el agravamiento de los episodios de mala calidad del aire.
No obstante, el factor esencial para explicar el repunte de la contaminación atmosférica durante 2022 es la recuperación de la movilidad motorizada y de la actividad económica previas a la pandemia de la COVID-19.
Según el informe, la contaminación del aire debería abordarse como un problema sanitario de primer orden. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, cada año fallecen prematuramente 25.000 personas en el Estado español por enfermedades agravadas por la mala calidad del aire, 10.000 de ellas en episodios de alta contaminación, según el Instituto de Salud Carlos III. El empeoramiento de la situación en 2022 es en este sentido una pésima noticia.
Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica representan según el Banco Mundial 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales. La información a la ciudadanía por las administraciones públicas no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema. El Eurobarómetro sobre la calidad del aire de abril de 2022 revela que el 61 % de los españoles se consideran mal o nada informados.
Los Planes de Mejora de la Calidad del Aire son obligatorios según la legislación vigente, pero una decena de Comunidades Autónomas siguen incumpliendo su obligación de elaborarlos para rebajar el ozono en las zonas donde se exceden los objetivos legales. La Junta de Andalucía sigue incumpliendo su obligación de aprobar planes de lucha contra la contaminación por ozono en todas las zonas de la Comunidad salvo la Bahía de Algeciras.
En opinión de Ecologistas en Acción, «la única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio. También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diésel, reducir el uso del avión, acelerar el área de control de las emisiones del transporte marítimo del Mar Mediterráneo y designar la del Atlántico Noroeste (obligando al suministro eléctrico a buques en puerto), y una moratoria de las nuevas macrogranjas ganaderas«.
En esta situación, y vencido hace medio año el plazo para que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes establezcan zonas de bajas emisiones, para mejorar la calidad del aire y mitigar el cambio climático, pocas han cumplido esta obligación legal, pese a los abundantes fondos públicos que están recibiendo para ello. Ecologistas en Acción pide a los nuevos alcaldes que prioricen la salud de sus vecinos sobre cálculos electorales poco justificados.
Para el informe, la crisis sanitaria de la COVID–19 ha demostrado que la reducción estructural del transporte y la descarbonización de la industria y los edificios son las mejores herramientas para mejorar la calidad del aire que respiramos, en las ciudades y en las zonas rurales. El repunte en 2022 de la contaminación del aire es un indicio preocupante de que no hemos aprendido lo suficiente de la dramática experiencia vivida durante la pandemia.
Os dejamos a continuación el informe completo facilitado por Ecologistas en Acción Andalucía:
informe-calidad-aire-estado-2022
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