Sirvan estas líneas como reconocimiento a los centenares de miles de docentes de la Pública. Ánimo compañeros. Sirvan también como apoyo para todos nuestros alumnos y alumnas, y para sus familias. Estamos con vosotros/as, siempre. Sirvan de la misma forma como herramienta dialéctica de denuncia y crítica hacia unas administraciones y unos administradores torpes y cobardes. Enfrente nos tendréis.
Va ya para semana larga que se interrumpieron nuestras vidas. El quehacer diario se rompió, pero todavía resuena en nuestros oídos el último eco infantil en las escuelas, la última voz adolescente en las aulas. No ha sido mucho el tiempo medido en horas y días, mas largo se nos muestra cuando vemos la distancia que media de aquella última imagen de un patio o de una sala de profesores, a hoy. Y en esta corta distancia temporal, que no emocional, profesores/as y maestros/as hemos comprendido la altura de nuestro cometido. En tiempo récord, con muchos esfuerzos y dificultades, poniendo nuestros propios medios y recursos a disposición de nuestra tarea vital –dar la mano al otro para que se eleve y nos supere-, huérfanos de recursos e instrucciones por parte de nuestras administraciones, nos hemos arremangado a fondo para retomar el contacto -raíz esencial- con nuestros alumnos/as, para hacernos más visibles que nunca en estos duros momentos, cuando se nos necesita más si cabe que antes.
Ahora, cuando millones de trabajadores/as de nuestro país se están elevando sobre sí mismos en su grandeza, con el personal de la Salud Pública a la cabeza, nosotros, los docentes de la Pública, enfilamos el ejemplo y nos situamos al frente, sabiendo que de estos hombres y mujeres se hace un pueblo.
Los docentes de la Pública nos elevamos para decir que removeremos cielo y tierra para localizar a cualesquiera de nuestros alumnos, para rescatarlos de la desconexión digital que pueda amenazarlos en estas horas terribles, con la seguridad tranquila de que no permitiremos que nadie se quede atrás, sabiendo que nuestra principal labor hoy es acudir a ellos/as para transmitirles la tranquilidad, la confianza y el cariño tan necesarios ahora.
- Nos elevamos porque sabemos que aunque nunca se podrá sustituir nuestra y vuestra presencia en las aulas por una pantalla, debemos hacernos sentir ahora cerca, y aquí estamos.
- Nos elevamos para paliar las carencias que en casa puedan haber, porque sabemos cómo se está pasando en la de Juan o Lucía, y hace poco tuvimos noticia de aquel despido de la madre de Raquel, de aquella hipoteca que amenazaba a los padres de Paquito, de esa maldita violencia de género en la casa de Inés, o de lo difícil, en suma, que puede ser la adolescencia y lo duro que es ser padre y madre, sobre todo cuando se vive en un barrio obrero.
- Nos elevamos para estar ahí sin más pretensión que la de que os sintáis acompañados en estas horas, eternas, para que sepáis que al otro lado del ordenador o el móvil está vuestro/a profe, no para aprobaros o suspenderos, no para poneros una nota u obligaros a entregar ese trabajo o aquella ficha, sino para haceros sentir alivio en el vacío que hoy tenéis.
- Nos elevamos porque queremos ayudaros a APRENDER, no a aprobar. Porque a pesar de todo lo malo que nos está ocurriendo, siempre hay un momento para aprender, para hacerse más grande, vosotros y nosotros, y siempre encontraréis esa mano que os va a guiar.
- Nos elevamos porque vuestras familias son las nuestras, porque sabemos los duros momentos que atravesáis cuando os veis amenazadas por el despido en el horizonte, por la hipoteca del banco que no perdona, por la conciliación en casa, por la falta de recursos, por el problema de salud, porque sabemos que si ayer la vida era dura, hoy lo es mucho más.
- Nos elevamos porque ahora, como siempre, es tiempo de que estemos a vuestra altura, que es la misma que la nuestra: la altura del que solo tiene dos manos para ganarse la vida, de los/as que deben sacar una familia adelante. Y sabemos por ello que en todas las casas no tiene porqué haber una conexión a internet o varios ordenadores, y cómo son vuestras largas jornadas laborales. Y con esto os decimos que contéis con nosotros y nosotras, pues somos masa de la misma madre. Aquí estamos.
- Nos elevamos porque no trabajamos con números abstractos. Trabajamos con alumnos/as con nombres y apellidos y sentimientos, seres humanos con sus circunstancias particulares, con sus ritmos, sus necesidades y sus capacidades de aprendizaje individuales. Porque llevamos a fuego grabado que queremos enseñar para que aprendáis, para que penséis por vosotros mismos, no para convertiros –como algunos pretenden- en simples piezas de su maquinaria, en elementos fácilmente reemplazables. Porque trabajamos en vosotros el futuro que deseamos.
- Nos elevamos para permanecer a la espera, desde nuestro ordenador y teléfono hoy, mañana desde nuestra aula –porque mañana llegará, de que tengáis alguna duda, algún problema o dificultad, algo que nos queráis contar. Porque nuestra labor trasciende a una jornada laboral, a un salario, a un documento signado con las instituciones, porque nuestro compromiso es con vosotros/as, la enseñanza, nuestra sociedad y la Pública.
- Nos elevamos porque a pesar de los días transcurridos sin instrucciones precisas, sin directrices dadas, sin recursos, sin medios, trabajando desde el voluntarismo y el compromiso, en el total abandono administrativo, apañándonoslas como mejor podemos y sabemos, con voluntad, ilusión, desprendimiento y ganas de dar la batalla, os damos lo mejor de nosotros/as y ya os decimos que no os vamos a abandonar.
- Nos elevamos porque nuestra ola no entiende de territorios ni fronteras. Desde Andalucía a Euskadi, en cualquier pueblo o ciudad de España, se encuentran los docentes de la pública, que tras su ordenador, a estas mismas horas en que se lean estas líneas, estarán atendiendo a sus alumnos/as, investigando cómo formarse mejor para llegar más lejos, preocupados en dar respuesta a cada uno de sus chavales/as, reunidos con su equipo educativo, con su departamento, con su directiva, para aportar soluciones y mejoras, para escuchar y servir de apoyo, para arrimar el hombro al de los demás y salir a flote.
- Nos elevamos porque nosotros somos la Educación Pública. Ese nosotros generoso, plural, laborioso, comprometido y amplio que se nutre de familias, alumnado y docentes. Ese nosotros que se sabe parte del nosotros más amplio edificado a la voz de sanitarios, funcionarios públicos, autónomos/as, pequeños empresarios/as y trabajadores/as con o sin empleo, jubilados, capital humano que al fin y al cabo y de veras construye el cuerpo de un país, que da color y sentido a la patria sin necesidad de banderas, que moldea un pueblo que saldrá adelante con sus propias manos.
Y sin duda, triunfaremos. Y entonces volveremos a nuestras aulas, saldremos a los patios de los colegios, recorreremos nuevamente los pasillos de los institutos, poblaremos otra vez de lecciones, gritos, algarabías y, en definitiva, vida, nuestras escuelas, patria de la niñez y la juventud, fábrica de futuros.
Fuente: Colectivo Prometeo
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