Ecologistas en Acción, haciéndose eco de la alarma y preocupación de numerosos usuarios y senderistas cordobeses, por los efectos generados por el aprovechamiento forestal que se ha realizado en el Parque Periurbano de Los Villares, ha inspeccionado algunas de las parcelas sobre las que se han realizado un clareo arbóreo (pináceas), en particular, en el Sendero Botánico que hay junto al Centro de Visitantes, comprobando, efectivamente, la existencia de varios tramos, significativamente modificados, por una severa y enérgica actuación forestal, más propia de otros tiempos y de otro tipo de masas forestales.
Este grupo ambientalista considera, en términos generales, compatible y necesario la gestión forestal, incluyendo el aprovechamiento de la madera así como los demás subproductos forestales. Pero parece que «cuesta entender» que la selvicultura se «debe de aplicar en distintos grados de actuación e intensidad sobre la cobertura vegetal, en base a la funcionalidad preferente que tenga la masa forestal o el conjunto de la finca en cuestión».
En el caso que nos ocupa, el Parque Periurbano de los Villares, tiene una vocación inequívoca de uso recreativo y educativo, siendo el Sendero Botánico, uno de los principales recursos educativos con los que cuenta dicho espacio natural. En consecuencia, parece claro que la prevalencia o predominancia de la función de este espacio es el uso recreativo y ambiental.
Por tanto, para Ecologistas en Acción, resulta absolutamente inexplicable una actuación forestal tan «innecesaria como incongruente». Lamentablemente, el clareo de pináceas y la eliminación por arrastre del estrato arbustivo (crucial en el monte mediterráneo), «ha supuesto una pérdida de calidad de la estructura vegetal» y un 2deterioro del paisaje forestal», que incide «negativamente en la percepción de los cientos de visitantes» que cada fin de semana visitan el espacio natural más emblemático de la Sierra de Córdoba.
Además añaden que este tipo de actuaciones forestales pueden llegar a modificar temporalmente la comunidades faunísticas, así como afectar negativamente las “invisibles redes miceliales» que hay bajo el suelo y que hace posible la formación de micorrizas, asociación de intercambio benéfico entre plantas y hongos.
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