El filme documental se centra en el foco en la fosa común Pico Reja, una de las 707 fosas andaluzas donde se estima encontrar más de 2.000 cadáveres de represaliados por el franquismo y que ha sido exhumada recientemente en 2020 en uno de los cementerios sevillanos. Así, asistimos a una necesaria obra audiovisual que, desvinculándose de lecturas políticas, pone en valor la Memoria Democrática no solo sevillana, sino de una España en deuda con las víctimas de estos abusos.
Este filme lo pude ver gracias al Ciclo `Memoria en 24fps´ que organizó la Cátedra de Memoria Democrática de la Universidad de Córdoba en colaboración con la Diputación de Córdoba-Delegación de Memoria Democrática- y con la Asociación cultural CineCercano el pasado miércoles 14 de septiembre. Estuvieron presentes en el debate posterior a la proyección los directores de la obra Remedios Malvárez –Alalá (2016) y Menese (2019)- y Arturo Andújar -guionista y productor de Alalá junto a Malvárez y productor y montador de Menese– junto a Antonio Manuel -escritor, poeta y compositor- y Rocío Márquez -cantaora-. En primer lugar, Pico Reja se podría resumir diciendo que se trata de una obra audiovisual, “una reconstrucción del recuerdo que trata de crear un espacio para la reflexión, que analiza el pasado y las claves para comprender el presente”, tal y como indican los propios directores.
En Pico Reja, Malvárez y Andújar se centran en la fosa común homónima, la mayor abierta -700m2– en Europa occidental desde Srebrenica -Bosnia Herzegovina-. Va a ser a través de los huesos de estos cruelmente asesinados mediante los que se trate de coser un poco de las heridas que dejó el periodo franquista y es que “abrir la fosa de Pico Reja es una deuda pendiente con la memoria de los represaliados y con la propia historia de este país” como señala Andújar.
Una obra documental que no por ello deja de lado la narración y estética cinematográfica, encontrando, por ejemplo, un uso de imágenes encadenadas de cierto modo poético -secuencias en las que se deja reflexionar al espectador y la espectadora- o un formato de narración que va a seguir los diferentes testimonios orales que nos vamos a encontrar no solo de los familiares de las víctimas, sino de diferentes expertos -historiadores, arqueólogos y forenses, entre otros-. Asimismo, se va a utilizar el material archivístico -fotográfico, videográfico y radiofónico- no como elemento principal sino como complemento, encontrando que la auténtica protagonista de la historia es Pico Reja. La fosa es, por tanto, la auténtica protagonista de esta película, y desarrolla su propio relato, incluso descubriendo nuevos hechos que no estaban documentados a través de este material de archivo.
La información que se nos va transmitiendo a lo largo de la obra no solo nos habla de las fosas comunes como pruebas del exterminio franquista -recordemos que las fosas del Cementerio Municipal sevillano cuentan con más de 14.000 cuerpos de los cuales más de 4.500 son represaliados del Régimen-, sino también de los diferentes campos de concentración como el del Parque de la Corchuela, donde se sometía a estos «libertos» -esclavo liberado-. Los libertos se ofrecían a trabajar en las nuevas obras del Régimen para el conocido como «Canal de los presos del bajo Guadalquivir» con tal de respirar un poco de aire puro durante unas horas y no morir de hambre en la cárcel.
Y es que, cabe recordar que, solo en Andalucía encontramos 45.566 víctimas por fusilamientos -un tercio de las víctimas españolas-, en un lugar en el que la guerra civil no llegó de primera mano pero sí el exterminio. Es de todos conocido la masacre que provocó la dictadura argentina o la chilena pero en España no nos quedamos atrás, siendo en este sitio, Andalucía, donde más de 100.000 desaparecidos dejó la represión franquista, más incluso que la dictadura chilena y la argentina juntas, un dato escalofriante.
Cabe hacer hincapié en que este ensañamiento no solo era ejercido sobre los hombres, sino también las mujeres -madres, esposas y/o hermanas de las víctimas-, encontrando, por ejemplo, el caso de Angustias, contado por Javier Delmás Infante, nieto de Blas Infante -conocido ideólogo del andalucismo fusilado por las tropas de Queipo de Llano-, la cual fue condenada tres años después de la muerte de Blas a pagar 2000 pesetas de multa.
En este sentido cabe señalar que, tal y como recordó Malvárez en el debate posterior a la proyección del filme, recientemente, el pasado 3 de junio, gracias a la labor de personas como Fernando Serrulla -antropólogo forense- y Juan Miguel Baquero -documentalista y periodista especializado en Memoria Histórica y Derechos Humanos-, se han hallado en algunos cuerpos presentes en Pico Reja, restos de metales pesados que han servido para demostrar que se tratan de cadáveres de la famosa «Columna Minera», un cuerpo de voluntarios onubenses que acudió a Sevilla el 18 de julio de 1936 para defender la II República y que fueron masacrados a manos de las tropas de Queipo de Llano.
“El miedo genera silencio y el silencio genera olvido”. Esto es lo que nos señala Antonio Manuel mientras conforma una Nana a medias junto a Rocío Márquez; una nana que no solo se va a convertir en la canción principal del documental, sino que vamos a poder vivir un proceso de creación y de reflexión a través de ella, siendo “una nana para despertar en lugar de para dormir […] despertar la memoria es presente el recuerdo es pasado, sobre lo que pudo ser y no fue”.
La reconstrucción de la memoria histórica es necesaria para tapar esos vacíos que no nos han contado -o no nos han querido contar-, esa historia de los “perdedores” vista desde sus propios ojos. En este sentido, cabe señalar que Pico Reja llegó a la sala A3H1 del Parlamento Europeo el jueves 8 de septiembre en el marco de las jornadas «Memoria democrática en el contexto europeo«, organizadas por la eurodiputada socialista Lina Gálvez Muñoz. Diputada que indicó que “el Ayuntamiento de Sevilla, con la exhumación de la fosa Pico Reja, y la Ley de Memoria Democrática restituyen la dignidad de las personas, las familias y los pueblos que sufrieron crímenes y vulneración de derechos, que quedaron impunes y silenciados”, ya que en Pico Reja “también se enterró parte de la identidad andaluza”. Tras el visionado en el propio Parlamento se tuvo una sesión de debate organizada por el Grupo de la Alianza Progresista de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo y donde se contó con intervenciones de personajes emblemáticos como Juan Fernando López Aguilar -presidente del comité LIBE del Parlamento Europeo-, Fernando Martínez -secretario de Estado de Memoria Democrática-, Juan Miguel Baquero y los propios directores de la película Remedios Malvárez y Arturo Andújar, los cuales indicaron que “hasta la Ley andaluza de Memoria Democrática de 2017 realmente no existía presupuesto para una excavación tan complicada, inasumible por las asociaciones de familiares” y que “obviamente ha habido una voluntad política en que esto -la exhumación- no se haga, con muchos intereses de un lado y de otro” y es “una vergüenza democrática y debemos solucionarlo entre todos, en base a los principios de verdad, justicia y reparación, después de un silencio impuesto durante muchos años y un silencio cómplice dentro de la democracia por miedo”.
Pico Reja ha sido premiado en diversas ocasiones, encontrando entre ellos el Premio Juan Ramón Jiménez a la mejor película andaluza en el 47º Festival de Huelva Cine Iberoamericano, la Mención de Honor del Jurado en el 18º SEFF Festival de Cine Europeo de Sevilla o la Iguana Dorada al Mejor Largometraje Documental en el Festival Internacional de Cine de Guayaquil (Ecuador).
En último lugar, me gustaría dejaros algunas recomendaciones de otras obras necesarias para el recuerdo y la reconstrucción de la memoria como son Presos del silencio (Mariano Agudo y Eduardo Montero, 2004), El silencio de los otros (Almudena Carracedo y Robert Bahar, 2018) o Horacio, el último alcalde (María Rodríguez y Mariano Agudo, 2021). También os dejo al final del artículo el cartel de `Memoria en 24fps´ para que os animéis a asistir a las siguientes tres proyecciones para seguir reconstruyendo la memoria.
Por un periodismo, por una cinematografía y por una voz comprometida con la Memoria Democrática. Pico Reja no es una película para informar, es una película para reflexionar, no siendo un relato histórico sino un lugar donde reconstruir y tratar de vendar los traumas del pasado, hecho estrictamente necesario para comprender el presente de una España herida y en deuda con los represaliados.
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