No soy iluso pensando que con el nuevo Gobierno se han terminado los problemas, pero habrá merecido la pena solo por la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de ofrecer el puerto de Valencia al barco Aquarius, que navegaba por el Mediterráneo con 630 vidas en compañía de Médicos sin Fronteras (MSF) y SOS, o de anunciar la retirada de las concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla. Habrá merecido la pena, después de 40 años, de que las personas componentes del nuevo ejecutivo hayan prometido sus cargos sin biblia y crucifijo, inaugurando un tiempo de modernidad y respeto para todas las personas, sea cual fuere su creencia o no creencia. Habrá merecido la pena por el hecho de que la mayoría de las carteras ministeriales estén protagonizadas por mujeres con una valía profesional que nos abren nuevas expectativas a los habitantes de este país. Habrá merecido la pena por haber relajado la tensión con Cataluña, buscando cauces de diálogo y entendimiento, buscando una reforma de la Constitución que nos acomode a los nuevos tiempos. Un ejecutivo que devuelve el derecho humano de la sanidad universal, que nunca debería haberse suspendido, merece la pena. Junto a ello, la creación del Alto Comisionado contra la pobreza infantil, y la apuesta por las políticas de igualdad hace que por el momento podamos respirar aire fresco, oxigeno ante tanta contaminación. Es como si después de un tiempo con las ventanas cerradas las hubiésemos abierto de par en par, mejorando la calidad ambiental de la casa común.
Solo estarán preocupados aquellos que sacaban partido del conflicto y de la crispación, aquellos que solo enriquecen las arcas de unos cuántos a costa de lo público, aquellos que pretenden imponer a la población la moral de una religión dominante… Entiendo que haya opiniones para todos los gustos, entiendo que cada cual tenga su ideología, entiendo que cada persona practique las creencias que sienta, pero lo que no es de recibo es pretender atentar contra la solidaridad, la igualdad, la justicia y el bien común, dividiéndonos con mensajes, en algunas ocasiones xenófobos, que solo pretenden sacar tajada avivando los más bajos instintos.
Bajando a Córdoba, nuestra realidad más cercana, es urgente que el nuevo Gobierno, en el que están presentes los ministerios de dos personas procedentes de Córdoba, Carmen Calvo y Luis Planas, tome las medidas adecuadas ante una ciudad y provincia que se encuentran a la cola de cualquier dato económico. Una ciudad que posee barrios extremadamente empobrecidos, situándose en el ranking de los que tienen menor renta de todo el país, y una provincia con una de las tasas de paro más elevadas de todo el Estado. La principal causa es el bajo nivel de inversiones a la que ha estado sometida nuestra provincia, tanto por el Gobierno de España como por la Junta de Andalucía.
Es urgente desarrollar un plan económico que regenere el tejido social de nuestra capital y provincia, para terminar con la sangría de la pérdida de población, sobre todo de los sectores más jóvenes, que no en encuentran unas expectativas favorables de vida. Podemos hacer repaso de algunas de las tareas pendientes: los museos de Bellas Artes y Arqueológico necesitan la puesta en marcha de sus prometidos proyectos, que llevan demasiado tiempo en el cajón del olvido. El Centro Logístico necesita urgentemente de infraestructuras que lo pongan en valor, entre ellas la terminación de la Variante Oeste. El tren de cercanías debe ser una realidad que vertebre nuestra provincia de este a oeste y de norte a sur, comunicando a más de medio millón de habitantes. Y, sin olvidar, lo que es más importante: implementar un plan de igualdad, formación y empleo para sacar a nuestros barrios más empobrecidos del pozo del empobrecimiento y la exclusión social.
0 comentarios