Desafortunadamente, nos encontramos con casos recurrentes en todas las ediciones del calendario. La discriminación en sus diversas manifestaciones se ha enquistado en nuestra sociedad, sin que los poderes públicos competentes se sientan interpelados por ello, y sin que tampoco veamos grandes muestras de desasosiego en la mayoría de vecinos/as cordobeses/as al respecto. Podemos destacar algunos ejemplos de la edición de este año que corroboran esta percepción.
Los meses de febrero y junio dan cuenta de cómo las personas de origen migrante sufren vulneraciones de derechos durante todo su periplo migratorio, desde que llegan a nuestras fronteras hasta incluso cuando pasan por el sistema protección, como es el caso de los/as menores no acompañados/as. Así, el año 2022 “celebramos” el triste 8º aniversario de la tragedia del Tarajal sin que se hayan depurado responsabilidades y ni pedido perdón por ello, y lo que es peor, hemos visto repetirse sucesos muy similares que parece que volverán a quedar impunes y acumularse cifras indignantes de personas muertas y desparecidas en la Frontera Sur (1901 el pasado año). En cuanto a los/as niños/as que migran solos/as, la concatenación de atentados contra su dignidad que caracteriza su trayectoria durante la minoría de edad se ve coronada por la situación de abandono e incertidumbre que deben afrontar al salir el sistema de protección cuando cumplen la mayoría de edad.
Los desahucios siguen siendo la cara más dura de la ausencia de garantías para el derecho de acceso a una vivienda digna, como se denuncia en los meses de marzo y abril. Ni siquiera aquéllos que se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad, como pueden ser las familias con menores a su cargo o las que residen en el parque público de vivienda social se libran de la espada de Damocles de los desahucios.
La pobreza por su parte es una lacra estructural en nuestra sociedad (mes de octubre). Estadísticas como que más del 32% de la población andaluza se encuentre en situación de pobreza o que 4 barrios cordobeses estén entre los más pobres de España así lo atestiguan. Sin embargo, los servicios sociales disponibles son totalmente insuficientes para ni siquiera paliar este contexto de grave exclusión (meses de julio y noviembre).
Y qué decir de la discriminación de género. Sus manifestaciones más graves, la violencia machista y la sexual, han golpeado un año más sin descanso a la provincia de Córdoba durante el 2022 (meses de mayo y agosto).
Por último, en el mes de diciembre recordamos que el sistema penitenciario es un verdadero agujero negro para los Derechos Humanos. Nunca hay que olvidar que las personas presas son todavía ciudadanas, y los únicos derechos fundamentales que deben tener limitados son los que indique la sentencia condenatoria. Pero, en unos tiempos donde el populismo punitivo se ha convertido en un mantra social y político dominante, muy pocos se atreven a alzar la voz ante las vulneraciones de derechos que acontecen en las cárceles.
Por todo lo anterior, por supuesto nos parece oportuno y necesario reservar una fecha concreta al año para reivindicar la erradicación de todas las formas de discriminación. Aunque, tal como recordamos desde la APDHA, lo realmente imprescindible es que la sociedad civil y la ciudadanía en general nos movilicemos en esta lucha todos los días del calendario.
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