La Voz de Paradigma. Redacción
Publicado en Número 10 de la edición impresa (Feb/Mar 2018)
En casi todos los medios de comunicación se repite a través de numerosos altavoces que “el Producto Interior Bruto (PIB) de España creció un 3,1% en 2017 y suma cuatro años seguidos de crecimiento”. El Gobierno, medios públicos a su servicio y la prensa propiedad de grandes fortunas, bancos y fondos de inversión martillean la idea de que “hemos” salido de la crisis basándose casi exclusivamente en estos datos. Cabría preguntarse si este crecimiento u otros datos macroeconómicos son por sí mismos garantía de que esa recuperación económica y social es real. Creemos que la respuesta es tan simple como evidente: NO. Y el motivo de esta profunda negación también es sencillo: ese crecimiento económico del que tanto fanfarronean se está yendo al bolsillo de una minoría privilegiada, y esto es así a escala global, estatal, regional y local. Trataremos de exponerlo a través de diversos datos esclarecedores que no suelen encontrar tanto eco en las declaraciones de ciertos políticos y sus habituales pregoneros;
Solo ocho personas acaparan la misma riqueza que la mitad más pobre del planeta según datos de un informe de Oxfam Intermon de enero de este año. En 2017, el 1% más rico acaparó el 82% de la riqueza generada durante el año. Se calcula que los países en desarrollo pierden 100,000 millones de dólares cada año como consecuencia de la evasión fiscal de grandes empresas a través de paraísos fiscales.
El 1% de los españoles posee el 21,1% de la riqueza de todo el país, según recoge el informe internacional “World Inequality Report” de 2018, que cuenta con la participación de 100 académicos de todo el mundo. Intermon Oxfam eleva ese porcentaje al 25,1%, pero si abrimos un poco el abanico, el 10% más rico concentra más de la mitad de la riqueza nacional (53,8%). En 2016, España ya superó sus peores niveles de personas en situación de indefensión, con más de 10,2 millones de ciudadanos cuyas rentas se sitúan por debajo del umbral de pobreza. La tasa de pobreza alcanzó el 22,3% de la población, la mayor desde 1995 y la tercera más alta de la UE, igualando la de Lituania y solo por detrás de Rumanía y Bulgaria. Pero podemos explicarlo de otra forma para el conjunto de España: el número de ricos con patrimonios superiores a 30 millones de euros se duplicó durante los años de crisis. Las personas con ese patrimonio declarado han pasado de 233 a 508 en los siete últimos años. Es la prueba inequívoca de que las crisis sistémicas son utilizadas por las élites económicas para enriquecerse a un ritmo superior a otros momentos mientras el grueso de la población paga la factura de sus excesos. El negocio perfecto.
Al margen de una desigualdad crónica en cuanto a la tenencia de propiedades, la renta media de los andaluces entre el 2006 y el 2010, lo que se considera la primera etapa de la crisis, aumentó un 17% para el 10% de los andaluces más ricos mientras que disminuyó en un 41% para el 10% de los habitantes más pobres de Andalucía según otro estudio de la Universidad de Cádiz (UCA). Es muy difícil encontrar estudios similares en los últimos años. Casi siempre que se habla de desigualdad en Andalucía, se encargan informes comparativos con el resto de España. Y es cierto que las cifras para Andalucía y Córdoba respecto al resto de España también son preocupantes concluido el año 2017. El Observatorio de la Desigualdad de Andalucía (ODA), cuyas conclusiones se extraen a partir de datos del INE y Eurostat, cifra la Tasa de Riesgo de Pobreza y Exclusión Social en el 43,2%. La nuestra es la Comunidad Autónoma con los peores datos frente al 28,6% de media nacional, pero lo más desalentador es la tendencia de los últimos años. Esta tasa, que mide el nivel de pobreza o desigualdad, fija el umbral en unos 9.000 euros anuales per cápita, y era de 31,6% en el inicio de la crisis, en 2008.
El profesor de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Sevilla, Carlos Arenas, clavó el diagnóstico que explica por qué “la identidad andaluza es la desigualdad” o por qué en nuestra comunidad cualquier aumento de las desigualdades es superior al resto. El origen está en quienes son los dueños del “cortijo andaluz”: “primero vinieron los señores feudales, luego los señoritos y ahora tenemos al PSOE”, y todos “le pusieron barreras al desarrollo”. Hasta el siglo XIX, la economía andaluza superaba en riqueza a la vasca o catalana, pero “quienes poseían esa riqueza no apoyaron la diversificación de la economía y actuaron solo en favor de sus intereses, en lugar de hacerlo por el de las clases populares andaluzas […] El PSOE ha seguido funcionando como los grandes señores de la conquista castellana”.
Si nos ceñimos a nuestra ciudad, los números en cuanto a desigualdad son parecidos pero, además, tenemos el agravante de que PGE para el 2017 que el Gobierno Rajoy pactó con Ciudadanos nos dejaron a la cola del país en cuanto a inversiones, que cayeron en Córdoba un 8% en relación a 2016. De 62,9 millones, se pasó a 57,8. Esto quiere decir que cada cordobés recibe 73,12 euros, la cifra más baja por habitante de todo el país.
Esperamos que este aluvión de cifras lleve al lector a la cuestión más obvia: ¿Para qué demonios nos sirve crecer si el beneficio se lo llevan unos pocos, los mismos, mientras el resto se estanca o empobrece?
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