- El Consejo de Distrito Sureste espera que el cartel de la Velá de este año no sea la premonición de en lo que se pretende convertir una fiesta popular que ha aunado históricamente símbolos, ideas y creencias.
- Las señas de identidad de estas fiestas, por más que se haya intentado en muchas ocasiones, nunca han podido ser ocultadas o arrinconadas, señala la organización vecinal.
El Consejo de Distrito Sureste ha emitido en la mañana de hoy una nota a modo de reflexión tras tener conocimiento del cartel anunciador de la Velá 2019, en el que aparece como único símbolo la imagen de la Virgen de la Fuensanta y el logo del 25 aniversario de su coronación canónica. En dicho cartel desaparecen por completo símbolos como el caimán u otros que engarzan más con el sentimiento popular del barrio y, sobre todo, que lo hacen sin que ningún tema, incluido el religioso, acapare el protagonismo de las fiestas. La Velá ha sido presentada esta mañana por el Ayuntamiento.
Como solemos hacer en Paradigma, os dejamos íntegramente la nota del Consejo de Distrito Sureste.
Por la íntima relación que este Consejo de Distrito ha mantenido en la historia reciente de esta tradicional fiesta popular como es la Velá de la Fuensanta y por cuanto nos vincula emotivamente a ella, vemos oportuna la siguiente reflexión. Las señas de identidad de este evento eminentemente popular e identitario no han podido disgregarse por más vaivenes pretendidos que ha habido. No en vano, la
espadaña de la iglesia y/o la imagen de la virgen junto al caimán, han ido siempre de la mano de una manera más o menos relevante. Prueba de ello han sido las estériles polémicas, siempre interesadas, cuando se ha querido hacer una instrumentalización tendenciosa de ello, invocando a la mayor o menor relevancia de los símbolos.
Sabiendo que un cartel solo es un gesto, y sin entrar en la escasa y relativa estética del de la Velá de esta edición 2019, que los signos que se lanzan, son señales, eso es algo inequívoco.
Así pues, solo esperamos que esta señal no sea la premonición de una línea que ya lamentamos en otro tiempo reciente, de lejanía y falta de aprecios. Nuestros barrios, nuestra ciudad, andan huérfanas de más energías positivas y talantes que trabajen para el encuentro a favor de todas las personas, sean de la línea de pensamiento que sean, porque a todas habrá que servirles. Para ello la experiencia debería servirnos de algo.
Si entretanto, los símbolos fueran respetados, ¡Cuánto mejor nos iría! Y cuantas energías aprovecharíamos.
NOTA: Ojalá y todos los símbolos, el caimán incluido, obtengan el espacio que este año han merecido otros inéditos hasta ahora. Gestos así harán que la fiesta sea más inclusiva.
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