Marzo es el mes de la escolarización. Así que hemos asistido al habitual reclamo por parte de la patronal de la enseñanza concertada, vendiendo a la ciudadanía, incluso con datos amañados un sueño ficticio de elitismo y excelencia.
La oferta concertada se ha instalado en las grandes y medianas ciudades de Andalucía y en muchas de ellas supone ya el 60% de la oferta, es decir, ha desplazado a la pública. En la provincia de Córdoba, además del centro de la capital, plagado de concertada (casi el 70%), la situación de ésta es también preponderante en el distrito de Fuensanta y en la localidad de Baena.
El derecho de los padres a elegir un centro concertado se respeta en función del mandato constitucional, pero lo que no obliga éste es a que lo paguen los demás. Es por tanto una opción política suscribir más o menos conciertos. En cuanto al derecha a recibir formación de acuerdo con las convicciones de los tutores o padres también la Constitución la reconoce y ampara, pero tampoco obliga a pagarla, y desde luego no debería plantear la asignatura de religión en los centros públicos, que deben dar una educación igual para toda la ciudadanía.
El argumento favorito de la patronal: “es más rentable”, además de falso, ya que se comparan las cifras globales; obviando el “detalle” de que el servicio más costoso es el que se presta en las zonas rurales, donde el coste se duplica o triplica; ocultando el dato revelador de que el coste en los centros standards medianos y grandes, por ejemplo de Córdoba capital, es similar.
Sin embargo en todas las calificaciones obtenidas por los centros, en las pruebas externas como el examen de selectividad, los premios académicos como el de bachillerato, etc… hay una proporción mayor de alumnado de la pública con mejores resultados; asimismo en el número de proyectos innovadores, internacionales y de calidad. Y en las evaluaciones de los sistemas educativos, como PISA, se evidencia el mayor nivel en los Estados con sistema público, como es el caso de Finlandia.
Quizás la razón fundamental, casi nunca confesada, de la elección de un concertado es la idea de selección clasista del alumnado, compartida por el sector más tradicional y conservador de las clases medias y medias altas; y asimilada por buena parte de las clases populares como medio de ascenso social. Se trata de garantizar un ambiente “homogéneo”, sin diversidad.
Y por encima de todo el imperio aplastante del neoliberalismo, aplicado por nuestro gobierno estatal y Andaluz, que busca desestatalizar todos los servicios públicos en provecho de las empresas privadas.
Fdo. Antonio Bujalance Cantero,
Responsable de Organización de USTEA.
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