Este Foro, fundado en 1971 por un señor economista, suizo para más inri (imagino que a todo el mundo le viene lo mismo a la cabeza cuando juntamos las palabras `dinero´ y `Suiza´ ¿no?) nunca se ha molestado en disimular que su objetivo es un mundo globalizado gobernado por una coalición de corporaciones multinacionales, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil seleccionadas (ojito… SE-LEC-CIO-NA-DAS…).
El Foro Económico Mundial y su reunión anual en Davos son habitualmente criticados por el coste que suponen (la millonaria seguridad del encuentro de Davos corre a cargo de las arcas públicas de Suiza). También se critican su falta de transparencia financiera -su capital de cientos de millones de francos están oportunamente guardados en bancos suizos, claro está-, los procesos de toma de decisiones y la desigualdad de género, entre otras cosas. Pero vamos, nada que no se pueda esperar de un grupo de personas que tienen como objetivo la creación de una élite mundial rica que pueda gobernar a los gobiernos.
Desde el año 2001, anualmente y en las mismas fechas se convocaba el “contraforo”: El Foro Social Mundial que, este si, convoca a organizaciones de la sociedad civil y también a gobiernos (más locales que nacionales e internacionales) e iniciativas económicas de tinte social y solidario.
Los actores de ambos foros podrían llamarse igual (gobiernos, empresas y sociedad civil) pero tienen grandes diferencias. La principal, a mi entender, es que mientras unos representan abiertamente a una élite minoritaria que mantiene su modo de vida a base de expoliar el planeta y a los seres humanos y que, necesariamente, precisa que el resto no nos movamos de donde estamos para que su status quo pueda mantenerse, los otros representan al planeta, a la gente, a los pueblos del mundo, de cualquier origen o condición. Defienden el acceso a los derechos y la sostenibilidad de la vida, representando en este camino a una inmensa mayoría.
No hay más que ver los datos de asistencia para hacerse cargo de la representatividad de ambos espacios… mientras este último Foro de Davos congregó a 2.500 personas, algunos de los Foros Sociales más emblemáticos han llegado a agrupar a más de 60.000 asistentes.
Y aún así… el mundo lo dirigen élites como la de Davos.
O como la del Grupo Bilderberg, que es todavía peor porque sus reuniones agrupan a las personas más influyentes del momento (realeza, magnates, economistas, personas del mundo de la política y… ojito ahí… responsables de los principales medios de comunicación) y no suelen ser más de 130 personas.
O sea que 130 personas… o “en el mejor de los casos” 2.500… toman las decisiones que afectan la vida de las 8.000 millones de personas que poblamos el planeta ¡Toma ya!
Y cuando, con todo el esfuerzo del mundo, se logra crear y consolidar un “contraforo” con perspectiva social y no económica, un espacio paralelo pero completamente opuesto, lleno de vida, de diversidad y de respeto desde el que alzar nuestra voz mayoritaria, hacernos ver, decir al mundo “oye, aquí estamos, somos millones, no podéis ignorarnos”… cuando logramos que una parte de los ojos del mundo se fijaran en ese espacio de confluencia mundial, social… tan emocionante, esperanzador y bonito que se me eriza el vello solo de recordarlo… cuando lo logramos, lo consolidamos, cuando conseguimos que fuera una cita anual esperada… ¿qué pasa?
Que desaparece. Que se silencia.
¿Quién ha escuchado hablar este año del Foro Social Mundial?
Es más, ¿Quién sabe dónde o cómo ha sido la última edición?
He estado en algún que otro Foro Social Mundial, he seguido muchos en la distancia y he colaborado en la puesta en marcha de Foros Sociales Descentralizados y, aún así, estas preguntas son una incógnita para mi. En la actualidad continuo trabajando y militando en el mismo sector, soñando con otro mundo posible y utilizando eslóganes muy del Foro como “globalicemos la esperanza” y, aún así, no he tomado conciencia hasta hace unos pocos días de lo ajena que he estado últimamente de esta otra gran reunión anual de personas imprescindibles. No serán influyentes a escala global pero lo son a escala local, estoy segura, además de ser maravillosas. Que nadie nos haga creer lo contrario.
¿Cómo es posible que hasta hace poco no me haya enterado de que el FSM en 2021 cumplió 20 años y que ese año el evento fue virtual? ¿Qué mayor oportunidad que esa para participar masivamente?
¿Qué ha pasado?
Nos dicen que es que unos pocos señores… los Bilderberg, los Davos… Gobiernan el mundo.
Que ellos (en masculino, si, no se me ha olvidado utilizar un lenguaje inclusivo) tienen el dinero, el poder y la tecnología. Que el futuro está en sus manos.
Y si, efectivamente, tienen el dinero y el poder pero es que también tienen los medios de comunicación (incluyendo las redes sociales, por supuesto). Ellos deciden qué información recibes y cuál no. Ellos deciden qué olvidas y qué tienes presente. Ellos deciden qué te da miedo y qué no. Ellos deciden qué tienes que hacer para sentirte segura. Ellos controlan tu mente.
Hace pocos días, en el famoso Foro de Davos con el que empezaba este artículo, Klaus Schwab su fundador y presidente ejecutivo (el “señor economista, suizo para más inri” al que me referí al inicio), hablaba con una tranquilidad pasmosa de la implantación de chips cerebrales para compartir emociones y pensamientos (nada de controlar nada ni a nadie, no empecemos a pensar mal… solo para tener una comunicación más directa, puro progreso y humanidad). A la vez, vemos diariamente cómo la tecnología avanza a pasos agigantados… y a todas nos da un poco de miedo pensar que en pocos años nuestros cerebros estarán controlados por chips que, a su vez, están controlados por robots, que estarán controlados por vaya usté a saber quién.
Da miedo, sí…
Pero me pregunto si la información que recibimos, la que configura nuestros esquemas del mundo y, por tanto, nuestros planteamientos y acciones no están siendo ya absolutamente controlada. Sin chip de ningún tipo.
No necesitarán que les recuerde nuestros dos últimos años de COVID para constatar hasta qué punto podemos “entrar por el aro” sin cuestionarnos nada. Hay quien dice que fue un gran primer experimento a escala mundial… y, a juzgar por los resultados, es para echarse a temblar.
Tampoco hace falta que me respondan a las preguntas de antes… se que casi nadie de ustedes habrá pensado desde hace años en el Foro Social Mundial
¿Se han preguntado por qué? Yo sí.
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