“Extraños llamando a la puerta”. Así tituló el sociólogo Zygmunt Bauman el último libro que nos dejó antes de fallecer en 2017. Denuncia allí la indignidad moral de la indiferencia, del mirar hacia otro lado, del rápido olvido en los medios y en la conciencia pública de las muertes de tales extraños. Vienen a llamar a la puerta en busca de refugio, de una vida digna.
Antes de llegar, recorrieron un camino inhóspito huyendo de guerras tribales o geoestratégicas, de Estados en derrumbe, de una vida sin ningún futuro… Se las vieron con desiertos y otros lugares inclementes, con maltrato de funcionarios de fronteras, bandas armadas, mafias y muertes en el mar.
Cerca ya de nuestra puerta europea, según dónde, encuentran grandes muros fronterizos edificados para ellos, vallas de concertinas, o balas de goma esperándoles en la playa para “proteger” a Ceuta y Melilla.
Quienes consiguen atravesar la puerta se encuentran con que no faltan quienes los miran como extraños, como “sobrantes”, con temor de que vengan a disputarles el trabajo y las atenciones sociales. VOX, entre otros, se encarga de subrayarlo y de recordar que no son españoles, que son “ilegales”.
Para romper el olvido o el desprecio hemos enfilado hoy las pancartas camino de nuestro mejor Patrimonio de la Humanidad. Hacia el Puente Romano, el Arco… y la Mezquita. Con los guardias de seguridad hemos topado en ese feudo del señor obispo. Tras breve forcejeo verbal, y mientras llamaban con los móviles a la autoridad competente, hemos cruzado el Patio de los Naranjos sin que supieran qué hacer con esos chalecos amarillos, pacíficos pero rebeldes, que entraban en fila.
Locales y visitantes foráneos han podido leer: “NO LES OLVIDEMOS”, “MARES PARA LA VIDA, NO PARA LA MUERTE”, “SOLIDARIDAD”, “SIEMBRA GUERRAS, RECOGERÁS REFUGIADOS”, “MI NACIONALIDAD: HUMANA”…
Para terminar recurriremos también a Bauman: “La humanidad está en crisis y no hay otra manera de salir de esa crisis que mediante la solidaridad entre los seres humanos”. Ese es el horizonte, el principio guía de los derechos universales en este caso: Solidaridad actuando tanto en los lugares de origen de este fenómeno migratorio actual como donde se produce la afluencia de refugiados. Personalmente, con asociaciones voluntarias, con políticas gubernamentales y políticas de gobernanza internacional.
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