Cuando hablamos de presupuestos participativos nos referimos a “una herramienta de democracia deliberativa o democracia directa que permite a la ciudadanía incidir o tomar decisiones referentes a los presupuestos públicos. Es un proceso de consulta y diálogo entre la comunidad y las autoridades sobre cuáles son las prioridades de inversión de un municipio”. (Wikipedia)
Redacción
Publicado en Noviembre 2017 en el Número 8 de la edición impresa
El ideario ideológico de los presupuestos participativos como concepto y práctica política se remonta al año 1989, con su puesta en marcha en el municipio de Porto Alegre, Brasil, con Raúl Pont de Alcalde (Partido dos Trabalhadores), ideólogo visionario del concepto. De Porto Alegre se extienden sobre todo por América Latina y Europa.
Córdoba fue pionera en introducir los presupuestos participativos en su gestión municipal, ya en el año 2001 en el mandato gobernado por IU, como primera capital de provincia y uno de los municipios pioneros en el mundo, al lado de otros dos municipios andaluces, Puente Genil y Las Cabezas de San Juan. Un hito histórico que, a pesar de la demanda ciudadana, no ha tenido continuidad en posteriores mandatos de diferentes signos políticos, incluyendo en actual gobierno municipal.
En su inicio, los presupuestos participativos fueron implantados en nuestro municipio en las áreas de educación, cooperación e infraestructuras. En su “momento de gloria”, en el año 2005, durante el mandato de la delegada de Participación Ciudadana Inés Fontiveros, la implementación de presupuestos participativos abarcó cuatro áreas municipales (Infraestructura/Urbanismo, Presidencia, Área Social, Cultura). En la práctica, 58 asambleas de barrio (45), sectoriales (5) e infantiles (8) llegaron a deliberar 200 propuestas ciudadanas con una inversión de 8,5 millones €, un 3,6 % del presupuesto municipal.
Nuestro modelo de participación ciudadana fue presentado en múltiples eventos nacionales e internacionales, en Francia, Brasil o Perú se empezaba a hablar de Córdoba como modelo de participación ciudadana. La experiencia empezó a expandirse por docenas de municipios. Hasta 2010 España era el país europeo con más experiencias de presupuestos participativos. Con cambios de gobiernos y prioridades políticas, hubo un marcado declive de su expansión, tendencia que ha empezado a revertirse de forma especial en municipios con gobiernos de confluencia. Una suma nada despreciable de 130 millones de euros será la cuantía financiera destinada este año en los capitales de provincia que han optado por este mecanismo de democracia directa a procesos de presupuestos participativos, a través de la deliberación directa de la ciudadanía.
Ciudades como Madrid, Valencia, A Coruña o Zaragoza se han sumado a procesos de presupuestos participativos con decidida voluntad política. ¿Qué falta para lograrlo en nuestra ciudad, y en nuestro gobierno municipal? ¿O es el miedo – político o técnico – a perder capacidad de toma de decisiones, al verla compartida de forma directa con la ciudadanía, el que impide que Córdoba vuelva a ser lo que era, referente de participación ciudadana y presupuestos participativos en el mundo?
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